Juli¨¢n R¨ªos a?ade m¨¢s fantas¨ªa a sus seis nuevos 'sombreros para Alicia'
El autor ampl¨ªa a 29 relatos su libro de cuentos publicado en 1993
Naci¨® en Galicia en 1941, conserva su deje con barba y tez morena, pero no suele alardear tampoco de que vino al mundo en Vigo. 'Para no caer en lo que yo llamo necionalismo', dice. Vive cerca de Par¨ªs, a orillas del Sena, por gusto, pero se considera 'un escritor espa?ol'. A fe que s¨ª. No podr¨ªa ser de otra manera, porque su patria parece estar en el lenguaje sobre todo, con el que juega, con el que goza, con el que hace piruetas y juegos de palabras de asombro. 'Primero, soy un escritor estilista, disfruto con el lenguaje; despu¨¦s, y creo que en esto no se me ha tratado con mucha justicia, me gusta ser considerado como un contador de historias'.
Lo ha hecho en Larva, en Amores que atan, en Monstruario, obras por las que ha sido considerado uno de los escritores m¨¢s sorprendentes en su lengua y traducido ya a 12 idiomas. Pero no s¨®lo ante la cr¨ªtica y los lectores espa?oles, 'que son muy pocos, pero muy buenos', se?ala, sino tambi¨¦n en Estados Unidos, Francia, Alemania, donde se le considera cap¨ªtulo aparte.
Ahora ha a?adido m¨¢s fantas¨ªa al libro de cuentos que ya publicara en 1993, Sombreros para Alicia, y saca Nuevos sombreros para Alicia. Se ha obsesionado por la limpieza de sus relatos: 'Creo que es un libro sin grasa. Con mucha fibra', afirma. Y sigue la senda de lo que algunos llaman vanguardia. 'Esa palabra hay que cogerla con pinzas y entre comillas porque siempre se utiliza para marginar, y los que la usan no lo hacen para integrar, sino para expulsar del c¨ªrculo al que pertenecen', cuenta.
?l habla de riesgo y respeto por el pasado: 'Yo formo parte de una tradici¨®n, vengo del tronco de Cervantes, G¨®ngora, Rebelais, Joyce, Flaubert...', se define. 'De todas formas, creo que hay que distinguir simplemente entre la literatura y los suced¨¢neos o los productos que muchas editoriales meten en sus cat¨¢logos y que se confunden con los que buscan la calidad'.
Lo hace al tiempo que observa con catalejo y desde bien lejos el mundo literario espa?ol: 'Trato de hacerlo con distancia, no pertenezco a ninguna capilla y me hace gracia esta pol¨¦mica que hay ahora aqu¨ª con los plagios. ?Por qu¨¦ se dan? Si existieran cr¨ªticos que no fueran malos, no meros publicistas de las editoriales y lectores dentro de las casas que publican que entendieran de esto, lo descubrir¨ªan r¨¢pidamente y no se dar¨ªan estos casos'.
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