Paso a la pol¨ªtica
La centralidad que Ibarretxe ha otorgado al Parlamento vasco al definir sus l¨ªneas de trabajo para la legislatura que ahora empieza es lo m¨¢s destacado de un discurso que, por una vez, se ha alejado del tono entre burocr¨¢tico y melanc¨®lico que acostumbra a caracterizar la oratoria del lehendakari. Ibarretxe, por fin, parece decidido a optar por la pol¨ªtica. Y la pol¨ªtica se hace en el Parlamento. Es una buena noticia, despu¨¦s del preocupante letargo en que estaba la pol¨ªtica vasca desde las elecciones. Los resultados del 13 de mayo hab¨ªan dejado muda la escena pol¨ªtica vasca. Ibarretxe parec¨ªa c¨®modo en cierto estado de vida contemplativa, la oposici¨®n no recuperaba el habla desde la decepci¨®n electoral y el Gobierno del PP daba la sensaci¨®n de querer olvidar el mal trance vasco mirando a otra parte. El panorama resultaba preocupante porque da la impresi¨®n de que ETA est¨¢ en uno de sus peores momentos, tanto desde el punto de vista pol¨ªtico y social, como desde el punto de vista operativo. Y se hac¨ªa apremiante una pregunta: ?la pasividad del PNV y el pasmo en que ha quedado sumido el PP van a permitir, otra vez, que ETA se recupere y vuelva a tener la iniciativa pol¨ªtica? El discurso de investidura de Ibarretxe parece romper esta inercia. Y en este sentido ha sido una positiva sorpresa.
Por una vez no puede decirse que el discurso de Ibarretxe haya sido reiterativo. Ni siquiera ha buscado v¨ªas de escape como la de apuntarse a alg¨²n foro de di¨¢logo extraparlamentario, de ¨¦stos que son muy gratificantes para los egos de quienes los promueven, pero que de poco sirven en momentos de urgencias pol¨ªticas. El lugar propio del debate pol¨ªtico es el Parlamento. Y ¨¦ste debe ser el foro de la pol¨ªtica de lucha contra la violencia. As¨ª lo ha propuesto Ibarretxe. Su propuesta ha venido acompa?ada de la insistencia en el cumplimiento y desarrollo del Estatuto y de un firme compromiso sobre la actuaci¨®n de la Ertzaina en la lucha contra ETA y contra la violencia callejera. Un Ibarretxe decidido, con calendario y propuestas en la mano. A este hombre nos lo han cambiado.
Evidentemente, no han faltado ni las cl¨¢usulas propias del estilo personal del lehendakari ni las apelaciones a las constantes ideol¨®gicas fundamentales de su partido. En la l¨ªnea de la querencia natural de Ibarretxe por la moralina, que demasiadas veces le ha servido para apartarse de las cuestiones principales, est¨¢ la propuesta de que la C¨¢mara apruebe un manifiesto ¨¦tico de car¨¢cter institucional, respecto a los derechos humanos y las libertades. ?De verdad que es necesario un manifiesto para decir algo tan viejo como no matar¨¢s y no negar¨¢s a los dem¨¢s los derechos y libertades que quieres para ti? En otros discursos del lehendakari este apartado habr¨ªa sonado a concesi¨®n a la impotencia. Pero, en una ocasi¨®n en que ha aparecido decidido y dispuesto a encarar de frente los problemas, era perfectamente prescindible. Es cuesti¨®n de car¨¢cter.
Del fondo ideol¨®gico de la familia nacionalista, Ibarretxe ha insistido en el eterno sonsonete del ¨¢mbito de decisi¨®n vasco. Un tema sobre el que es exigible que se empiece a concretar: ?qu¨¦ significa? ?a d¨®nde quiere llevar? ?cu¨¢l es la mayor¨ªa que se considera determinante? Los globos ideol¨®gicos en momentos en que la prioridad debe ser acabar con ETA son peligrosos. Sin embargo, si la reiteraci¨®n de ¨¦ste y otros temas -como, por ejemplo, la inevitable convidada de piedra a estas fiestas, la se?ora autodeterminaci¨®n- son un recordatorio de que el PNV, como es leg¨ªtimo, no renuncia a su programa b¨¢sico, tienen el inter¨¦s de contribuir a la clarificaci¨®n del debate. Pero obligan a recordar el principio de lealtad mutua que -con el debate sobre el fin de la violencia en el sitio adecuado: el Parlamento- deber¨ªa obligar al bloque democr¨¢tico. Un principio que dice as¨ª: en una primera fase el objetivo de acabar con el terrorismo obliga a todos a cerrar filas en la lealtad a las instituciones, pero con el compromiso, por todas las partes, de que eliminada la violencia cualquiera podr¨¢ plantear su programa de m¨¢ximos siempre que sea democr¨¢tico en su contenido y se plantee por v¨ªas democr¨¢ticas.
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