La justicia ignora cuatro a?os despu¨¦s qui¨¦n es responsable de la tragedia del 'Proof Spirit'
Los cuatro a?os transcurridos no han servido siquiera para determinar a d¨ªa de hoy si las muestras que existen y se han analizado son realmente del l¨ªquido que escap¨® de las tuber¨ªas, prendi¨® y sembr¨® de muerte el puerto de Valencia el 3 de julio de 1997.
Lo que ocurri¨® aquella ma?ana en los muelles de astilleros de Uni¨®n Naval de Valencia (UNV), entonces Uni¨®n Naval de Levante (UNL), fue de tales proporciones que la investigaci¨®n perdi¨® en el mismo lugar de los hechos parte de las garant¨ªas para que pueda resolverse qui¨¦n fue el responsable del siniestro. Lo ¨²nico que aparece como indiscutible, y as¨ª lo se?ala el fiscal del caso, Jaime Cussac, es que un tramo de tuber¨ªa fue manipulado -por razones desconocidas- y las bridas que ensamblaban ese trozo con el resto del trazado ten¨ªan una holgura que permiti¨® la fuga del gas¨®leo que se estaba cargando.
El entramado de empresas subcontratadas que realizaban diferentes tareas en el buque se ha convertido en una densa niebla que no ha dejado, hasta el momento, se?alar a los responsables de la seguridad de los diferentes trabajos que all¨ª se realizaban. El buque super¨® cuarenta d¨ªas antes del suceso una prueba de seguridad de las tuber¨ªas que consisti¨® en hacer circular a trav¨¦s de ellas aire a una determinada presi¨®n, precintar las juntas y colocar sobre ellas espuma de afeitar. Si hubiese habido una fuga, la presi¨®n hubiese variado y en la espuma se hubieran detectado burbujas. No fue as¨ª. El examen fue superado con ¨¦xito. Pero eso, a lo que tanta importancia han dado el armador del barco, el astillero y las aseguradoras, no sirve para determinar nada de lo que ocurri¨® hoy hace cuatro a?os. Las diligencias, en las que el juez instructor ha dado carta blanca permitiendo que se practicaran todo tipo de pruebas, se han atascado en un an¨¢lisis qu¨ªmico que no acaba de certificarse, en la declaraci¨®n de un operario que vive en Holanda y en una pericial que una de las partes anunci¨® como necesaria y sobre cuya realizaci¨®n a¨²n no se ha pronunciado. Una decena de personas han sido imputadas. Pero el delito, o la falta, es una imprudencia sin responsables que mat¨® a 18 trabajadores.
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