'Estamos en la edad de piedra de la globalizaci¨®n'
'Soy un agitador cultural. M¨¢s eso que otra cosa', dijo ayer el te¨®logo brasile?o Leonardo Boff, de 62 a?os, reci¨¦n llegado de Alemania para dar una conferencia en los cursos de verano que la Universidad Carlos III organiza en su sede de Colmenarejo, en la sierra madrile?a. La palabra de Boff, el te¨®logo famoso, uno de los grandes de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, juzgado y condenado al silencio por la Sagrada Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, resuena cada d¨ªa con m¨¢s fuerza. Como si las severas censuras de Roma hubieran convertido su voz en un grito. Pero Boff no quiere hablar del Vaticano, y teme que sus respuestas evasivas sobre el cardenal Joseph Ratzinger 'se conviertan en el titular' de una entrevista irremediablemente destinada a 'reflexionar sobre la globalizaci¨®n'.
Cuando termin¨® su tesis doctoral en M¨²nich, hace 34 a?os, Leonardo Boff recibi¨® del bolsillo de Joseph Ratzinger, entonces un famoso te¨®logo alem¨¢n, la cantidad de 14.000 marcos para que la publicase inmediatamente en libro. Eran ya dos genios del pensamiento teol¨®gico, uno que empezaba -hoy tiene ya 70 libros traducidos a decenas de idiomas-, el otro, Ratzinger, ya encumbrado, a punto de dar el salto a Roma, de la mano de Juan Pablo II, que tambi¨¦n hab¨ªa estudiado teolog¨ªa en M¨²nich.
'Cuando lo recuerdo, vuelvo a sufrir', dice Boff sobre los posteriores procesos de Roma y sus largas discusiones con el cardenal Ratzinger. 'No es un dolor de amargura, que no tengo, sino de tristeza porque la Iglesia, la obra de Jes¨²s, que llama al ser humano a un gran vuelo de ¨¢guila, rozaba un vuelo de gallina'.
El primer proceso del Vaticano contra Boff fue en 1984 y, al principio, el te¨®logo brasile?o acept¨® las sanciones de la jerarqu¨ªa, y el silencio. 'Por humildad, una virtud cristiana', dice. Pero m¨¢s tarde, en un segundo proceso, ya en los a?os noventa, se rebel¨® porque Roma quiso convertir aquel juicio en una condena global de la teolog¨ªa latinoamericana de la liberaci¨®n. Cuando por fin le impusieron el silencio absoluto, lo echaron de la c¨¢tedra y hasta quemaron -materialmente, aunque parezca incre¨ªble- sus libros, Boff respond¨ª¨® con la canci¨®n de Atahualpa Yupanki: 'La voz no la necesito. S¨¦ cantar hasta con el silencio'. El relato de aquellas tribulaciones se acaba de publicar en Espa?a en un libro del te¨®logo Juan Jos¨¦ Tamayo titulado Leonardo Boff. Ecolog¨ªa, m¨ªstica y liberaci¨®n.
Boff se muestra hoy optimista, casi ut¨®pico, imparable en la defensa de sus ideas, y convencido de haber cambiado 'no de batalla, pero s¨ª de trinchera', le dice a Juan Jos¨¦ Tamayo, profesor de Teolog¨ªa de la Carlos III y director del curso Aportaciones de las religiones a una ¨¦tica mundial, el tema del que hablar¨¢ esta ma?ana el pensador brasile?o.
La globalizaci¨®n como 'esperanza'. La ¨¦tica como 'condici¨®n para el nuevo orden mundial'. La democracia como 'valor universal' -aqu¨ª pone los ejemplos del procesamiento internacional de criminales como Pinochet y Milosevic-. El grito de la tierra. El grito de los hombres. 'Hay que alcanzar niveles muy altos de barbarie para aceptar en silencio el que dos terceras partes de la humanidad est¨¦n excluidas de la riqueza', dice Boff. Y plantea esta 'cuesti¨®n ¨¦tica': '?Cu¨¢nto aguanta el est¨®mago humano las injusticias, la crueldad, la exclusi¨®n, la perversidad social?'
'Esta vez, o nos salvamos todos o nos perdemos todos. Esta vez no habr¨¢ un arca de No¨¦ para preservar a unos pocos', advierte este agitador universal antes de reclamar una '¨¦tica de la compasi¨®n y de la liberaci¨®n'. Es optimista. 'Nacer¨¢ una nueva humanidad, y formas m¨¢s colectivas de gestionar los recursos, un nuevo socialismo'. Eso llegar¨¢ a ser el futuro global, aunque, dice, 'estamos en la edad de piedra de esa globalizaci¨®n'. 'La humanidad est¨¢ viviendo una fase nueva en la que los pueblos se vuelven de su gran exilio, donde estaban dispersados, a la casa com¨²n que es el planeta Tierra, lo que supone una conciencia m¨¢s colectiva, el conocimiento de que somos una familia, una especie entre especies'.
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