'No hay ning¨²n arte imperecedero'
En el sal¨®n hay acumuladas cosas de la m¨¢s diversa procedencia. En un rinc¨®n cualquiera convive una novela de Dostoievski con un compacto de Cheikh Lo. Est¨¢ el televisor, cuadros y fotos, torres y torres de libros. El ¨¢mbito id¨®neo para un sabio despistado. El propio cr¨ªtico ha hecho alusi¨®n a su aspecto en esos t¨¦rminos. Pero no hay despiste de ning¨²n tipo: Francisco Calvo Serraller tiene sus ra¨ªces firmemente arraigadas en el presente y no se le escapan sus cambios vertiginosos.
Hace no mucho public¨® Las cien mejores obras del siglo XX. Historia visual de la pintura espa?ola (Tf. Editores) y, ahora, El arte contempor¨¢neo (Taurus), que explora los episodios fundamentales de una historia salpicada de se¨ªsmos. Todo empez¨® alrededor de la mitad del siglo XVIII, cuenta, y sigue su curso hasta ahora y siempre bajo el fundamento del cambio. El arte como 'la inapelable sucesi¨®n de novedades o modas'.
'Nadie sabe lo que es el arte contempor¨¢neo. Ni se sabe ad¨®nde va, ni si va a detenerse en alg¨²n lugar'
Nacido en Madrid en 1948, catedr¨¢tico de Historia del Arte Contempor¨¢neo en la Universidad Complutense de Madrid, miembro de n¨²mero de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, comisario de m¨²ltiples exposiciones y autor de numerosos libros, fue director del Museo del Prado y dirige ahora la Base de Datos de Arte Espa?ol y Contempor¨¢neo ARCO-DATA; y con todo eso detr¨¢s, Calvo Serraller se reconoce sobre todo como cr¨ªtico, y como cr¨ªtico que escribe en los peri¨®dicos, en EL PA?S, sin ir m¨¢s lejos.
Pregunta. Profesor, historiador y cr¨ªtico, ?c¨®mo se compaginan dedicaciones tan diversas?
Respuesta. Aunque la cr¨ªtica haya sido considerada muchas veces algo ignominioso por la Academia, gracias a ella he mantenido una relaci¨®n viva con el arte. No existe una relaci¨®n personal con el arte si no hay tambi¨¦n una relaci¨®n de valores, si no hay una actitud cr¨ªtica. No hay trucos para sobrevivir en este oficio. Est¨¢s siempre expuesto. Eres como un criminal que retransmite su crimen, cuando el inter¨¦s de todo criminal es permanecer en la clandestinidad.
P. ?De qu¨¦ manera ha influido en su trabajo la variedad de tendencias que conviven en el arte actual y la ausencia de canon?
R. El inventario de propuestas se ha abierto tanto en el arte de nuestros d¨ªas que es l¨®gico que no se pueda tener la misma cualificaci¨®n para hablar de ingenier¨ªa civil, moda textil, cuadros, instalaciones o v¨ªdeos. Son tan distintos los ¨¢mbitos que es l¨®gico que surjan subespecialidades. Hay algo capital, en cualquier caso: nadie sabe lo que es el arte contempor¨¢neo. Ni se sabe ad¨®nde va, ni si va a detenerse en alg¨²n lugar. Adem¨¢s, no es que el arte contempor¨¢neo no respete ning¨²n canon, es que la condici¨®n que lo define es no tenerlo.
P. Sea como sea, proliferan las autoridades en esas distintas especialidades.
R. S¨ª, pero el cr¨ªtico no es un especialista. Es alguien que no pertenece a ning¨²n grup¨²sculo, ni a tribu alguna, pero al que le interesa lo que hacen todas. Le gusta meter las narices aqu¨ª y all¨ª. Es el otro. El interlocutor, el gu¨ªa quiz¨¢, de todos aquellos a los que tambi¨¦n les interesan m¨²ltiples cosas. Es verdad que hay propuestas muy distintas, pero tambi¨¦n es verdad que todas tienen mucho en com¨²n. Hay cosas tan distintas que se parecen tanto que incluso te da la risa. Viendo una pel¨ªcula de Dreyer con una cierta distancia puedes descubrir que hace lo mismo que Mondrian, aunque ¨¦ste pintara cuadrados y colores y el otro narrara la vida de Juana de Arco.
P. ?No es discutible que un cr¨ªtico, con su mundo de referencias determinado, se pronuncie sobre la obra de artistas cuyas referencias son distintas?
R. Tambi¨¦n es posible que una persona de una generaci¨®n no entienda a la de otra. Pero no siempre es as¨ª. Adem¨¢s, la actualidad no es lo m¨¢s joven, es una cita en la que interviene gente muy diversa, desde un anciano de 90 a?os a un beb¨¦ de seis meses. Y en la actualidad del arte tambi¨¦n intervienen muchos muertos. Esa actualidad puede ser muy diversa, pero cuanto m¨¢s diversa es no tardan en aparecer elementos homogeneizadores. Es lo que ocurre con la aldea global. El tan cacareado multiculturalismo muestra al final que todos hacen el arte que se hace en Occidente. Seguro que hay j¨®venes descerebrados que creen haber descubierto el mundo, pero hay otros que igual respetan la opini¨®n de alg¨²n viejo canalla.
