Aqu¨ª nadie regala protagonismo
Disponer de un a?o para deshojar la margarita y decidirse entre apoyar o no la moci¨®n de censura contra Jordi Pujol anunciada por Pasqual Maragall puede ser una ventaja, pero tambi¨¦n un inconveniente. Algo de esto est¨¢n comprobando los grupos parlamentarios de Esquerra Republicana (ERC) y de Iniciativa-Verds (IC-V).
Ni a los republicanos ni a los ecosocialistas les gusta ni pizca tener que colocarse tras la rueda de Maragall. Y menos en una iniciativa que se caracteriza por el protagonismo personal de quien presenta la moci¨®n de censura y se postula como candidato alternativo a la presidencia de la Generalitat. Tampoco les gusta que su posici¨®n quede como una complacencia con el Gobierno de Pujol. Ni de lejos. Ya ha pasado el momento en que ERC crey¨® que podr¨ªa mantenerse indefinidamente entre CiU y el PSC. Queda la abstenci¨®n, pero en pol¨ªtica la abstenci¨®n se parece a menudo al no sabe no contesta de las encuestas. Una posici¨®n inc¨®moda cuando se pretende estar en el ajo del futuro Gobierno catal¨¢n, que es la aspiraci¨®n com¨²n de los partidos que dirigen Josep Llu¨ªs Carod y Joan Saura.
Los dirigentes de ERC hablan a menudo de que ellos s¨®lo votar¨¢n a favor de una moci¨®n de censura si la presenta su propio grupo parlamentario. Esa posici¨®n obvia, sin embargo, que la ley exige tener el 10% de los diputados del Parlament para poder presentar la moci¨®n. Eso son 14 diputados. Y ERC s¨®lo tiene 12. Le faltan dos. La eventualidad de que se los ceda IC-V es inveros¨ªmil. Los republicanos han sondeado a IC-V y la respuesta ha sido una clara negativa. Si algo no se regala es protagonismo.
Tambi¨¦n est¨¢ fuera de toda l¨®gica pol¨ªtica la eventualidad de que un grupo parlamentario potente, que tiene 50 diputados y seg¨²n los sondeos electorales est¨¢ en posici¨®n de ganador de las pr¨®ximas elecciones, como es el caso del PSC, cediera diputados a ERC para que Carod pudiera compartir con Maragall la oportunidad de presentarse como alternativa a Pujol.
Eso ser¨ªa como si el ¨²nico candidato que puede presentar la moci¨®n renunciara a su posici¨®n y diera a la C¨¢mara la posibilidad de elegir entre un 'anaquel de aspirantes', dicho en expresi¨®n de un veterano diputado socialista, en el que se sit¨²a por igual al grande y a los peque?os.
La incomodidad de ERC e IC-V plantea tambi¨¦n, sin embargo, un problema a Maragall. Le obliga a buscar complicidades, a realizar ofertas que puedan ser aceptables para ellos y, de esta forma, mostrar tambi¨¦n que adem¨¢s de un candidato alternativo hay una alianza alternativa a la formada por CiU y el PP.
Porque una cosa es que no le voten CiU y el PP, y otra que no le voten ni ERC ni IC-V.
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