La boda del arzobispo Milingo por el rito de la iglesia Moon conmociona al Vaticano
El purpurado de Zambia se cas¨® en Nueva York mientras el Papa rezaba por ¨¦l en Roma
En la plegaria realizada por Juan Pablo II junto a los fieles de una parroquia romana que ayer visit¨®, se pidi¨® por "aquellos que, pese a haberse alejado de la fe, obran en la caridad y la justicia, para que puedan volver a escuchar la palabra de Dios dispuesto siempre a la reconciliaci¨®n".
No parece que el arzobispo em¨¦rito, conocido en Italia por su triunfal actuaci¨®n en el Festival de San Remo en 1997, y por un excelente disco compacto titulado Gobudu Gobudu (Borracho), adem¨¢s de por sus ritos curanderos, est¨¦ pensando en una reconciliaci¨®n. Todo apunta a que la decisi¨®n extrema de casarse en una ceremonia de la secta Moon con una doctora coreana a la que no conoc¨ªa es la venganza definitiva del prelado contra toda la Curia romana que le ha mirado "por encima del hombro".
Tras la ceremonia, en el hotel Hilton de Nueva York, el arzobispo Milingo justific¨® ayer su decisi¨®n por sus irreconciliables diferencias con el Vaticano, informa Isabel Piquer. "Los que tenemos poderes m¨ªsticos somos unos incomprendidos", dijo. "Yo recib¨ª estos poderes cuando estaba en Roma en 1973. Una sombra cay¨® sobre m¨ª y una voz me dijo que fuera predicando la palabra de Dios. Cientos de miles de personas acudieron a m¨ª y eso empez¨® a molestar a la Iglesia. Pensaron que yo quer¨ªa ser el Mes¨ªas de ?frica. Me mandaron al Vaticano con el pretexto de que el Papa quer¨ªa verme, aunque eso tard¨® un a?o y dos meses, y me prohibieron volver a mi diocesis".
El caso Milingo amenaza con amargar la etapa final del pontificado de Juan Pablo II, quien, seg¨²n fuentes pr¨®ximas a la Santa Sede, se enter¨® hace pocos d¨ªas, por boca del Secretario de Estado, el cardenal Angelo Sodano, de la intenci¨®n del prelado. Nacido en una familia zul¨² de Zambia hace 71 a?os, Milingo se ha distinguido en su carrera religiosa por su escasa sujeci¨®n a la normativa eclesi¨¢stica.
Los especialistas en cuestiones vaticanas no se pon¨ªan ayer de acuerdo sobre el alcance de la decisi¨®n de Milingo. Mientras algunos aseguraban que no ser¨ªa excomulgado, sino s¨®lo suspendido, otras fuentes auguraban excomuni¨®n autom¨¢tica. Algunos comparaban la hondura de la crisis a la causada por el cisma del obispo franc¨¦s Marcel Lefebvre.
La ca¨ªda de Milingo ha sido tan fulminante como fue su ascensi¨®n. Analfabeto hasta los 12 a?os, entr¨® en el seminario en Zambia y a los 39 era nombrado por Pablo VI arzobispo de la di¨®cesis de Lusaka, con buenas expectativas de obtener la p¨²rpura.
Milingo y su gran carisma como conductor de ritos exorcistas y pr¨¢cticas que lindan con el curanderismo preocup¨® a Roma, que opt¨® por atraerlo al centro de poder para tenerlo bajo control. Estimado por Juan Pablo II, Milingo es jubilado precipitadamente de Lusaka y se le nombra delegado del Consejo Pontificio de los Emigrantes. Pero Milingo sigue viendo enfermos y celebrando misas multitudinarias. La distancia con la Iglesia aumenta y pasa sus ¨²ltimos d¨ªas en Italia encerrado en un peque?o apartamento cerca de Roma.
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