P. Es posible que alguien familiarizado en ver cuadros tarde m¨¢s en comprender el arte electr¨®nico, por ejemplo.
R. Acabo de estar en la Bienal de Venecia y lo que ha hecho Harald Szeemann es extraordinario. All¨ª hay mucho v¨ªdeo, pero yo no me hab¨ªa fijado. Me interesa lo que se hace con el v¨ªdeo, no me interesa el aparato, ni sus procedimientos. Cualquier artista utiliza cuanto tenga a mano para expresar lo que quiere expresar. Si alguien quiere comunicarse con su novia y no tiene m¨¢s remedio que hacerlo por gui?os a trav¨¦s de una ventana, lo har¨¢. Pero seguro que si puede tocarla, la toca.
P. Escribe usted que el arte hoy es 'un arte concebido, ejecutado y dirigido para el consumo an¨®nimo, para el mercado'. Lo ef¨ªmero frente a la duraci¨®n.
R. El problema de las magnitudes para relacionarnos con el pasado es que son muy ingenuas. No hay ning¨²n arte imperecedero porque nosotros no lo somos. La pir¨¢mide de Keops va a durar muy poco. Su duraci¨®n frente al espacio sideral c¨®smico es rid¨ªcula. Las pir¨¢mides son ef¨ªmeras, muy ef¨ªmeras. La historia que conocemos del hombre es min¨²scula, y s¨®lo conocemos el cat¨¢logo de sus objetos de los ¨²ltimos 5.000 a?os. Al margen de estas dimensiones, cuando hay consumo masivo de arte, como ahora, el mercado necesita que las obras duren menos. La destrucci¨®n y el reciclaje son marcas que definen nuestra civilizaci¨®n. Y el arte no escapa a su ¨¦poca. De hecho, ¨²ltimamente parece imponerse una ideolog¨ªa, propiciada acaso por el propio mercado, que sostiene que los artistas que hacen obras materiales son reaccionarios. Sea como sea, hay algunas obras, como las de Serra, que son capaces de saturar cualquier superficie. ?Qu¨¦ se puede hacer con una espiral de acero de varias toneladas, como la vista en la ¨²ltima Bienal de Venecia y que dado su coste financi¨® Gucci? Si la metes en el Guggenheim es que ya no tienes sitio para nada m¨¢s.
P. ?Qu¨¦ sentido tiene entonces el museo, el coleccionismo?
R. Las obras que se hacen hoy son plegables. Antes no se hac¨ªan as¨ª porque no se ten¨ªa ni idea del problema que habr¨ªa con el espacio. De todas formas, ya Duchamp llevaba su museo en un malet¨ªn. La idea es la de un museo de bolsillo, transportable. En ese mismo sentido, el nuevo Guggenheim que se construye ahora lo que propone es una gran plataforma. Y punto. All¨ª se colocan cosas que se renuevan enseguida. Y cambia la idea de colecci¨®n. Salvo que puedan plegarse y clasificarse y guardarse en un chip en un almac¨¦n. Ya la sacar¨¢s cuando quieras desplegarla. De lo que se trata es de producir obras inmateriales, no acumular mobiliario. Proponer acciones puntuales. El mundo del arte se parece cada vez m¨¢s al mundo del rock. Lo que interesa del concierto de Madonna es tambi¨¦n todo el tinglado que ha montado alrededor. Cuando termine, de todo ello quedar¨¢, qui¨¦n sabe, una cinta de v¨ªdeo.
P. Ya sea el arte o ya sea Madonna, de lo que se trata es de hacer negocio...
R. El tema de la democratizaci¨®n del arte es el que mayores problemas desencadena. El derecho de todo el mundo a consumir arte y la obligaci¨®n de pagarlo. ?Supone eso una banalizaci¨®n brutal? No soy apocal¨ªptico en ese sentido. Pienso en una cosa que dec¨ªa Auden: que el arte siempre son diamantes encontrados en el barro. Se multiplica la porquer¨ªa, pero la porquer¨ªa es connatural al arte. Siempre ha estado sometido a m¨²ltiples mediaciones sociales, y ha sobrevivido. Conoc¨ªamos los condicionantes tradicionales y los de ahora todav¨ªa no los tenemos claros, y eso nos deja perplejos. Pero no creo que un artista de hoy est¨¦ m¨¢s condicionado de lo que pudo estarlo Miguel ?ngel. Lo que ocurre es que son condicionantes distintos.
P. Una coacci¨®n es pol¨ªtica.
R. Desde el mismo momento en que el arte es un bien rentable, a los pol¨ªticos les interesa. De ah¨ª la presi¨®n sobre los artistas.
P. ?Y la moda?
R. ?se s¨ª es un fen¨®meno nuevo, y radicalmente nuestro. Lo moderno es lo hecho al modo de hoy. Es decir, lo m¨¢s actual, la moda. Moderno y moda es lo mismo. Y el arte moderno es un arte hecho en funci¨®n del tiempo. Del cambio. Antes eso produc¨ªa v¨¦rtigo, pero en nuestros d¨ªas todo el mundo est¨¢ encantado de cambiar: de chaqueta, de programa, de gustos. El arte lo inventaron los griegos con una vocaci¨®n intemporal, pero hoy no hay nada intemporal porque lo intemporal no circula. Y lo moderno exige que las cosas circulen, que nada permanezca. Es nuestra forma de crear. No tanto sobrevivir al tiempo, sino m¨¢s bien celebrarlo.
P. ?Por qu¨¦ la idea de un nuevo libro sobre el arte contempor¨¢neo?
R. Es un viejo proyecto sobre el que he vuelto atacado por una suerte de fiebre regeneracionista. Quer¨ªa hacer algo did¨¢ctico, y subrayar c¨®mo todos los grandes temas, preocupaciones y retos del arte actual se gestan entre 1750 y 1800 y que, desde entonces, no se producen m¨¢s que variaciones sobre lo mismo.
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