Urbanismo y alcaldadas
Cuando de aqu¨ª a unos a?os, la historia de dos ciudades desempa?e tanta confusi¨®n y tantos abusos, la gente contemplar¨¢ intrigada dos mausoleos desolados y chuscos: En este lugar ni siquiera reposa la memoria de su cabezoner¨ªa. Quiz¨¢ entonces, una divisi¨®n de excavadoras demoler¨¢ esa arqueolog¨ªa de desperdicios, y si algo se salva, ser¨¢ el hedor del estrago. C¨®mo se nos ha encrespado la semana: el Valencia ca¨ªdo por un pelo en San Siro; el Benacantil, sentenciado por un alcalde que vive en soledad su nostalgia de otros tiempos; y El Cabanyal partido en dos por el tajo de la avenida de Blasco Ib¨¢?ez y ofrendados sus despojos, a la expropiaci¨®n. Alcaldesa y alcalde de Valencia y Alicante echaron mano de la mayor¨ªa absoluta, para ponerse a salvo de la dial¨¦ctica, que tanto les atemoriza: o les faltan argumentos, o son muy fr¨¢giles, o no sienten respeto alguno por los portavoces de la oposici¨®n ni por amplios sectores ciudadanos. La mayor¨ªa absoluta es muy legal, pero no legitima ni desplantes, ni menosprecios, ni sospechosas retiradas. Comportamientos as¨ª, poco a nada tienen que ver con la democracia: ambos est¨¢n en olor p¨²trido y trasnochado de alcaldada, es decir, en la comisi¨®n de acciones arbitrarias, con abuso de poder.
En el pleno municipal del martes, en el Ayuntamiento alicantino, el socialista Jos¨¦ Antonio Pina, y Camino Remiro, de EU, en consecuencia con sus razonamientos, reiteradamente expuestos, se manifestaron en contra de la firma con la Agencia Valenciana de Turismo que contratar¨¢ la ejecuci¨®n de las obras, del Palacio de Congresos, en el monte Benacantil. Y entonces se produjo un hecho, sin precedentes en las sesiones plenarias de las corporaciones democr¨¢ticas: el alcalde, Luis D¨ªaz Alperi, no quiso, no supo o no pudo articular una respuesta. Simplemente, procedi¨® a la votaci¨®n, y emprendi¨® la 'huida', eso s¨ª, por la puerta trasera, entre las protestas de unos cuarenta o cincuenta ciudadanos que no escucharon el resultado de la votaci¨®n. Las protestas devinieron insultos y descalificaciones, algunos demoledores: 'Alperi engorda en la Administraci¨®n p¨²blica y se endeuda en la privada', o 'Manos arriba, esto es un atraco'. Mientras el portavoz del PSPV declar¨®: 'Es un ejemplo m¨¢s del desprecio y la prepotencia del PP hacia las instituciones y los ciudadanos'.
Tres d¨ªas despu¨¦s, Rita Barber¨¢ y su equipo de gobierno zanjaron la remodelaci¨®n del barrio de pescadores de El Cabanyal-Canyamelar, sin prestar atenci¨®n alguna a otras alternativas. Finiquitado est¨¢ el tema y cumplidos el ¨²ltimo tr¨¢mite, en el pleno municipal, sin m¨¢s contemplaciones. Por supuesto, tambi¨¦n se protegieron en el b¨²nker de la mayor¨ªa absoluta, que de poco vale el di¨¢logo y la posibilidad de buscar otras soluciones. La derecha dura y asilvestrada de siempre golpe¨® con la puerta en las narices a los movimientos vecinales: son los due?os de la finca, y han pretendido criminalizar -se lo espet¨® con contundencia la portavoz socialista Ana Noguera- a cuantos han defendido El Cabanyal: profesionales reconocidos, asociaciones ciudadanas, 'han practicado el acoso y derribo a la Sindicatura de Greuges, y se han cargado al t¨¦cnico de la Consejer¨ªa de Cultura que emiti¨® un dictamen cr¨ªtico con el proyecto'. Y Antonio Montalban, de EU, conf¨ªa en que los tribunales les pare los pies. Son demasiados y muy ostensibles los desmanes cometidos. Son, en Valencia y en Alicante, un verdadero esc¨¢ndalo.
Pero a¨²n hay mucha tela que cortar. No va a ser f¨¢cil realizar los descabellados proyectos, que atentan contra el patrimonio hist¨®rico, cultural y natural de todos los valencianos. Y hay muchos contenciosos y muchas acciones c¨ªvicas por delante. Mientras, observen y escuchen el d¨²o del alcalde y a la alcaldesa: Anoche tuve un sue?o, anoche so?¨¦ que comet¨ªa churros colosales como en el franquismo. Pero, ?qu¨¦ intereses ocultan?. La historia, ya les va preparando el vertedero. Pero, aligere usted, se?ora.
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