Estado de excepci¨®n en Guatemala tras la fuga de 79 presos peligrosos

Las tareas de b¨²squeda, que han movilizado al Ej¨¦rcito y a las fuerzas policiales, ofrecen hasta ahora un resultado bastante magro: apenas diez de los presos han sido recapturados.Con la suspensi¨®n de los cuatro art¨ªculos constitucionales, las fuerzas de seguridad podr¨¢n limitar el tr¨¢nsito de personas, efectuar registros de veh¨ªculos, practicar detenciones y llevar a cabo interrogatorios sin orden judicial. No obstante, el Congreso, que preside el ex general golpista Efra¨ªn R¨ªos Montt, deber¨¢ determinar el alcance de las restricciones.

Varios dirigentes sociales se acercaron ayer al Palacio Legislativo para dar seguimiento al tr¨¢mite de aprobaci¨®n del decreto, que ser¨¢ publicado hoy en el Diario Oficial. El Gobierno ha insistido en que los derechos de huelga, reuni¨®n y manifestaci¨®n quedar¨¢n intactos. Espantada por la cantidad y la calidad de los convictos escapados, que son la flor y nata del crimen organizado, la poblaci¨®n ha encajado el decreto con resignaci¨®n y se muestra dispuesta a apoyar la medida.

Al mismo tiempo, la indignaci¨®n provocada por la fuga ha acrecentado el rechazo hacia el Gobierno del populista Alfonso Portillo, que en apenas a?o y medio de gesti¨®n ha alcanzado cotas in¨¦ditas de impopularidad, en medio de imparables acusaciones de ineficacia y corrupci¨®n.

Portillo no ha aparecido en p¨²blico desde el domingo. Mientras, se multiplican las voces que exigen la renuncia del ministro de Gobernaci¨®n, Byron Barrientos, y una mayor intervenci¨®n del Ej¨¦rcito en tareas de seguridad interna.

Algunos detalles de la fuga han empezado a conocerse. Seg¨²n fuentes oficiales, los cabecillas de los presos, que acumulan varias penas de muerte y cadenas perpetuas, pagaron un mill¨®n de quetzales (alrededor de 24 millones de pesetas) a las autoridades y guardias de la c¨¢rcel, ahora detenidos. Era el colof¨®n de una serie de transacciones que permitieron a los convictos acumular todo un arsenal de subametralladoras, fusiles y granadas.

La operaci¨®n fue coordinada desde fuera de la c¨¢rcel. Varios veh¨ªculos particulares esperaban a los capos, que huyeron del lugar a toda velocidad. Las autoridades creen que muchos de ellos cruzaron de inmediato la frontera con El Salvador, cuyas fuerzas de seguridad se encuentran en estado de alerta.