Palestina desde Catalu?a
Salah Jamal es un palestino que lleva mucho tiempo viviendo en Catalu?a y que podr¨ªa cantar perfectamente aquello de 'no soy de aqu¨ª ni soy de all¨¢'. Jamal estudi¨® Medicina y Geograf¨ªa e Historia en Barcelona, est¨¢ casado con una catalana y tiene tres hijos nacidos en Barcelona. 'No es f¨¢cil decir de d¨®nde soy', comenta con una sonrisa. 'A los 17 a?os me fui de mi pa¨ªs y llevo 30 en Barcelona. Soy una mezcla de distintas culturas, de la musulmana y de la cristiana, de la europea y de la ¨¢rabe. Leo el Cor¨¢n, como pan con tomate y jam¨®n, y bebo en ocasiones un buen rioja. Podr¨ªamos decir que cuando voy all¨¢ soy de aqu¨ª y cuando estoy aqu¨ª soy de all¨¢'. En resumen, el autor de Aroma ¨¢rabe (libro de recetas y relatos que lleva ya varias ediciones) es fruto del mestizaje cultural voluntario. Para demostrarlo por escrito acaba de publicar dos libros: uno en ¨¢rabe, Catalu?a en cuatro pinceladas, y otro en catal¨¢n, Palestina, ocupaci¨® i resist¨¨ncia (El Jonc). El primero pretende explicar a los inmigrantes ¨¢rabes que viven en Catalu?a qu¨¦ es este pa¨ªs; el segundo, que se presenta el pr¨®ximo d¨ªa 11 de junio en el Ateneo Barcelon¨¦s (19.30 horas), es un manual pr¨¢ctico sobre la cuesti¨®n palestina y el conflicto ¨¢rabe-israel¨ª.
El palestino Salah Jamal, que lleva 30 a?os en Barcelona, ha escrito dos libros: uno en ¨¢rabe y otro en catal¨¢n
'All¨¢ suelo defender los valores de aqu¨ª, y aqu¨ª los de all¨¢', explica como si fuera un equilibrista. 'Hay mujeres de aqu¨ª que me dicen que cuando van a alg¨²n pa¨ªs ¨¢rabe les dan ganas de arrancar el velo que llevan las mujeres; pero mi madre, en Sitges, ten¨ªa ganas de dar una patada en el culo a las mujeres y a los hombres que se pasean semidesnudos. No puedes mirar aquella sociedad con ojos de aqu¨ª, ni al rev¨¦s'.
En Catalu?a, comenta Jamal, viven ahora unos setecientos palestinos. La primera oleada lleg¨® tras la Guerra de los Seis D¨ªas, entre 1967 y 1972; la segunda, tras la Guerra del L¨ªbano, en 1982, y la tercera, tras la Guerra del Golfo. 'Por desgracia, muchos palestinos se ven obligados a exiliarse', se?ala Jamal. 'En total somos seis millones, pero a m¨ª me gusta decir que somos siete, porque lo de seis en Catalu?a suena a cachondeo. Dos millones viven en Gaza y Cisjordania, un mill¨®n en Israel, dos millones y medio en Jordania y el resto esparcidos por el mundo'.
En su libro Palestina, ocupaci¨® i resist¨¨ncia, Jamal cuenta la historia de su pa¨ªs para que pueda entenderse la ra¨ªz del conflicto y el porqu¨¦ de la Intifada. 'A nosotros literalmente nos robaron la patria para construir el Estado de Israel', apunta, 'y no soy s¨®lo yo quien lo dice. Desde el historiador Arnold Toynbee hasta Noam Chomsky lo han dejado muy claro'. Al preguntarle qu¨¦ opina sobre el hecho de que los jud¨ªos se proclamen como el pueblo elegido, responde: 'Schopenhauer dec¨ªa que los jud¨ªos eran el pueblo elegido por su dios, pero a?ad¨ªa que ese dios no era el suyo. Pues tampoco es el m¨ªo. La idea es de por s¨ª racista. El Estado de Israel naci¨® como una avanzadilla del colonialismo y su misi¨®n consiste en frenar cualquier intento de cambio en la zona'.
