La seguridad, ?una cuesti¨®n policial?
Nos lo indica la ¨²ltima encuesta de victimizaci¨®n y nos lo corroboran las cifras diarias que manejan los cuerpos policiales, la fiscal¨ªa y la judicatura: de 1998 a la actualidad asistimos a un repunte al alza de la victimizaci¨®n. El ¨ªndice actual -un 16,4% de los ciudadanos dice haber sido v¨ªctima de un hecho delictivo- no es comparable a las cifras de mediados de los ochenta -se hab¨ªa llegado al 26%-, pero lo que resulta relevante es la tendencia y la constataci¨®n de que los ciudadanos consideren la seguridad una de las cuestiones m¨¢s preocupantes.
Hasta aqu¨ª el an¨¢lisis de la realidad. Sin embargo, cuando se entra en el diagn¨®stico del problema existe una tesis fuertemente instalada en ciertos ¨¢mbitos -medi¨¢ticos y pol¨ªticos- seg¨²n la cual la clave del problema est¨¢ en la presunta insuficiencia, desmoralizaci¨®n e ineficacia de nuestros cuerpos policiales. Nada m¨¢s lejos de la situaci¨®n actual: las fuerzas policiales con competencias en seguridad en Barcelona -por el momento el Cuerpo Nacional de Polic¨ªa y, subsidiariamente, la Guardia Urbana- no s¨®lo han vertebrado un grado de coordinaci¨®n loable, sino que adem¨¢s est¨¢n alcanzando altos ¨ªndices de eficacia policial -que no de eficacia en resolver globalmente el problema- puesto que han aumentado significativamente el n¨²mero de detenciones y de casos resueltos.
La polic¨ªa poco puede hacer frente a un sistema judicial a menudo escasamente eficaz y con herramientas obsoletas
El pr¨®ximo despliegue de la polic¨ªa auton¨®mica, adem¨¢s, dibujar¨¢ el mapa de la coordinaci¨®n policial en Barcelona y su ¨¢rea metropolitana, de forma que cada administraci¨®n asumir¨¢ plenamente las competencias policiales previstas por la ley, en unas ratios que ciframos en 1,25 polic¨ªas por cada 1.000 habitantes correspondientes a la polic¨ªa local, 2,2 correspondientes a la polic¨ªa auton¨®mica y 1 correspondiente al Cuerpo Nacional de Polic¨ªa.
No es cre¨ªble que la cuesti¨®n de la seguridad sea solamente un problema de moral o de eficacia policial. La polic¨ªa hace su trabajo, pero poco puede hacer frente a un sistema judicial a menudo poco eficaz y con herramientas pr¨¢cticamente obsoletas para afrontar las nuevas realidades delictivas.
Otro dato ilustrativo: de los poco m¨¢s de 7.000 detenidos por delitos y faltas diversas entre enero y mayo del 2001, s¨®lo un 7,8% pas¨® a prisi¨®n provisional. El resto, de una u otra forma, volvi¨® a las calles de la ciudad sin ning¨²n tipo de sanci¨®n, ni posibilidad de rehabilitaci¨®n social o restituci¨®n de la falta cometida. La impunidad delictiva, sobre todo en los supuestos de faltas - en las que no incurre intimidaci¨®n o violencia-, es escandalosamente alta. Y el sistema judicial actual no es capaz por el momento de dar las respuestas que el problema requiere.
La red institucional de asistencia social y sanitaria, el sistema policial, el acuerdo y la coordinaci¨®n institucional, la pol¨ªtica de inmigraci¨®n del Estado, el sistema de tutela y rehabilitaci¨®n de menores infractores... La inseguridad debe abordarse desde todos estos frentes: mediante la prevenci¨®n, y la actuaci¨®n policial, y tambi¨¦n cin un sistema judicial realmente eficaz.
Sobre esta cuesti¨®n hay mucho por proponer y tambi¨¦n mucho por hacer. Desde el Ayuntamiento de Barcelona venimos pidiendo reiteradamente acciones concretas en diferentes direcciones. Primero, hay que pedir a jueces y fiscales el m¨¢ximo uso y la m¨¢xima eficacia posible de las herramientas y recursos -no siempre suficientes- que actualmente tienen en sus manos.
Segundo, son necesarios y urgentes ciertos cambios legales que permitan encauzar las nuevas situaciones delictivas. El paquete de medidas -que ya ha sido presentado por el alcalde y la delegada del Gobierno al ministro del Interior, sin respuesta alguna por el momento - incluir¨ªa reconsiderar qu¨¦ se considera delito y qu¨¦ se considera falta; articular inmediatamente un sistema eficaz de juicios r¨¢pidos, sobre todo en el caso de v¨ªctimas extranjeras; sancionar expresamente la habitualidad; contemplar debidamente la expulsi¨®n en caso de extranjeros con delitos o faltas graves y, en general, revisar el actual marco legal para que se ajuste a la nueva realidad.
Tercero, y no por ello menos importante, hay que seguir insistiendo en la necesidad de dotarnos de un sistema local, propio, para atajar parte del problema de la inseguridad. La Carta Municipal y su cap¨ªtulo dedicado a la justicia municipal constituyen una herramienta ¨®ptima que permite utilizar sistemas sancionadores alternativos y mecanismos rehabilitadores, sustitutivos de la prisi¨®n.
La Carta, dise?ada y aprobada en el ¨¢mbito local desde ya hace mucho tiempo, est¨¢ incomprensiblemente frenada en alguno de sus tramos en los pasillos del Congreso de los Diputados.
Empieza a ser hora de que se afronte la cuesti¨®n de la seguridad bajo las ¨®pticas correctas. Las lecturas f¨¢ciles -m¨¢s polic¨ªa es m¨¢s seguridad- pueden tranquilizar provisionalmente las conciencias de algunos, pero no sirven para resolver nada. La seguridad es una cuesti¨®n global, que afecta a todos los niveles de la Administraci¨®n y a los estamentos judiciales y que requiere respuestas en varios frentes. Es el momento, pues, de arbitrar una nueva actitud positiva hacia el tema y de buscar respuestas eficaces y consensuadas.
Carme San Miguel es concejal de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona.
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