Bush antepone el inter¨¦s comercial y pol¨ªtico
El Gobierno de George W. Bush guardar¨¢ un silencio formal sobre la candidatura de Pek¨ªn como posible sede de los Juegos de 2008. Valoradas las ventajas e inconvenientes que planteaba una posici¨®n opuesta a la nominaci¨®n de la capital china, la Casa Blanca ha antepuesto el inter¨¦s comercial y pol¨ªtico y ha decidido no pronunciarse. Aunque la oposici¨®n de EE UU habr¨ªa sido m¨¢s simb¨®lica que pr¨¢ctica, Bush incluso conf¨ªa en que mejore la situaci¨®n social y pol¨ªtica en China si Pek¨ªn es escogida.
Tres meses despu¨¦s de que China retuviera un avi¨®n esp¨ªa de EE UU junto a su tripulaci¨®n y con ello enfriase al m¨ªnimo la relaci¨®n entre Washington y Pek¨ªn, el Gobierno de Bush demuestra con hechos que la confrontaci¨®n diplom¨¢tica no beneficia a ninguno de los dos pa¨ªses; China sigue llamando a las puertas de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio con el benepl¨¢cito de EE UU, mientras los empresarios estadounidenses se frotan las manos ante la perspectiva de que unas relaciones estables les permitan la entrada en el inmenso mercado del pa¨ªs asi¨¢tico.
George W. Bush, que la semana pasada recuper¨® la relaci¨®n con China en una llamada telef¨®nica personal a Jiang Zemin, trata de convencer al ala dura del Congreso de que la elecci¨®n de Pek¨ªn permitir¨ªa que el pa¨ªs avanzase hacia un proceso de apertura pol¨ªtica y respeto a los derechos humanos.
Al mismo tiempo, el apoyo t¨¢cito que ofrece el Gobierno de EE UU a la nominaci¨®n conlleva un riesgo enorme para la Casa Blanca si China comete alg¨²n acto pol¨ªtico deplorable entre la nominaci¨®n y la celebraci¨®n de los Juegos. Si ¨¦se fuera el caso, un Gobierno republicano y conservador como el de Bush no podr¨ªa oponerse a la exigencia de boicoteo que llegar¨ªa desde el Congreso. Todav¨ªa ayer hab¨ªa congresistas y senadores que hac¨ªan llamamientos a un boicoteo similar al que Jimmy Carter decret¨® para los Juegos Ol¨ªmpicos de Mosc¨² tras la invasi¨®n de Afganist¨¢n en 1979. El congresista dem¨®crata Tom Lantos, el m¨¢s beligerante en su posici¨®n contraria a la nominaci¨®n de Pek¨ªn, compar¨® esa posibilidad con la celebraci¨®n de los Juegos de 1936 en Berl¨ªn durante la Alemania nazi.
Vigilancia internacional
En el Senado la voz m¨¢s agresiva era -como siempre que aflora un asunto que ata?e a un pa¨ªs comunista- la del republicano Jesse Helms, que hizo la misma analog¨ªa con los Juegos del 36 y acus¨® a su propio Gobierno de estar 'cometiendo los mismo errores de entonces con la actual China comunista'. Sin embargo, el l¨ªder de la mayor¨ªa republicana en el Congreso expres¨® finalmente el desinter¨¦s por formalizar una carta de oposici¨®n a la nominaci¨®n de Pek¨ªn y se mostr¨® seguro de que, si ¨¦se llega a ser el caso cuando se anuncie la decisi¨®n, el Gobierno de China se ver¨ªa obligado 'a tratar mejor a sus ciudadanos, porque con la vigilancia internacional a la que ser¨¢ sometido no podr¨¢ esconder violaciones de derechos humanos'.
En todo caso, Bush est¨¢ convencido de que si el COI escoge Pek¨ªn como sede ol¨ªmpica el Gobierno chino actuar¨ªa con mucha mayor cautela en las cuestiones m¨¢s conflictivas, incluido especialmente su deseo de anexionar Taiw¨¢n. Un alto cargo del Gobierno estadounidense asegur¨® en The New York Times que, llegada la nominaci¨®n, 'lo ¨²ltimo que desear¨ªa el Gobierno chino es poner en peligro los Juegos como hicieron los sovi¨¦ticos con Afganist¨¢n'. Adem¨¢s, los asesores de Bush creen que la elecci¨®n de otra sede que no sea Pek¨ªn puede disparar un sentimiento nacionalista en China que no beneficia en nada a la estabilidad internacional.
Bush mantiene sus planes para visitar China en octubre; su secretario de Estado, Colin Powell, preparar¨¢ esa visita en un viaje a Pek¨ªn a finales de este mes.
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