La importaci¨®n de c¨¦lulas madre en Alemania divide a pol¨ªticos e investigadores
El Gobierno fija para 2002 la revisi¨®n de la legislaci¨®n sobre embriones
Los pol¨ªticos alemanes debaten la ingenier¨ªa gen¨¦tica, pero al menos dos centros de investigaci¨®n universitarios han importado ya de Estados Unidos c¨¦lulas madre embrionarias para fines de investigaci¨®n, seg¨²n inform¨® ayer el S¨¹ddeutsche Zeitung. La noticia pone en aprietos al Gobierno de socialdem¨®cratas y verdes, profundamente dividido acerca de la legitimidad de este tipo de investigaci¨®n (que implica la destrucci¨®n de embriones entre 5 y 14 d¨ªas despu¨¦s de su concepci¨®n), permitida de momento gracias a una ley que data de 1990.
La caja de Pandora de esa investigaci¨®n comenz¨® a abrirse a inicios de junio, cuando se supo que un profesor de la Universidad de Bonn, Oliver Birthler, con el respaldo del Gobierno regional, pretende importar de Israel estas c¨¦lulas, que pueden convertirse en cualquier tipo de tejido y, por tanto, son muy prometedoras contra diabetes o Parkinson o para crear ¨®rganos para transplantes. La ley alemana proh¨ªbe la creaci¨®n artificial (a trav¨¦s de la clonaci¨®n, por ejemplo) de c¨¦lulas madre a partir de embriones sobrantes de la reproducci¨®n asistida, pero no impide adquirirlas en otros pa¨ªses e investigar con ellas.
Birthler no es el ¨²nico que pretende aprovechar el vac¨ªo legal, en este caso para trabajar en la regeneraci¨®n de tejidos cerebrales contra enfermedades como la esclerosis m¨²ltiple. Acosados por la prensa, otros investigadores han comenzado a dar la cara. Entre ellos un bioqu¨ªmico de la universidad de Kiel, quien r¨¢pidamente se retract¨® de su anuncio inicial de haber solicitado ya un env¨ªo de c¨¦lulas procedente de la compa?¨ªa australiana ES Cell International, cuyo centro de investigaci¨®n, por motivos legales, est¨¢ en Singapur.
Una investigaci¨®n del S¨¹ddeutsche Zeitung, no obstante, ha revelado ahora que las c¨¦lulas ya est¨¢n en Alemania, importadas por cient¨ªficos de las universidades de L¨¹beck y Colonia. Los env¨ªos proceden de la empresa estadounidense WiCell, que ofrece en Internet c¨¦lulas madre por el m¨®dico precio de 980.000 pesetas. La calidad de estos cultivos, sin embargo, es dudosa.
Enfrentado a los hechos, el Gobierno rojiverde, por el mo-mento, opta por ganar tiempo, tambi¨¦n para superar sus pro-pias diferencias de opini¨®n, por ejemplo, entre la ministra de Investigaci¨®n y Educaci¨®n (partidaria de permitir la importaci¨®n) y su hom¨®loga de Justicia (contraria). El lunes los l¨ªderes socialdem¨®cratas y verdes fijaron para oto?o que el Parlamento decida sobre c¨®mo proceder, y s¨®lo en 2002, tras las elecciones del pr¨®ximo a?o, se encarar¨¢ una revisi¨®n a fondo de la ley sobre embriones de 1990. La oposici¨®n conservadora propondr¨¢ ma?ana una moratoria indefinida sobre las importaciones de c¨¦lulas madre.
El debate, sin embargo, no se ajusta a las tradicionales divisiones partidistas. Tanto dentro de la Uni¨®n Cristiana Democr¨¢tica (CDU) como entre los socialdem¨®cratas hay influyentes voces que abogan por una amplia libertad para que los investigadores alemanes no queden en desventaja frente a sus colegas de otros pa¨ªses. Las posibles curas a partir de c¨¦lulas madres tienen un inmenso potencial econ¨®mico, seg¨²n la industria farmac¨¦utica y biotecnol¨®gica. De hecho, no se sabe si aparte de los investigadores universitarios -que, por ahora y al menos de labios para fuera se han comprometido a esperar los resultados del debate p¨²blico- la investigaci¨®n con este tipo de c¨¦lulas se ha iniciado ya en la empresa privada.
La sombra de los experimentos m¨¦dicos y la aniquilaci¨®n de la vida indigna practicados en el Tercer Reich planean siempre como oscuras advertencias sobre el debate, tal y como ha resaltado una y otra vez Johannes Rau, el presidente alem¨¢n. Tambi¨¦n para discutir estas cuestiones, el canciller socialdem¨®crata, Gerhard Schr?der, m¨¢s bien inclinado a conceder cierta libertad a los investigadores, recientemente cre¨® un Consejo ?tico Nacional que ahora se tendr¨¢ que pronunciar.
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