'Arafat no ha asumido las consecuencias de la nueva Intifada'
Uno de los principales investigadores del islamismo, el profesor franc¨¦s de Ciencia Pol¨ªtica Gilles Kepel, de 46 a?os, advirti¨® hace una d¨¦cada del desbordamiento de una marea pol¨ªtica desde Kabul hasta Argel. Ahora revisa su discurso en La yihad. Expansi¨®n y declive del islamismo (Pen¨ªnsula) para constatar el aparente suicidio del integrismo.
Al presentar su libro en Madrid, su reflexi¨®n recorr¨ªa ayer todos los rincones del mundo isl¨¢mico. Pero su ¨²ltimo trabajo de campo le llev¨® hace apenas tres semanas a Oriente Pr¨®ximo, donde se entrevist¨® con Yasir Arafat y los l¨ªderes del movimiento radical Ham¨¢s en Gaza.
'Hoy podemos decir que los acuerdos de Oslo sirvieron para contener a los islamistas palestinos. La polic¨ªa auton¨®ma fue armada por Occidente para evitar que Ham¨¢s siguiera siendo una organizaci¨®n tan poderosa. Ahora ha sabido sacar provecho de la debilidad pol¨ªtica de Arafat, que lanz¨® la segunda Intifada en oto?o de 2000 para presionar a los israel¨ªes y no ha sido capaz de asumir sus consecuencias', argumenta Kepel, para quien Arafat est¨¢ en un callej¨®n sin salida, porque 'el Estado palestino no es democr¨¢tico, est¨¢ corrompido y no es viable en medio del despliegue militar y la colonizaci¨®n de Israel'.
'Jatam¨ª es el hombre de las reformas y el ¨²ltimo guardi¨¢n de la Rep¨²blica Isl¨¢mica'
Su an¨¢lisis del conflicto apunta a que la poblaci¨®n palestina estaba ya a punto de volverse contra Arafat, acusado de hacer demasiadas concesiones a Israel a cambio de nada tangible, cuando lanz¨® una nueva Intifada 'para recobrar el control sobre su poblaci¨®n'.
En su ¨²ltimo libro, Kepel sigue pregunt¨¢ndose qu¨¦ ha pasado en los noventa para que se haya desvanecido la 'revancha de Dios' con la que amenazaba el integrismo. 'Mucha gente cre¨ªa en 1989 que el islamismo se hab¨ªa convertido en un agente aut¨®nomo en el sistema internacional. Retrospectivamente, ese apogeo de movimiento integrista fue en realidad el comienzo de su declive, aunque nadie lo pensaba entonces', reconoce el investigador franc¨¦s. 'Era el momento de la derrota del Ej¨¦rcito ruso en Afganist¨¢n, pero tambi¨¦n de la fatwa que conden¨® a muerte a Salman Rushdie. Al final, quien gan¨® en 1989 fue Arabia Saud¨ª al lograr la hegemon¨ªa sobre el mundo isl¨¢mico'.
La amenaza del movimiento integrista, sostiene Kepel, es extremadamente ambigua. 'Es un movimiento que s¨®lo es fuerte cuando logra reunir a dos grupos sociales muy diferentes: la masa de j¨®venes pobres de las ciudades y la burgues¨ªa piadosa del bazar. Tienen unos intereses muy diferentes que se encuentran en un discurso moral y religioso, pero con muy poco contenido social. Al final, la burgues¨ªa utiliza la fuerza de la juventud urbana para hacerse con el poder, y despu¨¦s controla el fen¨®meno'. Como ejemplo para su tesis, opina que el ayatol¨¢ Jomeini consigui¨® en Ir¨¢n esa uni¨®n de intereses, si bien el Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n (FIS) no lo logr¨® en Argelia, donde el radicalismo de los j¨®venes, encabezados por el incendiario imam Al¨ª Benhadj, rompi¨® en a?icos la alianza con las clases medias moderadas, dirigidas por el jeque Abassi Madani.
Kepel cree que en Argelia ya se ha llegado a una situaci¨®n posislamista, con un sociedad civil que empieza a expresarse abiertamente en la calle contra el Estado. En Ir¨¢n, mientras tanto, millones de j¨®venes que s¨®lo han conocido la Rep¨²blica Isl¨¢mica acaban de votar masivamente por el presidente Mohamed Jatam¨ª. 'Para ellos representa la ¨²nica oposici¨®n posible. Pero Jatam¨ª tambi¨¦n forma parte de la estructura de poder religiosa', advierte, 'y es la m¨¢xima apertura que el sistema puede ofrecer para impedir su completa destrucci¨®n. Jatam¨ª es el hombre de las reformas que permiten la supervivencia del sistema y, al mismo tiempo, el ¨²ltimo guardi¨¢n de la Rep¨²blica Isl¨¢mica'.
Aunque ahora se muestre partidario de describir al integrismo m¨¢s como un tigre de papel que como una amenaza para Occidente, Kepel no vacila en reservar al islamismo un espacio pol¨ªtico. Como en Marruecos: 'Si alg¨²n d¨ªa se celebran elecciones legislativas libres, a¨²n no est¨¢ claro si los islamistas van a poder permanecer unidos. El partido del jeque Abdesalam Yassin [Justicia y Espiritualidad] es el ¨²nico que no reconoce la legitimidad religiosa de la monarqu¨ªa. Por eso sus componentes burgueses pueden buscar en el Istiqlal un islamismo nacionalista sin ruptura'.
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