El Atl¨¦tico usa a Torres de parapeto

Con el partido anclado en el empate y el p¨²blico mostrando los s¨ªntomas propios del enfado y la impaciencia, Carlos Cantarero levant¨® la mano derecha y, dirigi¨¦ndose al trozo de banda donde se ejercitaban los suplentes, se?al¨® al juvenil Fernando Torres. Los aficionados del Atl¨¦tico ya llevaban unos minutos recurriendo al ¨²nico lenguaje universal conocido en el f¨²tbol para mostrar la ira y la desesperanza acumulada: pitar con fuerza en direcci¨®n a los responsables del desaguisado. Y el Atl¨¦tico, desde su entrenador hasta el mismo due?o, sintieron que necesitaban un parapeto: Fernando Torres.

Y la medida funcion¨®. Desde el mismo instante en que Cantarero hizo el gesto con la mano, desde que Fernando Torres corri¨® a toda velocidad en busca de su t¨¦cnico, antes incluso de que se consumase el deb¨² del chaval de 17 a?os, los problemas del Atl¨¦tico, que hab¨ªa jugado poco y mal, se arreglaron. No s¨®lo fue que el Calder¨®n se apaciguara por las ganas de ver al chaval, es que los otros jugadores, sus nuevos compa?eros, cambiaron de actitud al verle cerca. Y antes de que Torres llegara a saltar al campo, Luque acert¨® a romper la espesa actitud defensiva del Legan¨¦s con un bonito gol desde fuera del ¨¢rea. Conseguido el 1-0, Cantatero volvi¨® a mandar a la banda a Torres. Esper¨® ya diez minutos antes de hacerle debutar. Apenas se le vio al chico. Pero como el Atl¨¦tico no buscaba el f¨²tbol del chico, sino su aura apaciguadora, tampoco le import¨®.