R¨¦plica
La carta del escritor Bashkim Shehu a prop¨®sito de mi libro El trigo de la guerra (Inc¨®modo, carta al director del viernes 22 de junio) constituye un perfecto ejemplo de lo que ¨¦l llama 'revanchismo alban¨¦s' en su forma mitigada o incruenta: todos los serbios, cualquiera que haya sido su posici¨®n individual ante los cr¨ªmenes de los nacionalistas serbios, deben sentirse corresponsables de dichos cr¨ªmenes.
Shehu y otros compatriotas suyos (pienso en su colega Isma¨ªl Kadar¨¦, por ejemplo) parecen convencidos de que existe una 'culpabilidad ¨¦tnica' que obliga a los serbios que nos opusimos al nacionalismo ¨¦tnico de Milosevic y sus aliados a callar ahora ante los cr¨ªmenes del nacionalismo ¨¦tnico alban¨¦s en Kosovo y Macedonia. Por mucho que invoque a Brecht, Mann o Jaspers, su actitud no es muy distinta en esto de la del llamado Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n de Kosovo (ELK), que niega a los yugoslavos y a los macedonios cualquier derecho moral a oponerse al terrorismo irredentista alban¨¦s en sus respectivos territorios nacionales.
Como afirma un gran escritor irland¨¦s, Conor Cruise O'Brien, todos tenemos derecho a indignarnos ante los cr¨ªmenes de cualquier tipo, pero tenemos la obligaci¨®n moral de denunciar los que se cometen en nuestro nombre. En tal sentido, es perfectamente leg¨ªtima la 'verg¨¹enza' que dicen sentir escritores albaneses como Shehu o Veton Surroj ante el fascismo de sus compatriotas nacionalistas, aunque nadie est¨¦ autorizado a exigirles tanto. Bastar¨ªa con que no colaborasen de forma entusiasta con el ELK en la culpabilizaci¨®n colectiva e indiscriminada de los serbios (o de los 'eslavos' en general, como dir¨ªa Kadar¨¦).
La invenci¨®n simult¨¢nea -a la manera de Goldhagen- de un 'holocausto albanokosovar' y de un 'pueblo de verdugos' (los serbios), que granje¨® al ELK no pocas simpat¨ªas durante los meses del bombardeo de Serbia por la OTAN, est¨¢ volvi¨¦ndose ahora contra el nacionalismo alban¨¦s a causa de eso que Shehu llama piadosamente 'revanchismo' (o sea, las agresiones criminales del ELK en Serbia y Macedonia). Por mi parte, nunca he pretendido trivializar los cr¨ªmenes del nacionalismo serbio mediante comparaciones con los del alban¨¦s, pero demostrar que es trivial la explicaci¨®n del conflicto kosovar por la concurrencia de dos nacionalismos ¨¦tnicos sim¨¦tricos exige algo m¨¢s que imputarme el recurso a unos 'pseudo-hechos' gen¨¦ricos. Exige que Bashkim Shehu pruebe que miento y ofrezca su propia versi¨®n (no la de Kadar¨¦, que ya la conocemos).-
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