El primer ministro serbio afirma que entregar¨¢ m¨¢s criminales de guerra a La Haya
Djindjic desvela que temi¨® una intentona militar por la entrega de Milosevic
Horas despu¨¦s de haber enviado a Slobodan Milosevic a La Haya para que sea juzgado como criminal de guerra, el primer ministro de Serbia y hombre fuerte de Belgrado, Zoran Djindjic, vol¨® a Salzburgo para asistir al Foro Econ¨®mico Mundial que se celebra en esa ciudad austriaca y dejar claro as¨ª que la situaci¨®n est¨¢ controlada. Con todo, en un almuerzo con periodistas, Djindjic reconoci¨® ayer que entregar al ex dictador fue una jugada arriesgada, que temi¨® la reacci¨®n del Ej¨¦rcito y que tampoco est¨¢ muy seguro de las consecuencias. 'Espero que esto no sea el fin de mi carrera', dijo.
En la mesa, el primer ministro serbio explic¨® de forma bien gr¨¢fica que, respecto a Milosevic, s¨®lo ten¨ªa dos opciones. Y que no dud¨® ni un momento en hacer lo que pensaba que ten¨ªa que hacer.
'Ten¨ªamos dos estrategias', dijo, en un estilo m¨¢s parecido al de cualquier ejecutivo del foro que al de un pol¨ªtico de los Balcanes. 'Una, que Milosevic no fuera extraditado, con lo que Serbia hubiera quedado aislada de nuevo de la comunidad internacional y este Gobierno hubiera dimitido', lo que no parece entrar en sus planes. 'Otra, arriesgarnos y entregar a Milosevic sin decreto ni nada, bas¨¢ndonos en el estatuto del tribunal de La Haya; no necesitamos una ley para eso'.
En ning¨²n momento aludi¨® Djindjic, para justificar su decisi¨®n, a razones morales de ning¨²n tipo, a la sangre derramada durante a?os de atrocidades en la ex Yugoslavia, al sufrimiento causado a tantos pueblos o a la necesidad de hacer justicia a los muertos. Simplemente hab¨ªa que entregar a Milosevic para poder cooperar con las potencias occidentales, que el viernes aprobaron un paquete de ayuda de 250.000 millones de pesetas para Serbia. Punto. 'Hemos cerrado una fase de nuestra historia', explic¨® Djindjic con cierta frialdad.
La decisi¨®n caus¨®, obviamente, una escandalera en Serbia, desat¨® una crisis en el Gobierno federal yugoslavo y numerosas voces denunciaron que la entrega del antiguo s¨¢trapa de Belgrado a sus enemigos para ser juzgado es anticonstitucional. '?Crisis? El Gobierno yugoslavo lleva muchos a?os en crisis', explic¨® el primer ministro serbio, para dejar claro que el Ejecutivo federal, francamente, dispone de un poder escaso en Belgrado, y que ¨¦l es quien toma las decisiones.
Es decir, una cierta benevolencia para un Gobierno, el federal yugoslavo, que Djindjic considera que se est¨¢ adentrando con rapidez por la senda de la irrelevancia y que ¨¦l es quien tiene ahora el mando en plaza en Belgrado. El presidente de Yugoslavia, Vojislav Kostunica, se ha quejado de no haber sido consultado, y el primer ministro, Zoran Zizic, ha dimitido en disconformidad con la extradici¨®n. Pero Djindjic revel¨® ayer que no s¨®lo s¨ª estaban informados de la decisi¨®n de enviar a Milosevic a una celda en La Haya, como han alegado, sino que se opusieron activamente a ello. 'Presionamos al Gobierno federal para que hiciera algo', explic¨®. No lo hicieron, y el Gobierno tom¨® sus decisiones.
Para con el Tribunal Constitucional tuvo palabras m¨¢s duras. 'Podr¨ªamos haber esperado meses a?os o toda la vida a que tomaran una decisi¨®n [sobre Milosevic]; adem¨¢s, la mayor¨ªa de sus jueces deber¨ªan estar en la c¨¢rcel'. Esta ¨²ltima afirmaci¨®n levant¨® las cejas de los comensales y provoc¨® alguna risa nerviosa. 'En otro pa¨ªs estar¨ªan en la c¨¢rcel', insisti¨®, serio, Djindjic. 'Pero est¨¢ visto que, en Serbia, no'.
Con todo, Djindjic revel¨® que no las ten¨ªa todas consigo, y que, si no se siente coartado por el Gobierno yugoslavo o por el Tribunal Constitucional, en cambio s¨ª recel¨® de la reacci¨®n de los cuarteles y del mando militar, que durante a?os sigui¨® a Milosevic en su aventurerismo sangriento. 'Est¨¢bamos preocupados por el Ej¨¦rcito; no sab¨ªamos c¨®mo reaccionar¨ªan'.
Junto a sus m¨¢s estrechos colaboradores, Djindjic elabor¨® un plan para hacer frente a una mala reacci¨®n del generalato, que, en ¨²ltima instancia, no se produjo. 'Al final fue m¨¢s f¨¢cil de lo que nos hab¨ªamos imaginado'.
El futuro est¨¢ ahora m¨¢s despejado. 'Vamos a cooperar m¨¢s con el tribunal de La Haya como parte de nuestras obligaciones', dijo Djindjic, tras admitir que la entrega de Milosevic supone un mensaje con triple destinatario. Primero, a la comunidad internacional, reforzado por el hecho de acudir inmediatamente al Foro Econ¨®mico Mundial; despu¨¦s, a la opini¨®n p¨²blica serbia, y luego, 'a la gente de la lista', en referencia a los buscados por el Tribunal Penal Internacional de La Haya.
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