Humo

No cabe duda de que, al proponer la reforma del Estatuto, Manuel Chaves sorprendi¨® a todos en el ¨²ltimo debate sobre el Estado de la Comunidad. No s¨®lo desconcert¨® al PP: tambi¨¦n a su propio partido -incluyendo a la Ejecutiva Federal- y a los diputados socialistas en el Parlamento Andaluz, que s¨®lo conoc¨ªan la nota que les hab¨ªan pasado antes del discurso orden¨¢ndoles que en cuanto escucharan a Chaves hablar de 'reforma del Estatuto' se pusieran a aplaudir como locos.

Y es que es ya de por s¨ª sorprendente que se proponga una reforma del Estatuto sin explicar en qu¨¦ consiste ni por qu¨¦ se considera necesaria. Aunque la reforma se ampare en el sugestivo t¨ªtulo de 'la segunda modernizaci¨®n de Andaluc¨ªa' -qu¨¦ bien titula Chaves, hay que reconocerlo- y se parapete tras la jaculatoria de las nuevas tecnolog¨ªas. (No se sabe qu¨¦ tienen que ver las nuevas tecnolog¨ªas con el Estatuto ni qu¨¦ puede predicar la Junta en ese terreno cuando las empresas p¨²blicas del sector languidecen o se dedican a perder dinero en bolsa jug¨¢ndose la tesorer¨ªa, como se ha descubierto ¨²ltimamente).

Tampoco se entiende por qu¨¦ hay que comenzar la segunda modernizaci¨®n de Andaluc¨ªa sin que haya concluido la primera y cuando a¨²n ni se han acabado algunas de las obras previstas para el 92, aunque ya se preparen los fastos del d¨¦cimo aniversario de aquel escaparate cuyo precio comenzamos a vislumbrar.

Es comprensible que Chaves est¨¦ encantado con su labor de Gobierno, pero imagino que sabr¨¢ que aqu¨ª hay unas cuantas cosas por acabar: casi veinte a?os despu¨¦s de su promulgaci¨®n, a¨²n queda Estatuto por desarrollar en forma de leyes; nuestras comunicaciones siguen siendo pobres; las conclusiones del foro Andaluc¨ªa en el Nuevo Siglo amarillean sin que nadie les haga caso, y todav¨ªa hay que ponerse a remendar la fusi¨®n de cajas, que, hasta hace poco, era nuestro gran reto para el futuro.

Es cierto que ser¨ªa necesario realizar reformas institucionales -especialmente, las que tienen que ver con la dichosa vertebraci¨®n del territorio-, pero no est¨¢ nada claro que para ello se necesite enmendar el Estatuto. Sobre todo, si se tiene en cuenta que habr¨ªa que recomponer un consenso imposible, aqu¨ª y en Madrid, y que adem¨¢s podr¨ªa abrirse un proceso mim¨¦tico que afectar¨ªa a otras comunidades y provocar¨ªa un considerable caos.

A la luz del escaso reflejo que el asunto ha tenido al norte de Despe?aperros, se ve que la propuesta de Chaves no ha sido tomada muy en serio. Tiene toda la pinta de ser una de esas cortinas de humo a las que tan aficionado es el presidente andaluz. Previsiblemente, es un regate en corto, envolvi¨¦ndose en la bandera blanquiverde, para provocar la automarginaci¨®n del PP, tratando de repetir el fen¨®meno que se produjo con UCD en el refer¨¦ndum del 28-F.

A Chaves le podr¨ªa salir bien la jugada si a¨²n conserva credibilidad. Pero convendr¨ªa tener en cuenta que reivindicando en falso una innecesaria reforma del Estatuto, Chaves no s¨®lo dribla a la derecha, tambi¨¦n burla a la ciudadan¨ªa.