La primera noticia del siglo XX
En el calendario budista de la fortuna, 1941 fue el a?o de la serpiente, o sea, el de la buena suerte, salvo para el teniente Kazuo Sakamaki. Antes de subir a su submarino de bolsillo se roci¨®, como el resto de los pilotos y marinos de la flota japonesa, con colonia marca Cedro de Pek¨ªn. Era obligatorio perfumarse bien antes de afrontar la cita con el destino. Pod¨ªan ya morir con gloria, 'caer' -como dec¨ªa uno de los pilotos- 'como las flores del cerezo'. Aloha y banzai.
A Sakamaki todo le sali¨® mal aquel 7 de diciembre de 1941 en aguas de Pearl Harbor. Pocos segundos despu¨¦s de gritar los tres banzai en homenaje al emperador, volc¨® el minisubmarino, perdi¨® el giroscopio y fue incapaz de conducir el sumergible al interior de la bahia de la Perla. El viento le empujaba cada vez m¨¢s lejos de su objetivo. Termin¨® por encallar en un arrecife. Es la contrafigura de Pearl Harbor, una pel¨ªcula de h¨¦roes, en la que no aparece. Fue el primer prisionero japon¨¦s de la II Guerra Mundial y el ¨²nico que hicieron los norteamericanos, 'inocentes provincianos' aquel d¨ªa que Roosevelt llam¨® 'de la infamia', el d¨ªa del 'gran despiste'. Franco se apresur¨® a enviar un telegrama de felicitaci¨®n al emperador y su Gobierno.
El teniente trat¨® de volar el submarino de bolsillo, pero la carga no explot¨®, perdi¨® a su ¨²nico marinero, Inogoku, y apareci¨®, exhausto y frustrado, en la playa en la que a?os despu¨¦s retozar¨ªan Burt Lancaster y Deborah Kerr durante el rodaje de De aqu¨ª a la eternidad. Intent¨® en vano hacerse el hara-kiri, lo internaron en un campo de prisioneros, donde tampoco logr¨® quitarse la vida, y volvi¨® a Jap¨®n al cabo de cuatro a?os como un antih¨¦roe humillado y ofendido porque segu¨ªa vivo. Sali¨® del trance para convertirse en met¨¢fora del milagro japon¨¦s de posguerra. Lleg¨® a ser alto cargo de la compa?¨ªa Toyota. En 1965 volvi¨® al lugar del crimen. Visit¨® el memorial del Arizona. 'Era el ¨²nico japon¨¦s, los dem¨¢s', dijo, 'eran turistas norteamericanos. No habl¨¦, una palabra con nadie. Nadie supo all¨ª mi verdadera identidad. Me asaltaron una serie de impresiones y recuerdos extra?os...'.
A?os despu¨¦s de terminada la guerra, el almirante Chuichi Hara dijo algo verdadero: 'El presidente Roosevelt ten¨ªa que habernos condecorado a los japoneses. Gracias al ataque a Pearl Harbor Estados Unidos abandon¨® su espl¨¦ndido aislamiento para convertirse, con la victoria y nuestra rendici¨®n en el Missouri, en la primera potencia mundial'. Por a?adidura, Pearl Harbor fue un sacrificio in¨²til: se salvaron los tres grandes portaaviones de EE UU y los dep¨®sitos de combustible, reflotaron gran parte de los nav¨ªos hundidos. Seis meses m¨¢s tarde, tras descifrar el c¨®digo naval japon¨¦s, la Marina estadounidense destrozaba a la nipona en Midway. En 1945, despu¨¦s de la derrota en Leyte (Filipinas), la japonesa era una flotilla de acuario.
Al acercarse el 60? aniversario, la industria norteamericana de la edici¨®n, del v¨ªdeo, de la televisi¨®n, del cine, de los souvenirs y los 'memorabilia', se puso una vez m¨¢s en marcha para recordar un acontecimiento que el periodista Ben Bradlee ha definido como 'la primera noticia del siglo XX'. En cabeza de los libros figuran los escritos por historiadores revisionistas, por lo general, muy de derechas. El presidente Roosevelt lo sab¨ªa, pero se cruz¨® de brazos para permitir el casus belli que meter¨ªa a EE UU de hoz y coz en la guerra contra el nazismo. Tambi¨¦n se ha revisado la figura de Hiro Hito, que no fue un convidado de piedra en los c¨®nclaves de los militaristas japoneses.
La pel¨ªcula Pearl Harbor es, en patriotero, una secuela de Titanic. Una historia de amor embutida en una tragedia hist¨®rica. Un cr¨ªtico ha escrito que por primera vez, al ver un filme de la guerra del Pac¨ªfico, ha querido con toda su alma que ganaran los japoneses.
Manuel Leguineche es autor de Recordad Pearl Harbor, Temas de Hoy.
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