Liga, dulce Liga
A ¨²ltima hora el Real Madrid ha cuadrado sus cuentas. Despu¨¦s de una incierta aventura ha conseguido sobrevivir a un a?o postelectoral marcado por dos necesidades opuestas: pagar deudas y seguir creciendo.
La historia comenz¨® en verano con la costosa abducci¨®n de Figo, uno de los jefes de la tribu barcelonista. Con ese golpe de mano, el candidato Florentino P¨¦rez alcanz¨® varios objetivos: entr¨® en el santuario blaugrana, secuestr¨® a uno de sus chamanes, gan¨® las elecciones y modific¨® la tendencia que en el curso de los ¨²ltimos treinta a?os se hab¨ªa convertido en una patente: esta vez, el pr¨®ximo Bal¨®n de Oro, es decir, el crack del momento, no estar¨ªa necesariamente en el Barcelona.
Atrapado por el magnetismo del fetiche, el madridismo pas¨® los primeros meses volando de una nube a otra. Descolg¨® la bufanda, volvi¨® a llenar el Bernab¨¦u y presenci¨® lo que parec¨ªa una transfiguraci¨®n del viejo Madrid: sigui¨® sus primeras evoluciones con una mezcla de ansiedad y pasi¨®n, le vio buscar desesperadamente un estilo propio, y disfrut¨® hasta donde pudo del encanto de la novedad. As¨ª, vibr¨® con el primer partido ante el Leeds, se entusiasm¨® con el fulgurante segundo tiempo ante el Oviedo y se entreg¨® sin reservas al embrujo portugu¨¦s del sedicente campe¨®n.
En realidad aquellos festivales de invierno fueron enga?osos; s¨®lo demostraron que el Madrid sab¨ªa jugar a favor de corriente. Nadie pod¨ªa discutir que bajo el influjo de cierto estado de ¨¢nimo parec¨ªa una fuerza incontenible. Era un equipo nacido para la euforia.
Luego, en el ¨²ltimo tercio del campeonato, empezaron a aparecer sus limitaciones. Sus enormes lagunas de concentraci¨®n, ya fuera ante el Galatasaray o ante el Espanyol, le conduc¨ªan a enredos y laberintos. La conclusi¨®n era demoledora: lo que al Madrid le costaba siete toques, los dem¨¢s lo hac¨ªan en dos patadas. Adem¨¢s, cualquier bal¨®n de tr¨¢mite que cayese en poder del contrario, ya fuera un saque de banda, un saque de esquina o un saque neutral, se transformaba en una bomba de relojer¨ªa. Fue entonces cuando se confirm¨® que su rendimiento era una propiedad c¨ªclica. Se mov¨ªa sospechosamente entre la inspiraci¨®n y el desorden.
A pesar de todo sus enemigos no pudieron replicar a tiempo. Mientras Valdano abr¨ªa la libreta de fichajes para la temporada 2002 y Florentino se atrincheraba ante la caja fuerte, ha liquidado la Liga.
En realidad sus poderes reivindican la naturaleza matem¨¢tica del campeonato y sobre todo su esencia ambivalente. Nadie puede discutir que se ha valido de los dos efectos tradicionales en el dominio de los estrategas: la superioridad propia y la debilidad ajena.
Como se sabe, esa es la materia de la que se fabrica el campe¨®n.
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