Armas peque?as, pero matonas
Esa semana se celebra en Nueva York la primera gran conferencia internacional organizada por Naciones Unidas para controlar el tr¨¢fico il¨ªcito de armas en el mundo, y para poner en marcha un ambicioso plan que permita remediar una de las peores lacras de nuestro tiempo: la proliferaci¨®n de armas ligeras. Esta conferencia nace con la intenci¨®n de abrir un proceso similar al de las minas antipersonas, que culmin¨® con el Tratado de Ottawa. Aqu¨ª, evidentemente, no se perseguir¨¢ la prohibici¨®n absoluta de las armas peque?as, porque es imposible, sino su estricto control, poni¨¦ndose el acento en la transparencia de esta actividad y el aumento de las restricciones en la exportaci¨®n de las armas peque?as. Muchos gobiernos, algunos organismos internacionales y centenares de ONG de todos los continentes trabajan ya desde hace a?os sobre este tema, sensibilizando a sus opiniones p¨²blicas, impulsando iniciativas legislativas de control, promoviendo proyectos de recompra y destrucci¨®n de armas o aumentando los niveles de transparencia informativa sobre el conjunto de las exportaciones de material de defensa. La misma Uni¨®n Europea promovi¨® hace un par de a?os una acci¨®n com¨²n en esta direcci¨®n. No se parte, por tanto, de un vac¨ªo o de una simple buena voluntad, sino de la experiencia acumulada durante a?os de esfuerzo. Espa?a, sin embargo, contin¨²a no tom¨¢ndose en serio este tema, probablemente porque los intereses comerciales van muy por delante de las buenas intenciones que puedan tener algunos departamentos del Ministerio de Asuntos Exteriores en esta cuesti¨®n. Lo cierto es que Espa?a no s¨®lo se ha quedado rezagada respecto a las iniciativas que han impulsado otros pa¨ªses europeos, que progresivamente han tomado conciencia de la gravedad del problema, sino que desaprovecha el impulso de las ONG del pa¨ªs que tratan esta cuesti¨®n desde hace tiempo. Pero hay algo todav¨ªa m¨¢s grave: mientras que de cara a la galer¨ªa se muestran buenas intenciones y deseos de estar a la par de los socios comunitarios, en la realidad se aprovecha cualquier oportunidad para continuar promoviendo la fabricaci¨®n y exportaci¨®n de esas armas, como si en el mundo no hubieran ya bastantes, y no fuera suficiente problema la existencia de 500 millones de armas ligeras no sujetas al control de los Estados. Y es particularmente grave, grav¨ªsimo, que la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) haya promovido y permitido que una de las gigantes empresas norteamericanas dedicadas a la fabricaci¨®n de material militar, la General Dynamics, haga una millonaria inversi¨®n en La Coru?a para transformar la antigua factor¨ªa de Santa B¨¢rbara en una de las m¨¢s modernas del mundo en la fabricaci¨®n de armas ligeras (fusiles de asalto, rifles, etc¨¦tera), y con una clara proyecci¨®n exportadora. Todo eso ocurre al mismo tiempo que el Tribunal de Cuentas descubre que una empresa p¨²blica, la Baz¨¢n, pag¨® en 1998 un total de 546 millones de pesetas a un intermediario para facilitar la venta de dos submarinos a Chile, valorados en 60.000 millones de pesetas. Espa?a no es un gran productor de armas y no se juega su futuro econ¨®mico si se pone de lado de los pa¨ªses que prefieren combatir la estupidez de ir diseminando armas por todo el planeta. Eso se ha hecho impunemente durante d¨¦cadas, con un resultado perverso y necr¨®filo, hasta el punto de que en muchos pa¨ªses tienen ahora m¨¢s v¨ªctimas mortales por armas de fuego que cuando hace unos a?os sufr¨ªan la lacra de una guerra. Se firm¨® la paz, pero las armas y la cultura de la violencia continuaron ah¨ª, como regalo envenenado de una minor¨ªa de industriales y tecn¨®cratas que se benefician directamente de este mercadeo mort¨ªfero. En la conferencia de Naciones Unidas, Espa?a no puede estar jugando a dos bandas o mantenerse en una ambig¨¹edad que en estos momentos no tiene admisi¨®n. Si el Gobierno quiere impulsar una industria de armas ligeras y ser l¨ªder en la exportaci¨®n de la muerte, que lo diga con claridad y lo defienda en Nueva York ante el resto de delegaciones. Si, por el contrario, est¨¢ convencido de la urgencia de controlar esta actividad, ha de ser coherente y empezar tomando medidas en casa, impidiendo que aqu¨ª se fabriquen m¨¢s armas, haciendo completamente transparente esta actividad y ayudando a remediar los males que ha provocado la proliferaci¨®n de armas ligeras en numerosas zonas del planeta. La conferencia de Nueva York, en definitiva, puede ser una magn¨ªfica oportunidad para que Espa?a vuelva a tomar cierto liderazgo en temas relacionados con el desarme de armas convencionales, y el punto de partida de una serie de compromisos que podr¨ªan ver su culminaci¨®n durante su presidencia comunitaria.
Vicen? Fisas es titular de la C¨¢tedra Unesco sobre Paz y Derechos Humanos de la UAB.
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