Dubl¨ªn en Ronda
En los ¨²ltimos a?os setenta y en los primeros ochenta hubo por Sevilla y Ja¨¦n y Granada y C¨®rdoba apariciones de v¨ªrgenes, excursiones en autob¨²s, peregrinaciones en coches particulares absolutamente cargados, una fiebre de fe, y el sol bailaba en el cielo, milagro de la Virgen Mar¨ªa, anuncio del terror¨ªfico y salvador fin del mundo mientras el Anticristo era obispo de Roma y el papa viv¨ªa en Sevilla. Y, en una novela de vanguardia, irlandesa, de 50 o 60 a?os antes, una mujer, Molly Bloom, recordaba su infancia andaluza, santos y v¨ªrgenes y milagros del Domingo de Resurrecci¨®n: el baile del sol en el cielo de antes de 1900.
Leo que en Sevilla celebran en una cervecer¨ªa irlandesa el D¨ªa de Bloom, el 16 de junio, d¨ªa en que transcurren las mil y una p¨¢ginas del Ulises, la novela de James Joyce, la novela de Leopoldo y Molly Bloom. ?Todav¨ªa se lee el Ulises? Un d¨ªa de junio de 1904 la gibraltare?a Molly Bloom recuerda en Dubl¨ªn el toque de guardia en la Roca, el ca?onazo que anuncia el cierre nocturno de la verja, y Algeciras y la bah¨ªa, los monos y el primer beso, una corrida de toros en La L¨ªnea, mantillas blancas y caballos destripados en una ¨¦poca en la que, seg¨²n Molly, m¨¢s de la mitad de las muchachas de Gibraltar no llevaban bragas.
Son las ¨²ltimas p¨¢ginas del Ulises de James Joyce, en la traducci¨®n feliz de Francisco Garc¨ªa Tortosa, profesor en Sevilla, donde, hace poco, Cervecer¨ªas Guinness fabricaba la Cruzcampo. Ian Gibson, que vive en Granada y celebra en Sevilla a Joyce, dice que Irlanda y Espa?a son el norte y sur de un solo pa¨ªs: un pa¨ªs de iglesias y bares. Dubl¨ªn o Sevilla, o Granada y M¨¢laga. Recuerdo lo que Claudio Magris dec¨ªa de Trieste, puerto del imperio austroh¨²ngaro: aqu¨ª el cen¨¢culo literario no es el lugar de la literatura, el lugar de la literatura es el bar. Por los bares de aqu¨ª va James Joyce, profesor de idiomas, huyendo de la iglesia adormilada y de la casa familiar e inh¨®spita. ?Existe todav¨ªa ese mundo?
Miro ahora mismo una foto del comerciante Ettore Schmitz, que hac¨ªa negocios de d¨ªa y escrib¨ªa de noche en Trieste, como tantos comerciantes de ahora pasan del programa de contabilidad de su ordenador al archivo dedicado a una novela autobiogr¨¢fica y secreta. Schmitz, que est¨¢ liando un cigarro en la foto, tom¨® el nombre de Italo Svevo para publicar La conciencia de Zeno, la historia de Zeno, comerciante como su autor: Zeno escrib¨ªa porque, recordando, quer¨ªa curarse de la mala vida, del tabaco. Svevo era un hombre muy de nuestro tiempo: quer¨ªa dejar de fumar y muri¨® en accidente de coche en 1928. Dicen que es el modelo de Leopoldo Bloom, el hombre al que ahora recuerdan en una cervecer¨ªa de Sevilla, aunque quiz¨¢ est¨¦n recordando nuestras ciudades, nuestra vida provincial.
Joyce pis¨® Dubl¨ªn por ¨²ltima vez en 1912 y empez¨® a escribir su Ulises en 1915. Cre¨® un Dubl¨ªn tan verdadero que hoy es la imagen de muchas ciudades del mundo. Quiz¨¢ su Dubl¨ªn sea tan exacto porque Joyce vag¨®, como un Ulises irland¨¦s, por Zurich, Trieste, Roma y Par¨ªs, y acab¨® en la cama de Molly Bloom, recordando las celos¨ªas de Ronda, donde no estuvo nunca, pero donde Molly se puso una flor en el pelo como hac¨ªan, dice, las muchachas andaluzas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.