Tres pisos para menores inmigrantes son cerrados tras las quejas vecinales

El responsable de Tomillo admite que quiz¨¢s a esta entidad, con mucho rodaje en la formaci¨®n de colectivos marginados, le faltaba experiencia en la gesti¨®n de pisos para chicos con problemas de integraci¨®n. Aun as¨ª se presentaron al concurso que el Instituto Madrile?o del Menor y la Familia (IMMF), tutor de los muchachos, convoc¨® para adjudicar la gesti¨®n de estas casas de acogida.

La gerente del IMMF, Esperanza Garc¨ªa, y la consejera de Servicios Sociales, Pilar Mart¨ªnez, preguntadas hace una semana sobre este asunto, intentaron quitar hierro a la situaci¨®n. 'Trabajamos con chavales con dificultades y los conflictos no son raros', aseguraron. Tambi¨¦n hicieron hincapi¨¦ en que las quejas vecinales ten¨ªan base. 'No es racismo, se han producido situaciones dif¨ªciles', apostillaron. Garc¨ªa y Mart¨ªnez resaltaron que la dotaci¨®n econ¨®mica recibida por Tomillo, 30 millones de pesetas para un a?o, 'es suficiente para desempe?ar su tarea'. 'Si no fuera as¨ª no se habr¨ªan presentado', a?adieron.

Nechi explica que buena parte de los 18 chavales acud¨ªan a los talleres de alba?iler¨ªa y de ayudantes de cocina y camarero que Tomillo imparte desde hace a?o y medio en Carabanchel para menores inmigrantes sin familia en Madrid.

'Como a una parte les conoc¨ªamos, pens¨¢bamos que el programa iba a salir mejor. Con estos chicos se trabaja bien de forma individual, pero as¨ª, con todos ellos juntos en tres portales de un mismo bloque, lo que se consigue es que formen un clan, reforz¨¢ndose las actitudes peores. Son chicos que han pasado a?os en la calle, con consumo de alcohol y otras drogas como el pegamento que les alteran, y algunos han vivido de cometer peque?os robos y de la prostituci¨®n', advierte el responsable del programa.

'En los talleres puedes mantener la disciplina porque si un chaval se porta mal se le puede sancionar con varios d¨ªas sin ir, pero en los pisos no tienes esa herramienta: son menores y no se pueden quedar en la calle', afirma Javier Nechi. Despu¨¦s de lo sucedido, Tomillo cree que la alternativa est¨¢ en crear pisos separados entre s¨ª y mixtos, con menores espa?oles y de otras nacionalidades, no s¨®lo magreb¨ªes.

Hartos del alboroto Tras la apertura, el pasado abril, de los tres pisos, las quejas de los vecinos de este barrio de viviendas sociales de Legan¨¦s no tardaron en llegar, y fueron en aumento con concentraciones que ped¨ªan la marcha de los j¨®venes. 'Los vecinos estaban hartos de ruidos y alborotos y de encontrarse a los chavales juntos en los portales, bebiendo y con actitudes que les hac¨ªan sentirse atemorizados. Hemos cerrado antes de que la situaci¨®n se agravase en verano porque, al finalizar los talleres formativos y disponer los j¨®venes de m¨¢s horas muertas, pod¨ªan empeorar las cosas', admite Nechi.

Cada piso contaba con dos educadores. 'Lo habitual son cuatro, pero, al estar las viviendas tan juntas, pensamos que pod¨ªa funcionar. Es verdad que la proximidad pod¨ªa ser un problema, pero aceptamos el reto', a?ade el responsable del programa. De los 18 menores que viv¨ªan en los tres pisos cerrados, 'unos cuatro o cinco pr¨®ximos a la mayor¨ªa de edad han sido destutelados por la Comunidad y el resto est¨¢n siendo reubicados en otros centros', seg¨²n fuentes de Tomillo.

Adem¨¢s de esta asociaci¨®n, otras tres ONG regentan casas de acogida para menores inmigrantes solos en Madrid: el Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad (MPDL), que tiene un piso y va a abrir dos m¨¢s; los Mercedarios de Castilla, con 12 plazas, y la Asociaci¨®n de Trabajadores Inmigrantes Marroqu¨ªes en Espa?a (Atime), con cinco plazas.

Los pisos se abrieron para ofrecer una atenci¨®n m¨¢s especializada a estos menores quesuelen fugarse de los centros para chicos tutelados porque no responden a sus expectativas (ellos se sienten adultos y quieren tener cuanto antes un trabajo y permiso de residencia). En internados de la Comunidad hay otros 60 de estos ni?os de la calle.

Tomillo y las otras ONG que trabajan con estos muchachos han reiterado a la Comunidad la importancia de documentarles con un permiso de residencia. Consideran que los papeles, necesarios para encontrar un trabajo en condiciones, ayudan a su integraci¨®n. Muchos de estos j¨®venes carecen hasta de pasaporte y, como no quieren ser repatriados con su familia a Marruecos, dan a menudo nombres y datos falsos.