Un viaje de ida y vuelta
Al llegar al final de mi mandato como Embajador de Estados Unidos en Espa?a, es un momento oportuno para repasar brevemente la situaci¨®n de nuestras relaciones bilaterales.
La Declaraci¨®n Conjunta firmada el 11 de enero de 2001 por la entonces secretaria de Estado Albright y el ministro de Asuntos Exteriores Piqu¨¦ ocupa el primer lugar de mi lista de los acontecimientos claves en nuestras relaciones bilaterales. Creo que la diplomacia es el arte de construir relaciones basadas en la confianza. La ampliaci¨®n de la cooperaci¨®n entre nuestros pa¨ªses es la mejor forma de aumentar nuestro ya alto nivel de confianza. Ha habido acontecimientos significativos desde 1998 en muchas de las ¨¢reas de cooperaci¨®n identificadas en esta Declaraci¨®n Conjunta, por lo que refleja verdaderamente los sustanciales logros alcanzados adem¨¢s de aspiraciones futuras.
El ritmo de las consultas bilaterales ha aumentado durante los ¨²ltimos tres a?os, en los que se puede incluir dos visitas de estado por parte de S.M. el Rey y reuniones del presidente Aznar con el presidente Clinton as¨ª como gran n¨²mero de visitas a nivel ministerial. En unas pocas semanas el presidente George Bush realizar¨¢ su primera visita a Europa como presidente de los Estados Unidos y su primer destino ser¨¢ Espa?a. Esto simboliza la nueva relaci¨®n, mucho m¨¢s estrecha, como aliado especial.
Tomando nota del creciente peso de Espa?a en el escenario internacional, desde 1998 hemos identificado ¨¢reas de inter¨¦s com¨²n como la seguridad europea, en la que somos aliados formales adem¨¢s de amigos; Am¨¦rica Latina, donde los dos tenemos enormes intereses; y el Mediterr¨¢neo y el Norte de ?frica, donde la estabilidad es un importante objetivo com¨²n.
Con respecto a nuestra relaci¨®n en materia de defensa, la aprobaci¨®n espa?ola de nuestra solicitud de modernizar las Bases de Rota y Mor¨®n refleja un compromiso conjunto para hacer frente a los retos del nuevo siglo.
Nuestra cooperaci¨®n en la industria de defensa es un modelo para las futuras relaciones en defensa transatl¨¢ntica. Baz¨¢n (ahora Izan) y Lockheed Martin han vendido fragatas conjuntamente a Noruega, siendo la mayor y m¨¢s importante compra y venta de Espa?a hasta la fecha. La reciente adquisici¨®n por parte de General Dynamics de la f¨¢brica Santa B¨¢rbara promete estrechar nuestros lazos econ¨®micos e intensificar la cooperaci¨®n en materia de defensa.
Continuamos nuestro importante di¨¢logo sobre el terrorismo y la necesidad de una respuesta global a este problema y nos mantenemos unidos con todos los que se oponen a la despiadada campa?a de violencia de ETA.
El Consejo Espa?a-Estados Unidos ha ido prosperando en estos ¨²ltimos tres a?os, y su programa para 'J¨®venes l¨ªderes hispanos' ha llevado a 42 l¨ªderes hispanos de los Estados Unidos a Espa?a con el fin de estrechar nuestras relaciones a todo nivel. El Consejo tambi¨¦n ha organizado reuniones anuales con hom¨®logos latinoamericanos con el fin de fomentar el desarrollo econ¨®mico de la regi¨®n.
El proyecto del que estoy m¨¢s orgulloso es el establecimiento de la C¨¢tedra Pr¨ªncipe de Asturias de Ciencias y Tecnolog¨ªas de la Informaci¨®n. A trav¨¦s de la generosidad de Iberdrola y con el apoyo de SAR el Pr¨ªncipe de Asturias y la ministra de Ciencia y Tecnolog¨ªa, Anna Birul¨¦s, se estableci¨® esta c¨¢tedra en la Universidad de Nuevo M¨¦jico. La Universidad tambi¨¦n ofrecer¨¢ tres becas completas a estudiantes de postgrado espa?oles en ciencias de la informaci¨®n.
