El eslab¨®n espa?ol
En su breve visita a Espa?a, el presidente de EE UU, George Bush, ha encontrado en Aznar el aliado perfecto: el primer dirigente europeo en sumarse p¨²blicamente a la doctrina que sostiene el desarrollo y eventual despliegue de un sistema de defensa contra los misiles bal¨ªsticos. En una declaraci¨®n conjunta, Aznar ha apoyado la nueva 'estrategia de seguridad total', que comprende sistemas ofensivos y defensivos.
Aznar se ha sumado a la tesis de una amenaza nuclear creciente y a la r¨¦plica que pretende darle Bush con un programa industrial que ni siquiera se sabe si ser¨ªa militarmente efectivo, aunque se disfrace de lucha contra el terrorismo y se busque ese sue?o imposible de una 'seguridad total'. El final de la guerra fr¨ªa cambia muchas cosas en el escenario estrat¨¦gico, pero cabe dudar de que el camino elegido por Bush, en cuya estela se ha colocado Aznar, sea el correcto, m¨¢s a¨²n cuando EE UU no piensa ratificar el Tratado de Prohibici¨®n Total de las Pruebas Nucleares.
Mientras Aznar y Bush se limitaban a apoyar las reducciones de armas nucleares y los controles contra estos armamentos, Schr?der, Jospin y Chirac propon¨ªan en Friburgo, en v¨ªsperas de la cumbre de la OTAN en Bruselas, que antes de defenderse de los proliferadores ser¨ªa m¨¢s conveniente 'reforzar los instrumentos multilaterales de no-proliferaci¨®n', por medio de una conferencia internacional que los l¨ªderes de Francia y Alemania quieren que se apruebe en el Consejo Europeo de Gotemburgo (Suecia) este fin de semana. Aunque no es su ¨²nica contradicci¨®n con otros l¨ªderes europeos, Aznar ha dado una muestra m¨¢s de que toma distancias respecto de Berl¨ªn y Par¨ªs.
Es significativo que Bush haya elegido Espa?a como primera etapa de su primer viaje a Europa. Su visita pone de manifiesto que nuestro pa¨ªs se est¨¢ convirtiendo en un eslab¨®n para la estrategia de la hiperpotencia. La base de Rota es un elemento esencial en la visi¨®n desde Washington del sureste europeo, Oriente Pr¨®ximo y Asia Central. Pese a las negociaciones en curso para la renovaci¨®n del convenio bilateral, al solicitar a la OTAN fondos de infraestructuras, el Gobierno de Aznar ya ha concedido a EE UU el desarrollo de Rota y Mor¨®n que Washington quer¨ªa. Con tales concesiones no es extra?o que Bush haya calificado a la Espa?a de Aznar como 'uno de los aliados m¨¢s fiables de EE UU'. Al menos cabe esperar que nuestro pa¨ªs logre algo a cambio en el terreno internacional.
Espa?a es tambi¨¦n, como ayer qued¨® claro, un eslab¨®n en las relaciones con Am¨¦rica Latina, cuando EE UU ha devenido, si se cuenta la inmigraci¨®n ilegal, en el segundo pa¨ªs de habla hispana tras M¨¦xico. Sin duda, en este ¨¢mbito Espa?a puede desarrollar un papel de puente para construir un tri¨¢ngulo entre Europa, Am¨¦rica Latina y Estados Unidos, pese a las diferencias respecto a Cuba y a que, p¨²blicamente al menos, Bush no se haya comprometido a nada respecto a la nueva moratoria en la aplicaci¨®n de la ley Helms-Burton, que castiga algunas inversiones extranjeras en la isla.
La disuasi¨®n nuclear es una 'reliquia del pasado', como la defini¨® Bush. No us¨® los mismos t¨¦rminos para otro tipo de disuasi¨®n: la de la pena de muerte. Su viaje ha estado precedido por la ejecuci¨®n semip¨²blica de Timothy McVeigh, que no deja de ser indigna por horrendo que fuera su crimen. Dos espa?oles esperan en el corredor de la muerte de Florida, en el que pas¨® tres a?os Joaqu¨ªn Jos¨¦ Mart¨ªnez por un veredicto injusto. Pero, para Bush, la pena capital responde a la 'voluntad del pueblo', un pueblo al que se quiere convencer de que la 'seguridad total' es algo posible.
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