Los cazabichos

Ivan Reitman se hizo popular, y se forr¨® de millonadas, con el epid¨¦rmico, trepidante y divertido negocio anticinematogr¨¢fico de Los cazafantasmas. Ahora, en Evolution, no escapa del cerco de aquel ejercicio de efectitos fantasmales y flagela al honor de la pantalla con un burdo remedo -en siniestro, con ba?o de voluntad fracasada de farsa y con humor asombrosamente soso- de aquella mina. Puede resucitar algunos de sus millones, pero no resucita en absoluto lo ¨²nico recordable de aquella pel¨ªcula, que fue su ingenuo encanto.

Lo que no se entiende es que Reitman logre enrolar en esta simploner¨ªa a gente tan seria como David Duchovny. Y menos a¨²n se entiende que haga dar la r¨¦plica a esta estrella televisiva a Julianne Moore, que es una de las mejores, m¨¢s solventes, exigentes y preparadas actrices del cine estadounidense. Sorprende, casi duele, ver a la eminente actriz de Short cuts, T¨ªo Vania y Magnolia hundida en tareas que est¨¢n abismalmente por debajo de lo que se espera de ella.

Pero el dinero manda y ning¨²n obst¨¢culo detiene al embolado de un meteorito completamente canalla, que trae al mundo el regalo de una floraci¨®n tan fertil y veloz de vida extraterrestre, que sus bichos, al final convertidos en un gran bicho, amenazan con comerse cruda nuestra biosfera. Y si Reitman tiene a sus espaldas unos inefables cazafantasmas, ahora se saca de la parte m¨¢s fea de sus tripas unos completamente olvidables cazabichos, tan guapos y bobos, que se termina amando al feo bicho que se los quiere zampar.