La falsa alternativa
La moci¨®n de censura anunciada por Pasqual Maragall se ha convertido en un Guadiana que aparece y desaparece del panorama pol¨ªtico seg¨²n el estado de ¨¢nimo del l¨ªder socialista, quien, acostumbrado a acaparar titulares, sigue practicando el arte de construir castillos en el aire, sin otro cimiento que su dial¨¦ctica contradictoria. Sus compa?eros de partido han aprendido a tomarse sus salidas de tono como 'las cosas de Pasqual', asumiendo que Maragall sigue siendo el mejor actor de su propio personaje.
Esta moci¨®n de censura, si cumple su compromiso de presentarse en octubre, debe ser proleg¨®meno de su oferta electoral y de gobierno ante las pr¨®ximas elecciones catalanas. Sin embargo, la actitud desconfiada de sus hoy aliados parlamentarios y socios futuros de un hipot¨¦tico gobierno -ERC e IC- pone de manifiesto que el supuesto proyecto alternativo no tiene otro pegamento que el ansia de gobernar desde la incoherencia y la insolvencia de una propuesta que pretende aglutinar desde el independentismo de ERC hasta el progresismo exquisito de la Tercera V¨ªa de los Ciutadans pel Canvi pasando por los ex comunistas de IC. Pero esta misma ansia les hace desconfiar los unos de los otros, y los personalismos ya se evidencian sin ni siquiera alcanzar el gobierno.
El Olivo acaba de fracasar de forma rotunda en su Italia original; Baleares no presenta mejores resultados y ambos definen la antesala de lo que representar¨ªa para Catalu?a el c¨®ctel incierto de izquierdas y nacionalismo.
Catalu?a necesita un cambio, pero no a cualquier precio, precisa una alternativa que modernice y modere la pol¨ªtica catalana y no la falsa alternativa de Maragall, quien desde su coctelera de siglas y personalismos perpetuar¨ªa el enfrentamiento institucional, el dirigismo pol¨ªtico, el debate identitario y el uniformismo social.
El cambio razonable es aquel conciliador de la Catalu?a real con la oficial, que apuesta sin complejos por los valores de la pluralidad y la cooperaci¨®n, desde la eficacia y el sentido social como prioridades de la acci¨®n de un Gobierno participado por el PP.
Alberto Fern¨¢ndez D¨ªaz es presidente del PP de Catalu?a.
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