Iniciativa-Verds, Mendiluce y EUiA, ?cuadramos el c¨ªrculo?

Espa?a es el ¨²nico Estado de la Uni¨®n Europea que no ha tenido en su parlamento un diputado verde. Es uno de los pocos que tampoco ha tenido jam¨¢s un eurodiputado votado en una lista ecologista. Si exceptuamos el caso de Els Verds en Baleares, tanto los concejales ecologistas en las grandes ciudades como los diputados verdes que obtuvieron esca?o en parlamentos aut¨®nomos ha sido gracias a haberse presentado en coalici¨®n con partidos de izquierda. Los dos concejales verdes que ha tenido Barcelona, Pep Puig y Roser Veciana, lo fueron gracias a haber concurrido el primero hace seis a?os junto a Iniciativa per Catalunya, que dio lugar a Iniciativa-Verds, y la segunda hace dos con Esquerra Republicana.

Por lo general, tanto en Catalu?a como en el resto de Espa?a las candidaturas verdes han vivido un constante proceso de uni¨®n, divisi¨®n, querellas legales por usurpaci¨®n de nombre y s¨ªmbolos, luchas por conseguir el reconocimiento de los verdes europeos, adem¨¢s de posteriores pactos de unos u otros con Izquierda Unida a escala estatal, y fluctuando en Catalu?a con Esquerra Republicana e Iniciativa, o incluso negociando un posible acuerdo con el Partit dels Socialistes. Ha ocurrido, por ejemplo, que quienes en un momento se presentaban como Alternativa Verda compitiendo con Els Verds, luego lo hac¨ªan en la lista de Els Verds-Confederaci¨® Ecologista de Catalunya, para al cabo de dos a?os ir como Iniciativa-Verds, de la que se desvincular¨ªan despu¨¦s para volver a Alternativa Verda, mientras que quienes reten¨ªan la denominaci¨®n Els Verds se coligaban con ERC. Luchas intestinas dif¨ªciles de entender por los miles de electores potenciales y que desanimaban a quienes cre¨ªamos en la opci¨®n ecopacifista.

Iniciativa per Catalunya-Verds, formaci¨®n que preside Joan Saura, deseosa de conseguir un referente estatal y consciente de la dificultad de acuerdo de los grupos verdes con Izquierda Unida, ha potenciado con ¨¦xito un nuevo marco de ¨¢mbito estatal denominado Los Verdes-Izquierda Verde, y para este nuevo proyecto ha conseguido el apoyo del eurodiputado Jos¨¦ Mar¨ªa Mendiluce. Pero a la vez trabaja para recuperar la unidad de acci¨®n con Izquierda Unida y para concurrir en Catalu?a en pr¨®ximos comicios con Esquerra Unida i Alternativa (EUiA), la escisi¨®n, digamos, anguitista de Iniciativa, que tiene como su referente a IU.

Mendiluce, hoy eurodiputado en la lista del PSOE, dirigi¨® en los peores momentos del conflicto de Bosnia la misi¨®n de Naciones Unidas de ayuda a los refugiados. Y cuando dej¨® dicho cargo, defendi¨® con firmeza la intervenci¨®n militar, primero en Bosnia y luego en Kosovo. Ante el conflicto de Bosnia, tanto Izquierda Unida como Iniciativa se opusieron a los ataques a¨¦reos contra las posiciones de la artiller¨ªa serbia. S¨®lo tras las masacres del verano de 1995 admitieron que tal vez se deber¨ªa intervenir, pero nunca bajo la direcci¨®n de la OTAN. Cuando en 1999 se plante¨® la necesidad de intervenir en Kosovo, Iniciativa mostr¨® una actitud ambigua, pero Izquierda Unida, al comenzar los bombardeos, se manifest¨® junto a los futbolistas serbios que daban vivas a Milosevic, y Julio Anguita dijo aquella ¨¦pica frase de 'se bombardea a Milosevic porque es de izquierdas'. Mientras Mendiluce acud¨ªa a actos junto a diputados o concejales del PP, CiU, el PSC y ERC, en los que se apoyaba la intervenci¨®n militar humanitaria, Izquierda Unida y EUiA se manifestaban junto a ciertos ciudadanos serbios que negaban los genocidios de Kosovo y Bosnia o alzando los tres dedos de la mano daban gritos en favor de la Gran Serbia. Evidentemente, el debate sobre estas dos intervenciones militares sacudi¨® ONG, colectivos pacifistas y partidos verdesen toda Europa, y en muchos de ellos se dieron posiciones encontradas. Pero Izquierda Unida y sus socios de EUiA mantuvieron una posici¨®n sin fisuras contraria a la intervenci¨®n militar que demandaban los deportados kosovares.

Por ello, viendo las posiciones totalmente dispares que en pol¨ªtica internacional tiene Mendiluce con sectores de las bases de Iniciativa y sus futuros socios de Esquerra Unida i Alternativa, uno puede pensar si Iniciativa pretende cuadrar el c¨ªrculo. Por otro lado, vista la reacci¨®n que gener¨® la oferta a Mendiluce de dirigir Greenpeace, uno tiene sus dudas acerca de que el dividido conglomerado verde que Iniciativa per Catalunya quiere agrupar acepte al eurodiputado como figura de consenso capaz de unir. Veremos si Joan Saura consigue afortunadamente agrupar, o el resultado es una vez m¨¢s quemar cartuchos.

Xavier Rius-Sant es periodista.