El regreso de Linda Mey
Hace unos d¨ªas ocurri¨® un fen¨®meno tan espectacular en Barcelona que lleg¨® a atravesar toda la Pen¨ªnsula, salt¨® el Estrecho y fue a parar en el rinc¨®n m¨¢s remoto del zoco de T¨¢nger, donde un eventual visitante de Barcelona explicaba, patidifuso, lo que vieron sus ojos aquel s¨¢bado por la noche en la sala Metr¨°nom. Fue un fen¨®meno de masas apabulllante, un derroche de arte y pasi¨®n que alcanz¨® cumbres m¨¢s que borrascosas. Y todo por una mujer a la que se cre¨ªa desaparecida desde hace siete a?os, una estrella que imagin¨¢bamos eclipsada por los avatares de la vida y que nos sorprendi¨® con un regreso espectacular.
Linda Mey, fr¨¢gil y sensual, caudal de deseo, chorro de voz que electriza al p¨²blico, cuerpo serrano que por madurito adquiere m¨¢s fuerza, m¨¢s temple. Linda Mey: ?cantante?, ?actriz? Ella tiene un poco de todo, como las grandes vedettes. Tambi¨¦n tiene un pasado -como todas-, aunque a ella le gusta vivir en presente de indicativo. Ella, que no tiene intimidad, dice existir s¨®lo cuando hay un p¨²blico delante. Su lema: 'Haz lo que m¨¢s te guste, aunque lo hagas mal'.
Linda Mey se inventa a s¨ª misma cada vez que sube a escena: dice haber grabado discos, tener amantes extra?¨ªsimos, etc¨¦tera
Linda dice que lleg¨® -v¨ªa helic¨®ptero- desde no se sabe d¨®nde, aunque en estos siete a?os asegura haber hecho carrera en Estados Unidos. Su vida empieza en Barcelona, en el barrio del Raval, donde una jovenc¨ªsima Linda Mey -entonces llamada Kiki Montparnasse- hac¨ªa las delicias del p¨²blico con un suculento strip-tease en clave vanguardista. Personalidades de toda clase acud¨ªan a verla, especialmente turistas franceses adinerados. Con uno de ellos se cas¨®. Le dur¨® poco, pero supo sacarle partido. Aunque, si nos hemos de remontar a su ni?ez, cabe decir que Linda proviene de una familia desestructurada de clase alta y que a la tierna edad de 11 a?os compuso una canci¨®n, Estoy enamorada, con la que consigui¨® ganar un concurso. Pero el primer ¨¦xito de la Mey fue el disco Mix, Max, Mey, pagado gracias a la herencia de su difunto marido. A este disco le siguieron Summer Mey y otros recopilados en The complete collection, aunque s¨®lo existieron aquella noche, como la misma Linda. Pero Linda Mey es mucho m¨¢s que unos discos compactos, y lo demostr¨® en su reciente actuaci¨®n en Metr¨°nom. All¨ª present¨® el concierto Four roses for love ante un p¨²blico entregado a su estrella desde el primer momento.
Linda vuelve a decir que lleg¨® de Estados Unidos desmemoriada, pero todo tiene una explicaci¨®n. Infinitamente sensible al amor, se ech¨® como amante a un alto cargo del PSOE en la ¨¦poca dorada de ese partido. Ansiosa por colaborar con la causa, fue inducida a actuar de esp¨ªa espa?ola en Estados Unidos. Su misi¨®n: ligarse al ministro de asuntos exteriores norteamericano y conseguir informaci¨®n. Lleg¨® a cantar el Happy birthday para el presidente Clinton y se hizo ¨ªntima de la Levinski. En medio del fregao, el PP subi¨® al trono y los socialistas la abandonaron a su suerte. Desenga?ada y perdida en Nueva York, se ech¨® a la calle. Un d¨ªa sufri¨® un terrible accidente y perdi¨® la memoria. Esto la salv¨® porque sin un pasado todo estaba por hacer. Y lo hizo. De la noche a la ma?ana se convirti¨® en estrella del celuloide norteamericano (se sabe que protagoniz¨® el remake de V¨¦rtigo, que pronto veremos en las pantallas espa?olas). Tambi¨¦n est¨¢ a punto de salir la traducci¨®n de su biograf¨ªa, que ha sido number one in USA. Linda regres¨® a Barcelona gracias a un fot¨®grafo que la reconoci¨® comprando en Tiffany's y la ha devuelto a su pa¨ªs.
As¨ª las cosas, Linda Mey fue recibida por su Club de Fans Europeo. Entr¨® en el escenario de Metr¨°nom con su abrigo de leopardo, su cabellera platino al viento y su gorrito negro. Pidi¨® un int¨¦rprete porque su amnesia tambi¨¦n le afect¨® al habla y hasta aquel momento s¨®lo sab¨ªa ingl¨¦s. Show me what love you, repet¨ªa con una dulzura que hac¨ªa estremecer al p¨²blico. La presentaci¨®n termin¨® con un di¨¢logo de besugos entre ella y el int¨¦rprete, que intentaba aclarar el concepto de 'temperatura ambiental', cosa en la que Linda insist¨ªa con vehe-mencia. La temperatura, por cierto, fue subiendo a medida que ella sal¨ªa con un nuevo modelito y nos cantaba su repertorio. Hubo de todo. Empez¨® algo recatada, pero pronto se desmelen¨® y al comp¨¢s de Tu vuoi fa' l'americano nos regal¨® un strip-tease modoso y elegante - tal como es ella-. Cant¨® como nunca y el p¨²blico se volc¨®, sobre todo con su particular versi¨®n de I will survive, que encendi¨® a las masas, enloquecidas ante tan deslumbrante espect¨¢culo. ?Qu¨¦ tendr¨¢ la Mey que nos encandila?, se preguntaban algunos api?ados en la primera fila para no perderse detalle. Linda Mey es un fen¨®meno particular, es ese alguien que muchos llevamos dentro y no nos atravemos a sacar. Ella, encima del escenario, existe por y para nosotros. Sencillamente hay que verlo.
Pero la sorpresa de la noche qued¨® reservada para m¨¢s tarde, cuando, en medio de un Amado m¨ªo arrebatador, Linda se baj¨® del escenario y se mezcl¨® entre la gente. Todo iba de maravilla hasta que vio a alguien y se desmay¨® en sus brazos. Tres superh¨¦roes la llevaron al camerino e intentaron reanimarla, alguien se col¨® con una c¨¢mara de v¨ªdeo y pudimos presenciar el despertar de la Bella Durmiente totalmente restablecida de su p¨¦rdida de memoria. Cuando sali¨® al escenario era otra. Ahora vuelve a ser ella, la estrella del Raval. Tras el ¨¦xito de Metr¨°nom todos estamos a la expectativa. ?Con qu¨¦ nos sorprender¨¢ ahora Linda Mey?
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