De los brazos de Montesinos, a la c¨¢rcel
La novia del ex asesor de Fujimori se lamenta de su abandono desde prisi¨®n
Desde el pasado 22 de enero, la prisi¨®n de mujeres de Santa M¨®nica, en el distrito lime?o de Chorrillos, tiene una inquilina que jam¨¢s hubiera imaginado dar con sus huesos en un presidio. El lujo y las comodidades de quien vivi¨® con el tipo m¨¢s poderoso del Per¨² de la ¨²ltima d¨¦cada se han esfumado. Jacqueline Beltr¨¢n, de 32 a?os, compa?era y amante de Vladimiro Montesinos, de 56, otrora jefe del servicio de inteligencia y asesor especial del presidente y hoy pr¨®fugo de la justicia, pasa sus d¨ªas en la sordidez de la c¨¢rcel a la espera de que alg¨²n juez decida qu¨¦ ser¨¢ de ella.
No est¨¢ muy claro cu¨¢les son los delitos que cometi¨® esta mujer, enamorada desde los 25 a?os de El Doctor. Corrupci¨®n de funcionarios y delito contra la fe p¨²blica (por un pasaporte falso) son las acusaciones que menciona el procurador especial Jos¨¦ Ugaz, que investiga la gigantesca red de corrupci¨®n tejida por el r¨¦gimen de Alberto Fujimori y su hombre de confianza. De veintea?era gan¨® un concurso de belleza, lo que le abri¨® las puertas para lograr un puesto de azafata en Aeroper¨².
'No quiero verle m¨¢s. Es duro estar presa, pero m¨¢s duro es haber sido enga?ada por quien m¨¢s quise'
Vestida con un jersey de lana azul marino y pantal¨®n tejano, una larga cabellera rubia (te?ida) y bien maquillada, Jacqueline nos recibe en la amplia celda que comparte con otras cuatro reclusas (Mar¨ªa, Ruth y Lupe, encerradas por drogas, y Angela, por tr¨¢fico de armas). Cuentan las funcionarias que no prueba la comida del penal y que sus familiares le llevan alimentos y bebidas. Sus primeras palabras no presagian ninguna conversaci¨®n: 'No tengo nada que decir. Cuando quiera hablar convocar¨¦ a la prensa', pero poco a poco se rompe el hielo. Empieza por hablar de quien fue el amor de su vida. 'Me siento enga?ada y traicionada. No quiero saber nada de ¨¦l'. Repite una y otra vez que, desde que est¨¢ en la c¨¢rcel, Montesinos no se ha puesto en contacto con ella ni le ha enviado mensajes a trav¨¦s de terceras personas. Asegura que no sab¨ªa nada de las actividades il¨ªcitas de su compa?ero, porque nada le contaba. 'Bueno, sospechas s¨ª ten¨ªa, pero cuando le preguntaba por su trabajo cambiaba de tema'. Cuesta creerlo.
S¨ª hablaban, en cambio, de planes de futuro, de casarse y tener hijos. 'Soy lo m¨¢s limpio que tuvo en su vida', dice sin ning¨²n rubor. Y es probable que as¨ª sea en la existencia de este saltimbanqui llamado Montesinos, que ha pasado buena parte de su vida en el filo de la navaja: defendi¨® a narcotraficantes, fue expulsado del Ej¨¦rcito por robar documentos secretos, trabaj¨® para la CIA y teji¨® una gigantesca red de corrupci¨®n.
La pareja se conoci¨® en el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), donde ella trabaj¨® como secretaria de la alta direcci¨®n. El jefe pronto se fij¨® en sus encantos y empez¨® a tirarle los tejos. Dos meses despu¨¦s dejaba su puesto en el SIN. Hab¨ªa que mantener en secreto su relaci¨®n. Jacqueline Beltr¨¢n ten¨ªa 25 a?os y hac¨ªa tres que se hab¨ªa casado con el primer marido, del que se divorci¨® a los dos a?os. Con Montesinos vivi¨® como una princesa: espl¨¦ndidos regalos, una mansi¨®n en la playa de Arica y un apartamento en el barrio lime?o de Miraflores. Pero el reino de la opulencia se transform¨® pronto en una jaula de oro, en la que pasaba los d¨ªas sola, sin apenas relacionarse con nadie y con seis guardaespaldas que la segu¨ªan a todas partes: cuando iba a correr, al restaurante o de compras. En una ocasi¨®n casi provocan un incidente cuando dos de ellos se adelantaron a los aseos de se?oras para inspeccionar. Se ganaron la reprimenda de varias mujeres. Pero las ¨®rdenes de Montesinos eran tajantes: vigilar y proteger los pasos de su chica.
El 23 de septiembre los dos viajaron a Panam¨¢, en la famosa huida nocturna del asesor despu¨¦s de que se difundiera el primer v¨ªdeo de la corrupci¨®n. A los pocos d¨ªas Montesinos decidi¨® regresar a Per¨². Lo hicieron por separado. Jacqueline asegura que el d¨ªa que se despidieron en Panam¨¢ fue la ¨²ltima vez que vio a su Vladi, que desde entonces est¨¢ en paradero desconocido. 'No quiero verle m¨¢s. Nunca podr¨¦ olvidar lo que me ha hecho. Es muy duro estar en la c¨¢rcel, pero m¨¢s duro es haber sido enga?ada por el hombre que m¨¢s quise'.
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