Sabra y Chatila persiguen a Sharon hasta B¨¦lgica

'Pas¨¦ cuatro d¨ªas buscando entre los muertos hasta que encontr¨¦ a mi hija Zaynat muerta, con la cara quemada. Su marido estaba partido en dos y sin cabeza'.

?ste es uno de los testimonios que figuran en la denuncia presentada ayer en el Palacio de Justicia de Bruselas contra el actual primer ministro israel¨ª, Ariel Sharon, responsable en 1982, como ministro de Defensa, de la masacre de los campos de refugiados libaneses de Sabra y Chatila, donde murieron entre 700 y 3.500 palestinos desarmados. Sharon est¨¢ acusado de cr¨ªmenes contra la humanidad y genocidio. Los denunciantes se acogen a la misma ley que ha hecho posible condenar por genocidio a cuatro ruandeses, entre ellos dos monjas, el pasado d¨ªa 8.

Para B¨¦lgica, que presidir¨¢ la UE desde julio, la denuncia es un inc¨®modo motivo de alarma

La denuncia la firman 28 personas, la mayor¨ªa de ellas supervivientes de aquella atrocidad. Otros pocos estaban lejos del lugar, pero perdieron a varios familiares y amigos. Todos ellos han firmado el testimonio de lo que vieron y sufrieron, se han constituido en parte civil y han confiado su causa en manos del Comit¨¦ de Sabra y Chatila, a¨²n en plena formaci¨®n, que correr¨¢ con los gastos de un proceso que se prev¨¦ largo.

Los dos abogados belgas que llevan la causa conf¨ªan en que la denuncia prospere y esta misma semana se nombre un juez instructor. Se acogen a una ley de 1993, ¨²nica en el mundo, que permite perseguir cr¨ªmenes contra la humanidad y genocidios independientemente de la nacionalidad de los acusados y del lugar de los hechos. La misma ley que permiti¨® condenar a los cuatro ruandeses.

Esta nueva denuncia amenaza con crear un conflicto diplom¨¢tico de inesperadas consecuencias. Para Israel, este tema, con Sharon ahora presidiendo el Gobierno, es especialmente sensible. La simple emisi¨®n, por parte de la BBC, de un reportaje titulado El acusado, sobre aquellos tr¨¢gicos sucesos, ha motivado, ayer mismo, la queja israel¨ª.

Para el Gobierno belga, que presidir¨¢ la Uni¨®n Europea a partir del 1 de julio, la denuncia es un inc¨®modo motivo de alarma. El ministro de Exteriores, Louis Michel, ya se ha visto obligado a matizar que se deber¨ªan evitar los 'efectos perversos' de la ley, como pueden ser poner en peligro un proceso de paz. 'Michel pretende ahora establecer un filtro a esta ley', comenta Luc Walleyn, uno de los abogados del caso. 'Lo cierto es que la ley est¨¢ como est¨¢ por el momento y a ella nos acogemos'.

La denuncia presentada ayer en Bruselas acusa a Ariel Sharon y a otros responsables israel¨ªes y libaneses 'de las masacres, las violaciones y las desapariciones de poblaci¨®n civil que tuvieron lugar en Beirut [L¨ªbano] del jueves 16 al s¨¢bado 18 de septiembre de 1982, en los campos de Sabra y Chatila'.

El Comit¨¦ de Sabra y Chatila, que asegura ser independiente y evita nombrar a ninguna organizaci¨®n palestina, present¨® ayer en Bruselas a dos v¨ªctimas de aquel suceso. Souad Srour Meri, de 14 a?os entonces, fusilada y violada ante los ojos de su padre por los asaltantes el jueves 16 de septiembre, vio morir a su progenitor, a sus tres hermanos y a dos hermanas. Como secuela de aquellos hechos, Souad Srour el Meri anda ahora con muletas.

'Sal¨ª del refugio', cuenta otra v¨ªctima, Nadima Yousef Said Nacer, 'y vi c¨®mo los hombres armados pon¨ªan a los hombres contra los muros. Vi a una vecina a la que ellos destriparon'... 'De pronto o¨ª a mi hermana que gritaba: 'Los han degollado'. Cre¨ª que mis padres hab¨ªan sido asesinados. Corr¨ª con mi hija entre los brazos. Ellos mataron entonces al marido de mi hermana delante de mis ojos'.'Los muertos estaban totalmente desfigurados', cuenta el joven Mahmou Younes, que ten¨ªa 11 a?os en 1982. 'Llevaba a mi sobrina en brazos y me tropec¨¦ con un muerto que hab¨ªa sido golpeado con un hacha y me ca¨ª al suelo. Los hombres quisieron fusilarme, pero mi madre les suplic¨®, abrazada a sus piernas, que me dejaran marchar'. Younes perdi¨® en la masacre a su padre, tres hermanos, un t¨ªo y tres primos.

En junio de 1982, Israel invadi¨® L¨ªbano como reacci¨®n al intento de asesinato de su embajador en Londres, pero una vez terminada la operaci¨®n militar, y seg¨²n relat¨® el propio Ariel Sharon al Parlamento israel¨ª, se pact¨® que los libaneses entraran en los campos de refugiados palestinos.

El asalto, precedido de un bombardeo de artiller¨ªa, dur¨® 40 horas y, adem¨¢s de un n¨²mero indeterminado de muertos, hubo decenas de desaparecidos.

Una comisi¨®n parlamentaria israel¨ª inculp¨® pol¨ªticamente a Sharon, entonces ministro de Defensa, como 'personalmente responsable' de la masacre, raz¨®n por la cual dimiti¨® de su cargo.

Los hechos de Sabra y Chatila, como ayer recordaron los abogados belgas, nunca han sido juzgados.