El armario
Varias generaciones hemos crecido con aquella frase terrible de que a Federico Garc¨ªa Lorca lo mataron m¨¢s por maric¨®n que por rojo. M¨¢s all¨¢ de las versiones que rodearon el asesinato del poeta granadino, el autor del Romancero gitano y defensor de las minor¨ªas oprimidas se convirti¨® en un s¨ªmbolo de la barbarie contra los homosexuales. Ha pasado mucho tiempo desde 1936, pero los gays y las lesbianas todav¨ªa han de echarse a la calle a defender sus derechos, como ha ocurrido en los ¨²ltimos d¨ªas en las grandes ciudades. Afortunadamente, las leyes democr¨¢ticas han sancionado la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y, hoy en d¨ªa, nadie puede ser discriminado, ni mucho menos castigado, por su opci¨®n sexual. Pero las costumbres reaccionarias, las actitudes sociales despectivas y la pervivencia de guetos siguen marcando la vida cotidiana de muchos homosexuales. Algunos se han atrevido en los ¨²ltimos tiempos a salir del armario, a proclamar sus orientaciones sexuales en un dif¨ªcil equilibrio entre la reivindicaci¨®n de derechos y el respeto a la vida privada. Pol¨ªticos como el diputado catal¨¢n Miquel Iceta o militares como el teniente coronel Jos¨¦ Mar¨ªa S¨¢nchez Silva han proclamado su homosexualidad en un abierto desaf¨ªo a una hip¨®crita moral. No todos los gays son partidarios de este outing, pero de cualquier modo estas actitudes han favorecido el debate social.
Ricardo Llamas, autor de un libro de referencia titulado Homograf¨ªas, ha comentado en m¨¢s de una ocasi¨®n que trayectorias como las de Iceta o S¨¢nchez Silva no son en absoluto c¨®modas. 'No les van a servir para vender m¨¢s discos ni para promocionar una pel¨ªcula ni para abarrotar un local de alg¨²n barrio que frecuenten los homosexuales', ha se?alado Llamas. De lo que se trata, en definitiva, es de que los homosexuales no figuren como v¨ªctimas propiciatorias de chistes burdos, sonrisas maliciosas, discriminaciones laborales, de un desfase entre las leyes y la realidad social. La clave no deber¨ªa estar en salir o no del armario, sino en la eliminaci¨®n de todos los armarios.
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