Treinta heridos en una noche de violencia racial al norte de Manchester
La xenofobia entra en la campa?a electoral
Los abusos raciales entre las comunidades blanca y asi¨¢tica y los enfrentamientos de ambas con las fuerzas del orden no son nuevos en Oldham, ciudad del ¨¢rea metropolitana de Manchester y una de las zonas m¨¢s deprimidas del norte de Inglaterra. Pero el nivel de violencia del fin de semana cogi¨® a los l¨ªderes comunitarios y a la polic¨ªa por sorpresa. En los disturbios se registraron 30 heridos, incluidos 20 agentes del orden, y fueron detenidas 25 personas.
La violencia se desat¨® cuando j¨®venes blancos, presuntamente afiliados a la extrema derecha del Frente Nacional, lanzaron ladrillos contra varias viviendas de asi¨¢ticos en el centro de Oldham. Horas antes y a poca distancia, elementos de la extrema derecha se enzarzaron en una pelea con sus enemigos, adolescentes de familias procedentes de Pakist¨¢n y Bangladesh.
Estos ¨²ltimos se echaron a la calle en gran n¨²mero, hasta 500 seg¨²n la polic¨ªa, cargados de ladrillos, piedras, c¨®cteles m¨®lotov e incluso armas de fogueo. A diferencia de sus padres, ya no toleran los abusos racistas, se sienten desprotegidos por las fuerzas del orden y reclaman el control de sus guetos. Lo lograron durante seis horas en la madrugada del domingo. Los manifestantes quemaron veh¨ªculos, lanzaron c¨®cteles m¨®lotov contra media docena de pubs y piedras y ladrillos contra la polic¨ªa. Muchos temen la reanudaci¨®n de los disturbios en d¨ªas sucesivos, jornadas soleadas y festivas en el Reino Unido.
Simon Hughes, del Partido Liberal-Dem¨®crata, responsabiliz¨® ayer a la oposici¨®n conservadora de azuzar la tensi¨®n racial en Oldham y otras localidades con un fuerte contingente de poblaci¨®n de color con su reaccionario discurso en materia de inmigraci¨®n. 'Debemos tener cuidado con nuestro lenguaje. No ayuda y en algunos casos bien podr¨ªa incitar a la gente a pensar que pueden actuar frente a los problemas con un lenguaje, actitud y comportamiento intolerantes', dijo. William Hague, l¨ªder de los tories, desminti¨® las acusaciones y Jack Straw, ministro laborista del Interior, se mantuvo a distancia de la pol¨¦mica. Pero, inevitablemente, las cuestiones de ley y orden y la relaci¨®n entre inmigraci¨®n y racismo pasar¨¢n esta semana a un primer plano de la campa?a electoral.
Los disturbios del s¨¢bado se suman a un espiral de violencia, a menudo protagonizada por j¨®venes asi¨¢ticos. La poblaci¨®n blanca del ¨¢rea denuncia la existencia de guetos donde la minor¨ªa de color -cerca del 11% del total de la poblaci¨®n- les niega la entrada. La tensi¨®n es, adem¨¢s, aprovechada por el Frente Nacional que env¨ªa refuerzos para contener o, m¨¢s bien, provocar, a unos j¨®venes que no participan del bienestar econ¨®mico del pa¨ªs en general. El nivel de desempleo entre las familias de Pakist¨¢n y Bangladesh se estima en torno al 38%, cinco veces m¨¢s que sus vecinos blancos. Diversas iniciativas fomentan la educaci¨®n y creaci¨®n de empleo en esta ciudad norte?a que anta?o era uno de los n¨²cleos m¨¢s pr¨®speros del sector algodonero y textil.
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