Exorcista, curandero, cantante
El prelado africano celebra rituales de sanaci¨®n y ha llegado a participar en el Festival de la Canci¨®n de San Remo
Al casarse por el rito del reverendo Moon, Lot Emmanuel Milingo, 71 a?os, hasta ayer obispo de la Santa Iglesia Cat¨®lica Romana, ha demostrado nuevamente su inclinaci¨®n al espect¨¢culo. Se le conoc¨ªan dotes musicales, la capacidad de curar o por lo menos mejorar a los enfermos, y la de exorcizar demonios del m¨¢s variado pelaje. Pero si en ninguna de estas facetas consigui¨® conmover al Vaticano, s¨ª lo ha logrado como obediente seguidor de los Moon. Algunos prelados, como Silvio Oddi, con el que mantuvo durante a?os una dur¨ªsima pol¨¦mica, habr¨¢n declarado para s¨ª, 'Ya lo dec¨ªa yo', contemplando la foto de Milingo y su flamante esposa, dispuestos a instalarse en ?frica ('Quiero dedicar todo lo que me quede de vida a ayudar y curar a mi pueblo', ha dicho el obispo desertor) y desempolvar all¨ª todo su antiguo carisma.
Oddi pertenece al grupo de los purpurados y prelados que desconfiaron siempre de Milingo. Para el cardenal no era m¨¢s que un 'brujo', un 'payaso', con sus misas espectaculares, aderezadas con rituales exorcistas o sanadores. Porque si en ?frica Milingo lleg¨® a ser una celebridad, su traslado a Roma, por orden de la Santa Sede, no deterior¨® lo m¨¢s m¨ªnimo sus habilidades. Sus misas en Roma, y en las di¨®cesis que le permit¨ªan ejercer su misi¨®n pastoral, (el cardenal de Mil¨¢n, Martini, le prohibi¨® amable pero en¨¦rgicamente que pusiera pie en su territorio), eran siempre multitudinarias. Y a su capacidad de curar se hab¨ªan confiado famosos como Giovanni Alberto Agnelli, hijo de Umberto Agnelli y heredero de Fiat hasta su muerte en 1997.
La personalidad exuberante de Milingo se hab¨ªa convertido en un quebradero de cabeza para la Santa Sede. Milingo era una verdadera promesa de la joven Iglesia africana cuando Pablo VI le nombr¨® arzobispo de Lusaka (Zambia) con s¨®lo 39 a?os, en 1969. Nacido en una comunidad zul¨² en Zambia, en 1930, el futuro exorcista conoci¨® la pobreza extrema antes que la fe cristiana, descubierta a los 12 a?os de edad. Las condiciones de vida eran tan precarias que tuvo que ir descalzo al seminario los cuatro primeros a?os de su educaci¨®n sacerdotal. A los 28, fue ordenado sacerdote. En Zambia puso en marcha cinco cl¨ªnicas ambulantes gracias a la Zambia Helper's Society, y su nombre empez¨® a sonar en el Vaticano. Pablo VI, consciente de la importancia de contar con personalidades de tanto empuje, le nombr¨® obispo de Lusaka. Un obispo peculiar, porque Milingo curaba de forma supuestamente milagrosa, y expulsaba al Maligno de cuerpos y almas, con una convicci¨®n que preocup¨® en Roma.
En 1982 fue convocado al Vaticano, para responder ante una comisi¨®n de investigaci¨®n sobre su caso. Fue sometido a ex¨¢menes m¨¦dicos y psiqui¨¢tricos, de los que logr¨® salir airoso. Las acusaciones no se limitaron a lo teol¨®gico-moral. Al parecer, al Vaticano llegaron tambi¨¦n acusaciones de robos en las arcas diocesanas. Milingo era ya conocido y admirado en toda ?frica. Pero estaba obsesionado con el demonio. 'Cada uno tiene su vocaci¨®n y su carisma, el m¨ªo es el de luchar contra el Diablo', declar¨®.
En Roma se le busc¨® un puesto tranquilo con la esperanza de que rebajara un poco su entusiasmo en la batalla contra el Maligno. Se le nombr¨® vicepresidente del Consejo Pontificio de los Emigrantes, organismo que no colmaba sus ansias pastorales. Recriminado una y otra vez por sus personales liturgias, Milingo descubri¨® al mundo en 1995 una nueva faceta: compositor y cantante. Actu¨® en televisi¨®n y grab¨® un compacto con Lucio Dalla, el famoso cantautor italiano, en zul¨². El compacto, titulado Gubudu, Gubudu (Borracho), se vendi¨® bien y el obispo prematuramente jubilado se lanz¨® a componer otras piezas de temas similares: c¨®mo resistir al alcohol, c¨®mo curarse. El ¨¦xito se repiti¨® y Milingo logr¨® ser popular¨ªsimo en Italia. Actu¨® en el festival de San Remo e hizo una tourne¨¦ con su grupo de religiosas y sacerdotes que cantaban y bailaban al son de su m¨²sica profundamente africana.
En el Vaticano fue aumentando la incomodidad hacia Milingo, al que se le rebaj¨® primero de su cargo y luego se le alej¨® del departamento de Emigraci¨®n. El obispo pidi¨® sin ¨¦xito ver a Juan Pablo II, el Papa polaco que le hab¨ªa recibido cari?osamente en Roma y dado un puesto y un sueldo en el Vaticano. Pero la frialdad hacia Milingo ha sido total en la Santa Sede en los ¨²ltimos a?os, mientras ¨¦l estrechaba cada vez m¨¢s los lazos con los Moon. En 1999 acudi¨® a Se¨²l, como invitado en una de las ceremonias matrimoniales colectivas del reverendo. Milingo ya no resid¨ªa en Roma, sino en el pueblo de Zagarolo, a una hora de la capital. Sigui¨® celebrando ritos multitudinarios y visitando a las hermanas de la congregaci¨®n que fund¨® en 1975, las Hijas del Redentor. La ruptura ha sido violenta, pero 'el Se?or', ha dicho, 'me ha llamado por otro camino'.
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