Villalonga se casa al estilo Hollywood
Muchos famosos y pocos pol¨ªticos en la boda del ex presidente de Telef¨®nica
Juan Villalonga y Adriana Abascal sellaron con un s¨ª, quiero su matrimonio, uno de los m¨¢s esperados del a?o y sobre el que, manteniendo las reglas de Hollwyood, mantuvieron un absoluto secreto. El ex presidente de Telef¨®nica de Espa?a y la modelo mexicana, una de las herederas del fallecido empresario Emilio Azc¨¢rraga -con quien vivi¨® varios a?os-, unieron sus vidas en una ceremonia celebrada por lo civil en la mansi¨®n de la novia, valorada en 12 millones de d¨®lares, en el selecto barrio de Bel Air. La pareja estuvo rodeada por famosos del mundo del espect¨¢culo, pero no dej¨® de llamar la atenci¨®n la ausencia de nombres vinculados al Gobierno del PP, que convirti¨® en presidente de Telef¨®nica al que fuera ¨ªntimo amigo y compa?ero de pupitre de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Los escasos pol¨ªticos que se dejaron ver ven¨ªan de M¨¦xico.
El matrimonio con Adriana Abascal culmina una historia de amor rodeada de intereses econ¨®micos
Los autom¨®viles de lujo fueron llegando poco a poco a una cita con el amor fijada en la invitaci¨®n, dise?ada por Cartier, para las seis de la tarde del s¨¢bado (tres de la madrugada del domingo, hora peninsular espa?ola). Pero pocos cumplieron con puntualidad, entre ellos el empresario espa?ol Alberto Cortina y su esposa, Elena Cue, que llegaron en un Lincoln blanco, ¨¦l de chaqu¨¦ y ella de negro, con unos detalles plateados en su vestido.
Al igual que pasar¨ªa con gran parte de los invitados a esta celebraci¨®n, que transcurri¨® principalmente al aire libre, Cortina y su esposa franquearon r¨¢pidamente la puerta de la mansi¨®n para no ser fotografiados o vistos. S¨®lo el don de gentes de Gloria Estefan, vestida de Galiano y acompa?ada por su marido, Emilio, permiti¨® que trascendiera alg¨²n detalle. 'Est¨¢ muy contenta', dijo Estefan a la prensa y a los escasos curiosos congregados a la puerta de la mansi¨®n con la esperanza de ver a los novios.
Ese momento nunca lleg¨®, al estar supuestamente reservado en exclusiva para su venta al mejor postor, como ya ocurri¨® con alg¨²n otro momento clave en la vida de Villalonga y Abascal. Estos acuerdos de mayores se le escaparon a la peque?a Paulina, la hija de un a?o de la pareja, que, juguetona, no dud¨® en asomarse a la puerta de la casa antes de que llegaran los invitados. Cuando faltaba una hora para la ceremonia, la peque?a a¨²n no estaba lista para un acto en el que, seg¨²n uno de los encargados de la boda, cinco ni?os vestidos de crema llevaron las arras.
Aunque las primeras informaciones hablaban de un modelo de ?scar de la Renta, despu¨¦s se cit¨® a Christian DeLacroix como el dise?ador del traje largo de seda chif¨®n que luci¨® la novia, mientras que ¨¦l, Juan Villalonga, acudi¨® a la cita vestido de chaqu¨¦ y corbata. '?Est¨¢n felices de la vida!', exclam¨® una invitada, tras apuntar su nombre en el f¨¦rreo control de seguridad de la casa.
La boda suscit¨® un gran inter¨¦s en Espa?a y M¨¦xico, y es se?alada como la culminaci¨®n de una historia de amor rodeada de intereses econ¨®micos. Abascal y Villalonga comenzaron su relaci¨®n en Madrid en 1998, en medio de la crisis que acab¨® con el matrimonio del que fuera presidente de Telef¨®nica. En estos mismos a?os Abascal tambi¨¦n se vio envuelta en pleitos econ¨®micos, al entablarse una disputa con los herederos legales de Emilio Azc¨¢rraga, con quien Miss Veracuz, de 31 a?os, mantuvo una larga relaci¨®n pero nunca lleg¨® a casarse. A pesar de estos conflictos, la lista de invitados fue amplia y, adem¨¢s de pol¨ªticos y empresarios, incluy¨® a miembros del mundo del espect¨¢culo como corresponde a una ceremonia en Hollywood.
Adem¨¢s del matrimonio Estefan, asisti¨® al enlace la actriz mexicana Salma Hayek, que lleg¨® en un descapotable negro hasta la puerta de la casa, donde entr¨® con rapidez y sin volver la cabeza, aunque los periodistas y curiosos pudieron ver que llevaba un traje color vino y el pelo recogido en una cola de caballo.
En los atuendos de las mujeres dominaron los tonos rojos y floridos mantones de Manila, probablemente para superar el frescor de las noches californianas. Las mesas preparadas para la cena, decoradas con centros de rosas blancas, se dispusieron bajo una gran carpa blanca situada junto a la piscina de esta lujosa mansi¨®n de la calle de Faring. La velada estuvo amenizada con m¨²sica cl¨¢sica y qued¨® claro que no s¨®lo de amor vive el hombre, ya que los novios ofrecieron a sus invitados una cena preparada por Wolfgang Puck, el chef que se encarga del men¨² que degustan las estrellas en la entrega de los Oscar.
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