Sotheby's vende la colecci¨®n de recuerdos de Alice Liddell, musa de Lewis Carroll
Se subastan sus fotos de ni?a, cartas del escritor y objetos personales
Lewis Carroll era el seud¨®nimo de Charles Lutwidge Dodgson, un t¨ªmido matem¨¢tico que apenas si pudo impartir sus clases o sermonear a sus feligreses cuando fue ordenado sacerdote por culpa de un pertinaz tartamudeo. Un problema de pronunciaci¨®n que no le impidi¨® divertir a su familia con los versos c¨®micos que compon¨ªa ni tampoco imaginar un mundo de fantas¨ªa a veces tan absurda como los juegos infantiles de las tres hermanas Liddell, hijas del decano del college Christ Church de la Universidad de Oxford, a las que les cont¨® las aventuras de Alicia en el pa¨ªs de las maravillas. Una de las peque?as, Alice, le pidi¨® que escribiera el relato escuchado a la orilla del r¨ªo una luminosa tarde de verano, convirti¨¦ndose as¨ª en su modelo para la inquisitiva protagonista, sumida en un sue?o donde los cumplea?os se celebran todos los d¨ªas, las reinas son gru?onas y los conejos huidizos, y que en 1865 revolucionara la literatura infantil.
La colecci¨®n particular de esa misma Alice Liddell, fotografiada por Carroll hasta los 18 a?os en una serie de instant¨¢neas turbadoras para los psic¨®logos actuales por tratarse de una menor expuesta a la mirada de un var¨®n treinta?ero, pero que representaban la cumbre de la inocencia para la sociedad victoriana, sali¨® a subasta ayer en Sotheby's. Un conjunto de recuerdos que muestran hasta qu¨¦ punto la ni?a aut¨¦ntica conserv¨® intacto el cap¨ªtulo m¨¢s memorable de su pasado. Libros con la historia de la Alicia ficticia firmados por la verdadera, y en especial una copia encuadernada por el autor con la dedicatoria: 'Para la que inspirara una feliz tarde de verano la historia de su tocaya', fueron ofrecidos al coleccionista junto con cartas originales intercambiadas por Carroll y la familia de su musa.
Para desconcierto del escritor, que la vio siempre como la ni?a de su cuento, Alice pas¨® a convertirse a los 28 a?os en la se?ora de Hargreaves. Una de las misivas m¨¢s sentidas de la venta recog¨ªa la confusi¨®n del viejo amigo de la infancia que la invita a tomar el t¨¦ con su esposo. Una cita que, en el mejor estilo galante brit¨¢nico, le har¨ªa muy feliz, 'si bien apenas puedo imaginarme que el caballero que acabo de conocer sea el marido de la persona que sigo imagin¨¢ndome de siete a?os escasos'.
Le¨ªdas con la perspectiva actual, las notas de Lewis Carroll a Alice parecen una contenida declaraci¨®n de amor, a la vez apasionado e inocente, gracias a la idealizaci¨®n de los sentimientos favorecida por el r¨ªgido entorno victoriano. El ¨¢lbum de fotograf¨ªas conservado por Alice descubre a su vez a un artista capaz de captar a las hermanas Liddell sin entrometerse en su peque?o mundo ni forzar la pose. Alicia disfrazada de mendiga o junto a sus hermanas son algunas de las im¨¢genes que bien hubieran podido ilustrar el famoso cuento.
La vida privada de Alice Liddell tambi¨¦n aparec¨ªa representada en la colecci¨®n con su alianza matrimonial -fechada el 15 de septiembre de 1880-, un tintero de cristal con sus iniciales grabadas y dos cepillos de plata. Unos objetos personales que no dejan traslucir la personalidad de una mujer que perdi¨® sin quejarse a dos hijos varones en la I Guerra Mundial. La hija del tercero es la que se ha desprendido de la colecci¨®n porque, seg¨²n asegura, se est¨¢ haciendo vieja y es m¨¢s f¨¢cil venderla que repartirla entre sus tres hijos.
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