Cuando le pregunto a Jamal c¨®mo juzga la actitud de los catalanes ante el conflicto de Oriente Medio, dice: 'La gran mayor¨ªa, si excluimos a Pujol, a los seudonacionalistas Villatoro, Culla y Rahola, y a los ac¨®litos de palacio, como m¨ªnimo comprende la situaci¨®n de Palestina y se da cuenta de que la Intifada es la insurrecci¨®n de todo un pueblo que no terminar¨¢ hasta que acabe la ocupaci¨®n militar'. Jamal opina que Arafat, al que se refiere como 'el amigo de la doctora Aslan', tiene poco margen de maniobra porque no tiene nada que ceder, considera que los asentamientos jud¨ªos ensombrecen el futuro y cree que 's¨®lo puede haber paz en la zona si se retiran de Gaza, Cisjordania y Jerusal¨¦n oriental'. Y a?ade: 'Pero tiene que haber una soluci¨®n para los refugiados palestinos. Los jud¨ªos todav¨ªa piden indemnizaciones y disculpas a los alemanes, espa?oles, etc¨¦tera. Pues nosotros tambi¨¦n las queremos. Hay mucha gente que se ha pasado la vida en campos de refugiados por culpa de la creaci¨®n del Estado de Israel y tiene derecho a una indemnizaci¨®n'.
Hablando del otro libro que acaba de publicar, Catalu?a en cuatro pinceladas, comenta Jamal: 'Cuando yo llegu¨¦ aqu¨ª no ten¨ªa ni idea de lo que era Catalu?a. Me ha costado a?os saberlo y creo que es bueno publicar un libro en ¨¢rabe para explicarlo a los que llegan ahora. As¨ª se favorece su integraci¨®n'. En su libro, Jamal habla del Bar?a, del pan con tomate, de Companys, de Pla, de Espriu. 'Les digo que en Catalu?a pueden burlarse de lo que quieran menos del Bar?a, que es casi sagrado', sonr¨ªe. ?Y de la Moreneta? 'Les digo que est¨¦n tranquilos, que sigue siendo negra'.
Jamal se muestra partidario de integrar la futura gran mezquita de Barcelona en de una especie de instituto del mundo ¨¢rabe en el que habr¨ªa exposiciones, debates y cursos, y que servir¨ªa para proyectar la cultura ¨¢rabe en Catalu?a. Sobre las pol¨¦micas opiniones de Heribert Barrera, que culpaba a los inmigrantes del declive de Catalu?a, se?ala: 'El gran problema es el de la no definici¨®n de la sociedad catalana por parte de los propios catalanes. Aqu¨ª no se defiende de verdad la identidad catalana. Por ejemplo, estuve no hace mucho en una reuni¨®n de una escuela privada de Barcelona y muchos padres dudaban si deb¨ªan aceptar una subvenci¨®n de la Generalitat por miedo a que les impusieran una clase m¨¢s en catal¨¢n. Y eran padres en su mayor¨ªa catalanes, e incluso votantes de Converg¨¨ncia. Al inmigrante, cuando llega aqu¨ª, la lengua le da igual. Tiene otras prioridades, como salir de la miseria. Es la sociedad catalana la que tiene que aclararse'.
Respecto a las colas de los sin papeles ante la Delegaci¨®n del Gobierno, comenta Jamal que son el claro reflejo de que el Gobierno de este pa¨ªs no funciona. 'Se montan colas muy largas por un rumor que dice que van a dar papeles', se?ala. 'Pues que salga un portavoz, que diga que no es cierto y se acab¨® la cola. O que los detengan a todos por ilegales. Pero como es un pa¨ªs de cachondeo, se limitan a jugar al gato y al rat¨®n. No los echan porque los necesitan, pero no saben qu¨¦ hacer con ellos'. 'Lo que est¨¢ claro', acaba Jamal, 'es que lo de las pateras no lo para ni Al¨¢ ni Dios. Mientras haya miseria all¨¢, vendr¨¢n como sea los hu¨¦rfanos de la miseria y los despojados por culpa, en parte, de Occidente'.
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