El inexistente Real Madrid
Desde el Real Madrid campe¨®n de Liga en 1997 a este nuevo Real Madrid se ha producido una transformaci¨®n de sustancia. Dos han sido las mol¨¦culas que han cambiado la composici¨®n gen¨¦tica del campe¨®n 2.000-2.001. Una es Florentino P¨¦rez y la otra Luis Figo. Entre ambas salt¨® esta temporada el arco de 10.000 millones de pesetas con el que se cruza desde el mucho dinero a la desmesura, desde los l¨ªmites de un gran contrato al territorio de la ficci¨®n.
Hace a?os que el f¨²tbol hab¨ªa ingresado en la naturaleza del negocio. Efectivamente con el Real Madrid se pod¨ªan ganar cientos o miles de millones pero todav¨ªa esa fuente de oro pertenec¨ªa al orden del paisaje real. Lo nuevo ahora es que el f¨²tbol, con el Real Madrid a la cabeza, ha pasado a la esfera de la ficci¨®n. Porque cada vez m¨¢s lo que el Real Madrid gana como club se corresponde menos con lo que el Real Madrid gana como equipo que con su imagen de Real Madrid. La imagen es ahora todo lo que importa: para vender, para hipotecar, para prosperar, para sobrevivir.
El Real Madrid en cuanto equipo ha dejado de ser una entidad a la que referirse hist¨®ricamente. O mejor: como entidad, el Real Madrid, una vez que ha hecho historia, ha dejado de pertenecer a la historia. Ahora ya es todo ilusi¨®n. De esa manera el Real Madrid que gana o pierde es una entelequia fatalmente expuesta a la incesante metamorfosis de sus alineaciones, a los cambio continuos de sus camisetas, a la infinita circulaci¨®n del nombre por el merchandising, a la extensa mixtificaci¨®n de su hinchada por el planeta, desde Sur¨¢frica a Jap¨®n, desde Melbourne a San Diego. El Real Madrid ha dejado de pertenecer al orden de lo f¨ªsico para hacerse s¨®lo ficci¨®n, imagen de s¨ª mismo. No puede distinguir a su afici¨®n porque la afici¨®n se ha confundido con la poblaci¨®n del mundo, no juega f¨ªsicamente en el Bernabeu sino en los millones de pantallas traducidas en las im¨¢genes de centenares de canales y en la articulaci¨®n de mil idiomas. Es el mejor equipo oficial del mundo y no puede competir m¨¢s en este mundo. Consecuentemente, el Real Madrid no juega ya con la realidad de su historia sino s¨®lo con la mitolog¨ªa. Hasta ahora del Real Madrid se dec¨ªa que era un deudor de su historia pero ahora ha llegado el momento de presentarse como acreedor. O dicho de otro modo: el Madrid ha sido un subordinado de su historia mientras ha existido, pero ahora ya no existe y lo que se hace es explotar el inagotable fil¨®n de la imaginaci¨®n. ?Desde cuando? Desde que Florentino P¨¦rez y Figo formaron el arco voltaico que proyecta la imagen del irreal Madrid. La imagen de su imaginario (fuera del tiempo, fuera del c¨¢lculo razonable, al margen de la competici¨®n) como una forma m¨¢s, en clave deportiva, de las estrategias financieras dentro del nuevo capitalismo de ficci¨®n. Dentro de ello, el t¨ªtulo de Liga es un fulgor, es decir: anticipado al tiempo, inapelable.
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