El bot¨®n del ¨¦xtasis
Como no pod¨ªa ser de otro modo, Manolo llen¨®, toc¨® a sus anchas y triunf¨® como siempre en esta plaza, que se le rinde al primer acorde, verso aflamencado o cabriola esc¨¦nica. Pareciera que tiene Garc¨ªa un mando como el de los televisores, con un bot¨®n en el que pone '¨¦xtasis colectivo', con el que consigue que el p¨²blico que abarrota sus conciertos -lo har¨¢ tres d¨ªas seguidos en la capital- se ponga a cien y manifieste un entusiasmo tan desmedido ante la sola presencia de este catal¨¢n de oro.
Con una escenograf¨ªa en la que no faltaba de nada -proyecciones laterales de fotos o de dise?os surrealistas del Manolo pintor, cables y tuber¨ªas que rodeaban el escenario y se iluminaban en los momentos de oscuridad, macetas de flores sobre las tablas, unos pajaritos que daban vueltas sobre las cabezas de los m¨²sicos, cintas de colores adornando el pie del micr¨®fono, luces impresionantes y dos peque?os monitores de televisi¨®n a ambos lados del escenario-, Garc¨ªa fue trenzando canciones de sus dos ¨²nicos discos en solitario hasta la fecha -Arena en los bolsillos y Nunca el tiempo es perdido-, y realmente dio igual que fueran de uno u otro, porque el respetable lo sab¨ªa todo, lo cant¨® todo y lo disfrut¨® todo por igual, neg¨¢ndose a exigir una gama de matices o de niveles de intensidad.
Manolo Garc¨ªa
Manolo Garc¨ªa (voz y percusi¨®n), Eric de Witt y Jordi Armengol (guitarras), Fran Heredia (guitarra espa?ola), Charly Sard¨¢ (bater¨ªa), Juan Carlos Garc¨ªa y Nacho Lesko (percusi¨®n, teclados y voces), ??igo Goldaracena (bajo) y Mar¨ªa Asensio y Mireia Lloret (violines). Palacio de los Deportes. 2.800 pesetas. Madrid, 14, 15 y 17 de junio.
Concierto de, por y para fans, a quienes no gozan tanto de su m¨²sica -ciertamente una exigua minor¨ªa entre los que acudieron a verle- tal vez el espect¨¢culo se les qued¨® algo plano y repetitivo en lo musical. Pero cierto es que no estaba la velada como para expresar quejas en voz alta, porque los manolistas son como los curristas -de Curro Romero- y no consienten que la cr¨ªtica espuria salpique siquiera al solista cuando estalla como una granada, derramando semillas de m¨²sica siempre c¨®mplice con los suyos.
De entre esas semillas, las m¨¢s destacadas fueron P¨¢jaros de barro; Rosa de Alejandr¨ªa, en la que apel¨® a la alegr¨ªa de los presentes; Insurrecci¨®n, una novedosa revisi¨®n de Aviones plateados por rumba, o la festiva San Fernando. Dos bises con siete canciones -la suma total fue de veintis¨¦is- coronaron de gloria la presentaci¨®n de este h¨¦roe singular, que goza del cari?o reverencial de su p¨²blico. Habr¨ªa que preguntarle a Manolo en qu¨¦ tienda compr¨® ese mando de bot¨®n tan efectivo, que les vendr¨ªa tan bien a tantos m¨²sicos espa?oles.
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