60 parejas y un ex presidente de Guatemala

Para el reverendo Sun Myung Moon y su mujer, la de ayer fue una boda pr¨¢cticamente ¨ªntima: tan s¨®lo 60 parejas. Una minucia si se la compara con los siete millones de personas que el l¨ªder de la secta Moon cas¨® hace cuatro a?os en el estadio RFK de Washington. Pero a¨²n as¨ª, la modesta ceremonia que uni¨® en matrimonio, entre muchos otros, al arzobiso Emannuel Milingo con la acupunturista coreana Maria Sung sigui¨® todo el rito, la parafernalia y el kitsch que requieren estos eventos.

La sala de baile Trianon del hotel Hilton, en pleno centro de Manhattan, sin duda una de las obras menos conocidas del estilo rococ¨® neoyorkino, tirando a feo, estaba hasta los topes. No hab¨ªa sitio para tanto vestido de novia, todo un derroche de volantes, sat¨¦n y bordados. Era el punto final de la gira que ha llevado a cabo el reverendo Moon por los 50 estados norteamericanos en busca de nuevos fieles, muy especialmente en las iglesias negras del pa¨ªs.

En los cinco minutos de ensayo, el maestro de ceremonias dio la pauta a seguir. 'Cuando el reverendo os bendiga en coreano ten¨¦is que constestar un s¨ª alto y fuerte'. Emoci¨®n en la sala. Las parejas. 'de todas las religiones y razas' sonrieron. El arzobispo Milingo, con riguroso frac negro y clavel rojo en el ojal, mir¨® a su futura esposa, tocada de tiara de circonios -o algo similar- y envuelta en inmenso vestido. Unas pocas novias s¨®lo pudieron estrechar la foto del amado, en marco de oro y gesto apacible, ausente de su propia boda por alg¨²n que otro impoderable.

Hubo rezos y discursos sobre la paz en el mundo para preparar el ambiente. A la media hora apareci¨® el matrimonio Moon, tambi¨¦n conocido como 'los aut¨¦nticos padres de la humanidad'. ?l de smoking, ella de blanco. Subieron al estrado y se sentaron en dos sillas doradas ante un biombo de floripondios antes de volver a levantarse y salpicar de agua bendita a los asistentes enfervorizados.

La primera fila de matrimonios, donde adem¨¢s de Milingo estaba el reverendo George Stallings, que fue excomulgado de la iglesia cat¨®lica en 1990 por crear su propia parroquia en Washington, tuvo derecho a anillos especiales 'de oro, para significar la pureza de su uni¨®n'. Otros cuantos rezos, esta vez en coreano, y un largo am¨¦n pronunciado con voz ronca y cavernosa por el reverendo, terminaron el evento. Los Moon se retiraron entre los aplausos al son del Aleluya de Haendel.

Con foto familiar incluida, la boda apenas dur¨® una hora. Todo estaba perfectamente organizado y coreografiado. Tan organizado que en el comunicado de prensa que se distribuy¨® antes de la boda ya figuraba, en tiempo pasado, la presencia de un 'amplio contingente de periodistas, sobre todo italianos y del resto de Europa'. Que no se diga que la secta Moon deja la cosas al azar.