M¨¦todos y objetivos diversos
El tema merece una reflexi¨®n a conciencia, en el doble sentido de profunda y honesta, porque la movilizaci¨®n de distintos grupos sociales para protestar contra el presente estado de las relaciones econ¨®micas internacionales y proponer alternativas es de suma importancia. Que estas relaciones no van por buen camino lo atestigua la creciente desigualdad y la inaceptable pobreza en un mundo donde existen los medios para que todos sus 6.000 millones de habitantes llevaran una vida digna de seres humanos en el siglo XXI.
La movilizaci¨®n contra la llamada globalizaci¨®n est¨¢ formada por varios movimientos, que se unen en el rechazo, m¨¢s o menos general, del estado del mundo, pero se diferencian en varias cosas. En primer lugar se diferencian en los aspectos particulares de la situaci¨®n que les preocupa. Porque son aspectos diferentes la protecci¨®n del empleo y del mercado nacional, la condonaci¨®n de la deuda de los pa¨ªses pobres, el control de las multinacionales, el freno a los movimientos de capital, la defensa del medio ambiente, la protecci¨®n de las minor¨ªas ¨¦tnicas, etc¨¦tera. No s¨®lo son puntos de vista diversos sino que dan origen a demandas que a veces resultan incompatibles entre s¨ª.
Los movimientos se diferencian todav¨ªa m¨¢s en los m¨¦todos de protesta. Algunos han optado por la discusi¨®n y el estudio, sin por eso apartarse de las demostraciones p¨²blicas. Otros suponen que sus verdades no necesitan mayor discusi¨®n y pasan directamente a las manifestaciones y desfiles pac¨ªficos. Finalmente otros, la parte m¨¢s peque?a pero la m¨¢s ruidosa, usan m¨¦todos de lucha callejera m¨¢s propios de movimientos de liberaci¨®n que de protestas sociales, que frecuentemente degeneran en puro gamberrismo. Dada tanta variedad, resulta poco inteligente e injusto colocar a todos estos movimientos bajo el ep¨ªgrafe de fan¨¢ticos intratables. S¨®lo resultan intratables los violentos, que abusan de las protestas pac¨ªficas para dar salida a sus instintos de agresi¨®n. Los pac¨ªficos debieran estar conscientes del da?o que los disturbios callejeros hacen a sus reivindicaciones.
Todos los movimientos tienen una cosa en com¨²n: no les gusta el mundo en que viven. Porque a sus participantes o bien no les va bien en ¨¦l, o bien les causa ansiedad, les ofende en su sentido de humanidad y justicia, o quiz¨¢ porque transfieren a la sociedad su descontento consigo mismos. Tienen en com¨²n que todos pretenden que se les oiga. Quieren que los poderosos sepan que ellos no est¨¢n de acuerdo. Y los m¨¢s l¨²cidos reclaman a quienes manejan los diversos sub-procesos de la globalizaci¨®n que rindan cuentas a la sociedad de las decisiones que toman sin pensar en el sufrimiento que a veces causan con ellas. Mal har¨ªan los poderosos en no dar o¨ªdos a sus justas protestas y demandas.
Lo que quieren conseguir con sus movilizaciones tambi¨¦n es distinto, tan distinto como es el punto de partida -y los intereses propios- de cada movimiento. Adem¨¢s cuando se analizan los objetivos espec¨ªficos de los diversos movimientos, uno no puede evitar la impresi¨®n de que piden cosas que hoy por hoy parecen imposibles, como puede ser, por ejemplo, que se condone la deuda externa de Brasil (cosa que el gobierno de Brasil no quiere), que se deje de quemar gasolina, o que se elimine el sistema de patentes. Muchos economistas se impacientan con los movimientos antiglobalizaci¨®n, porque ¨¦stos no parecen apreciar las dificultades que tienen sus demandas cuando se analizan a fondo, an¨¢lisis que algunos de sus l¨ªderes, seguros de la verdad y la raz¨®n que les asiste, parecen despreciar. Sus cr¨ªticos les acusan a veces de que no saben lo que piden. Esto es una exageraci¨®n. Pero es obvio que muchas de las cosas justas que piden, aunque simples en su concepci¨®n, son complejas en ejecuci¨®n, como la tasa Tobin, la condonaci¨®n de la deuda o la eliminaci¨®n del trabajo infantil, que s¨®lo a la India le costar¨ªa unos 30.000 millones de d¨®lares para compensar las p¨¦rdidas de las familias.
Quiz¨¢, responder¨ªan ellos, lo que pedimos es imposible hoy, porque nuestras movilizaciones son minoritarias. Si toda la sociedad se movilizara para pedir lo que pedimos, las cosas se volver¨ªan posibles. Es muy probable. Mientras tanto, hay que evitar que por exigir lo mejor dejemos de hacer lo menos malo posible.
Luis de Sebasti¨¢n es catedr¨¢tico de ESADE.
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