Microsoft respira
A las pocas horas de que el tribunal de apelaci¨®n norteamericano reenviara el caso Microsoft a un juez inferior, para que reconsiderara el castigo que hab¨ªa de imponerse a la compa?¨ªa por sus pr¨¢cticas de expansi¨®n monopol¨ªstica, todos parec¨ªan contentos. Microsoft se salva, por ahora, de ser dividida en dos compa?¨ªas y los fiscales querellantes ven reconocidas sus tesis. Todos contentos menos el juez que dictamin¨® el caso, a quien el tribunal dirige una severa reprimenda por el excesivo disfrute medi¨¢tico que encontr¨® mientras protagonizaba el proceso y que le llevaba a prodigarse en los medios haciendo declaraciones en las que comparaba a Bill Gates con Napole¨®n. Pero el alivio moment¨¢neo de Microsoft no despeja su horizonte. De entrada, los jueces mantienen que la firma de Gates ha tenido conductas reprobables para expandir su monopolio en el sector de los sistemas operativos a otras zonas del mercado. No tanto porque incluyera su navegador en Windows -la integraci¨®n de aplicaciones tiene sentido si facilita la vida del usuario-, sino porque, desde su posici¨®n de dominio, maniobraba para que los fabricantes de m¨¢quinas inform¨¢ticas marginaran a programas competidores y no los incluyeran en su oferta.
Una vez avalada la veracidad de estos hechos, el centenar largo de querellantes privados que hacen cola en los tribunales contra Microsoft tienen un s¨®lido punto de apoyo para proseguir sus litigios. La Uni¨®n Europea, por su parte, recibe un apoyo indirecto a su propia investigaci¨®n sobre maniobras similares de Microsoft en el ¨¢mbito de los servidores. Y finalmente, y lo m¨¢s serio, cuando un nuevo juez inferior reciba y reabra el caso no tiene por qu¨¦ limitarse a revisar conductas del pasado. Para evaluar la proporcionalidad del castigo puede husmear en lo que est¨¢ haciendo ahora Microsoft. En si persiste en su conducta. Y lo que est¨¢ haciendo ahora Microsoft es preparar el lanzamiento de su nuevo sistema operativo Windows XP.
El ¨²ltimo s¨ªntoma de que Microsoft no ceja lo ha dado la ruptura de las negociaciones con AOL Time Warner de cara a hacerse favores mutuos con el lanzamiento de Windows XP. Microsoft ofrec¨ªa a AOL incluir algunos de sus programas en XP, pero rechazaba que entre ellos estuviera un lector de archivos audiovisuales que lidera el mercado por el que tambi¨¦n pelea Windows Media Player. AOL, a su vez, mantiene impenetrable a usuarios de otros sistemas su mensajer¨ªa instant¨¢nea. Seg¨²n AOL, otra petici¨®n innegociable era que ¨¦sta abandonara su beligerancia judicial contra Microsoft. Y es que en esta lucha forense no est¨¢n s¨®lo los fiscales p¨²blicos. Por detr¨¢s, empujando, hay varias compa?¨ªas, y no precisamente min¨²sculas, algunas de las cuales tambi¨¦n soportan querellas de colectivos particulares por sus maniobras de cara a conseguir el apatecible cliente cautivo.
Los fiscales de los Estados querellantes, que algunos llaman clintonitos, han visto ratificadas sus tesis, pero la iniciativa no est¨¢ en ellos, sino en el Departamento de Justicia. Y ahora la Administraci¨®n federal est¨¢ en manos republicanas. Gates ha invitado a un pacto para evitar una sentencia. Y Bush podr¨ªa ser sensible a la invitaci¨®n. De continuar por la v¨ªa judicial, la galer¨ªa de recursos puede situar el fin del proceso en junio de 2002. Unas fechas en las que el origen del conflicto se habr¨¢ olvidado. Ahora la pelea ya no est¨¢ tanto en el PC dom¨¦stico, sino en los servicios en red, en la gesti¨®n de bases de datos, en las consolas y m¨®viles, y en una futura televisi¨®n interactiva. En todos estos frentes quiere estar Microsoft, pero en todos tendr¨¢ a otros gigantes enfrente. Es obligaci¨®n de las autoridades extremar la vigilancia para que la pelea sea leal. En bien de la industria y el consumidor.
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