Vocaciones
En el siglo pasado, Fukuyama anunciaba el final de la Historia y un grupo de pop-rock, Golpes Bajos, pronosticaba malos tiempos para la l¨ªrica. Pero la poes¨ªa, que es vicio solitario, como sab¨ªa Jaime Gil de Biedma, seguir¨¢ disfrutando en el tercer milenio, no lo duden, de una envidiable mala salud de hierro. La nave de la Historia, por su parte, prosigue su derrota sin hacer mucho caso a Fukuyama.
Lo que parece claro es que la fe hace aguas. Las vocaciones menguan y el reba?o amenaza con descarriarse irreparablemente. Los patrones del Vaticano, igual que los patrones de los barcos de pesca guipuzcoanos, vizca¨ªnos o c¨¢ntabros, cubren la falta de material aut¨®ctono con suramericanos, africanos o asi¨¢ticos dispuestos a bregar. Pescadores de almas o de atunes, da igual, el problema es el mismo. La cuesti¨®n es que muchos de los seminaristas negros, cobrizos o amarillos que estudian en Europa deciden no volver a sus pa¨ªses de origen, que suelen ser aut¨¦nticas sucursales terrestres del infierno. Algo muy comprensible y muy humano. Pero en el Vaticano ha saltado la alarma. La importaci¨®n de vocaciones tiene sus efectos perversos, que se parecen mucho a los de un bumer¨¢n. La llegada masiva de seminaristas del Tercer Mundo comienza a parecerse a una amenaza para algunos sectores eclesi¨¢sticos. Hay demasiadas vocaciones oscuras, eso lo tienen claro.
?Pueden considerarse Italia, los Estados Unidos o Espa?a tierra de misi¨®n?, se preguntan algunos. Seguramente s¨ª. S¨®lo hace falta echar una ojeada a la televisi¨®n y ver El precio justo o Gran Hermano. Muchos curas y monjas aspiran a venir a Occidente, dicen los cancerberos de la fe, 'por motivos no propiamente misioneros'. Primero nos metemos en sus casas a base de cristazos con la excusa de alimentar sus almas y ahora nos preocupa que vengan a la nuestra a la hora de comer y con la servilleta puesta sobre sus oscur¨ªsimas sotanas. Mientras tanto, el viejo seminario vizca¨ªno de Derio se ha convertido en un centro de est¨¦tica. El culto al cuerpo manda. Sus fieles son legi¨®n y el altar tiene forma de jacuzzi.
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