Tambi¨¦n hay hitos en nuestra cooperaci¨®n cultural. Desde 1998, el n¨²mero de norteamericanos que vienen a Espa?a con becas Fulbright ha aumentado en un 17%. Quisiera agradecer a todos los patrocinadores que se han unido a este programa, su generosa financiaci¨®n de nuevas becas para espa?oles que deseen estudiar en los Estados Unidos.
Asimismo se ha establecido el tercer centro del Instituto Cervantes en los Estados Unidos en el Centro Nacional de Cultura Hisp¨¢nica en Albuquerque, Nuevo M¨¦jico. SAR el Pr¨ªncipe de Asturias inaugur¨® dicho centro en octubre pasado. Esta iniciativa ayudar¨¢ a preservar nuestra com¨²n cultura e historia.
En un acontecimiento estrechamente relacionado con el anterior, resucitamos un enlace hist¨®rico inactivo desde hace mucho tiempo, mediante la conmemoraci¨®n en 1998 del 400 aniversario de la expedici¨®n de Juan de O?ate a Nuevo M¨¦jico. Este acontecimiento requiri¨® muchos meses de cooperaci¨®n bilateral. Marc¨® tambi¨¦n un importante punto de inflexi¨®n en los esfuerzos para restablecer el di¨¢logo con Espa?a tanto de los descendientes de los asentadores de O?ate como los de los indios Pueblo que estos encontraron.
No puedo concluir este breve repaso sin reconocer el papel desempe?ado por SM el Rey Don Juan Carlos, durante su reinado de 25 a?os. Debido a su inspirado liderazgo, la democracia ha prosperado en Espa?a y ha tra¨ªdo muchos beneficios al pueblo espa?ol. Espa?a es un pa¨ªs afortunado al estar tan bien representado en el mundo por la familia real.
Nuestra historia com¨²n constituye un cimiento s¨®lido para la creaci¨®n de lazos a¨²n m¨¢s estrechos en el futuro. La prueba m¨¢s evidente de esta historia es el uso continuado de la lengua espa?ola en los Estados Unidos desde el siglo XVI. Este lazo ling¨¹¨ªstico tiene su demostraci¨®n patente en una inscripci¨®n p¨¦trea dejada en el desierto de Nuevo M¨¦jico por el valiente l¨ªder de la expedici¨®n espa?ola que estableci¨® los primeros asentamientos europeos all¨ª en 1598. Su nota reza simplemente: 'Pas¨® por aqu¨ª el Adelantado don Juan de O?ate del descubrimiento de la mar del sur a 16 d¨ªa de abril a?o 1605'.
Gaspar P¨¦rez de Villagr¨¢, un miembro de la expedici¨®n de O?ate, nos dej¨® una nota m¨¢s extensa -uno de los documentos literarios m¨¢s importantes del Nuevo Mundo- su poco conocida poes¨ªa ¨¦pica de 1610, titulada Historia de la Nueva M¨¦jico. Viajaba con O?ate y Villagr¨¢ mi antepasado, Bartolom¨¦ Romero, que emigr¨® de Corral de Almaguer (Toledo) en 1580 con su esposa, Luisa Robledo L¨®pez, que era de Maqueda (Toledo). Por tanto, mi historia familiar personifica la historia com¨²n de nuestros dos pa¨ªses.
Todav¨ªa me asombro al pensar que m¨¢s de cuatro siglos despu¨¦s de que mis antepasados salieran de Espa?a camino al Nuevo Mundo, he tenido el privilegio de volver a esta tierra como Embajador de los Estados Unidos. Pero en mi coraz¨®n siento como si la familia Romero hubiera estado ausente de estas tierras s¨®lo un tiempo breve. Ha sido un largo viaje de ida y vuelta, un regalo de Dios.
A trav¨¦s de mi misi¨®n diplom¨¢tica he querido contribuir a que Espa?a y Estados Unidos se conozcan y entiendan mejor. Me gustar¨ªa haber ayudado a conseguirlo.
En nombre de mi esposa, Cayetana, y en el m¨ªo propio, doy las gracias al pueblo espa?ol por habernos hecho sentir como en nuestra casa durante estos tres a?os.
Edward L. Romero es embajador de los EE UU en Espa?a
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