Unidos por los rodajes de Berlanga
Sabes, Luis, cu¨¢l fue el primer rodaje que visit¨¦ en mi vida?', pregunta Jos¨¦ Luis Borau a Luis Garc¨ªa Berlanga. 'No', responde el autor de Pl¨¢cido. 'Pues fue Calabuch', dice Borau. 'No jodas. ?Una pel¨ªcula m¨ªa!', se sorprende, e indica: '?Que conste en acta!'.
Aquello fue en el oto?o de 1956, seg¨²n alardea de memoria Borau. Lleg¨® all¨ª el futuro cineasta antes de la hora en que le citaron, a las tres de la tarde, y se qued¨® hasta el final tomando nota de todo. 'Al terminar me acerqu¨¦ a Luis, que estuvo muy amable, y dimos un paseo por la calle. Me qued¨¦ sorprendido de lo simp¨¢tico que pod¨ªa ser un director de cine', relata Borau.
'Pues, ?sabes, Luis, en el primer plat¨® que yo entr¨¦ en mi vida?', inquiere Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n, que ha esperado turno de palabra pacientemente y en silencio. 'Ni idea', le dice Berlanga. 'En el de El verdugo', responde. 'Entr¨¦ all¨ª por recomendaci¨®n de Ricardo Mu?oz Suay, que recuerdo que me invit¨® a queso. Luego no he vuelto a ning¨²n rodaje que no sea m¨ªo'.
Al observar que Guti¨¦rrez Arag¨®n no daba m¨¢s detalles sobre su visita al lugar donde se coc¨ªa la m¨ªtica pel¨ªcula protagonizada por Jos¨¦ Isbert, Berlanga le pregunta: '?Y no entraste a verme?'. 'No', responde el m¨¢s joven de los tres. 'No me gusta meterme en los sitios donde hay gente trabajando. Pero s¨ª recuerdo que entraban unos por un lado, luego iban m¨¢s por otra parte y al final se chocaban, esas cosas que te gustan a ti, Luis'. 'Pues claro, el caos, que es de donde surge lo bueno', reitera el maestro.
As¨ª que estos tres mosqueteros del cine en el reino de la Academia de Bellas Artes est¨¢n unidos tambi¨¦n por esta curiosa an¨¦cdota que desconoc¨ªan el uno del otro. Ahora tambi¨¦n tendr¨¢n algo en com¨²n: las medallas. 'No se pueden vender, claro, son propiedad de la academia. Pasa como con los oscars. Llevan el escudo de la instituci¨®n rodeado de laurel y en algunas se han ido cayendo las hojas con tanto movimiento', afirman.
Borau se mantiene distante en este debate y antes ha prometido regalarle a Berlanga acciones de Cifesa, una de las compa?¨ªas cinematogr¨¢ficas m¨¢s esplendorosas del franquismo. Berlanga y Guti¨¦rrez Arag¨®n siguen con su tema: 'Esas medallas nos las dan, pero luego nos las quitar¨¢n cuando desaparezcamos', asegura un tanto morboso el autor de Cosas que dej¨¦ en La Habana. 'Siempre me he imaginado c¨®mo debe ser ese momento para las viudas', agrega. 'Ya se sabe, es parte del sadismo que tiene esto', aporta Berlanga.
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