Espionaje cubano
Me he enterado que Dinio, el famoso cubano venido allende los mares a hacer las Espa?as, no est¨¢ solo en su tarea de explorar el Nuevo Mundo. Con ¨¦l hay dos hermanos y una hermanita, que est¨¢n 'confund¨ªos', dej¨¢ndose llevar por una noche eterna, sacando el m¨¢ximo partido a la fama de su hermanito. La familia Garc¨ªa -que as¨ª se apellida Dinio- se lo est¨¢ comiendo todo en este pa¨ªs que les recibi¨® con los objetivos de las c¨¢maras abiertos. Se dice que los m¨¦ritos de Dinio est¨¢n en su entrepierna, y que por eso escal¨® tan r¨¢pidamente los pelda?os de la fama. Hasta aqu¨ª todo puede ser relativamente comprensible, incluso que los hermanos de Dinio tambi¨¦n tengan debilidad por el dinero f¨¢cil, las luces de las discotecas y las mujeres mayores con el talonario abultado. El clan Dinio es una pi?a en las revistas del coraz¨®n, en las cuales se desgranan la vida y milagros de la saga, e incluso se puede ver el culo del portavoz familiar, Dinio, en la ducha. En el ruedo de las revistas del coraz¨®n, que tanto dinero mueve en este pa¨ªs, esto no escandaliza demasiado. Pero hay quien se hace la gran pregunta: ?formar¨¢n parte Dinio y sus hermanos de la divisi¨®n secreta de cubanos mandados por Fidel para ejercer de gigol¨®s en todo el mundo?
No hace poco se le¨ªa en una revista que Fidel enviaba al extranjero agentes secretos entrenados como m¨¢quinas del amor para enrollarse con todo lo que tuviera piernas y establecer as¨ª una red cubana de espionaje basada en la pura seducci¨®n caribe?a. Sin entrar en consideraciones sobre la veracidad de esta hip¨®tesis, lo que est¨¢ claro es que la imagen de Cuba en el mundo se resiente de su excesiva voluptuosidad carnal, por decirlo de alguna manera. Y adem¨¢s, por lo visto, esta imagen tiene todos los visos de ser real, a juzgar por el clan Dinio que campa a sus anchas en la feria del coraz¨®n. El propio Fidel Castro, despu¨¦s de organizar redadas en el Malec¨®n, se resiente del calor y de los disgustos, se desmaya en la palestra, y cada vez su figura se parece m¨¢s a un pene fl¨¢ccido, si hacemos caso de los cubanos que est¨¢n fuera y no de aquellos que agitan las banderitas durante el discurso de rigor. Por eso est¨¢n Dinio y los dem¨¢s, los James Bond cubanos, ganando terreno con las armas que les dio la naturaleza en una vieja Europa que para ellos es nueva y llena de oportunidades.
Cuba se ha especializado de esta manera en la exportaci¨®n de latin lovers, de machos dispuestos a comerse el mundo, pero con una misi¨®n secreta que no conocemos. Puede que la exportaci¨®n de cubanos casariegos no sea algo que haya planeado Fidel, sino simplemente el resultado de la tentaci¨®n capitalista. Puede que todos ellos vengan escapando de la escasez, buscando una vida mejor y, por qu¨¦ no, puede que en este empe?o usen todos los medios posibles para obtener un m¨¢s alto nivel de vida. De tal forma, Dinio y otros muchos como ¨¦l, quiz¨¢s menos afortunados, solo disponen para empezar a trabajar de su inconmensurable morro. Son los inmigrantes del amor, los casanovas de la aldea global, las m¨¢quinas de sexo que llegaron de ultramar, y ahora est¨¢n m¨¢s de moda que nunca. Lo ¨²nico que han hecho ha sido liarse con el personaje adecuado. Una puerta de entrada a la fama que nos hace preguntarnos si estos agentes secretos habr¨¢n sido entrenados durante las calurosas noches de La Habana a golpe de mojito y a ritmo de son.
Aunque la noche les confunda, ellos est¨¢n aqu¨ª para quedarse. No se puede negar que los cubanos, en general, nos caen bien. Pero no se puede tener la plena certeza de que no sean esp¨ªas de pel¨ªcula porno. Puede que Cuba, que contin¨²a ejerciendo sobre Espa?a un influjo seductor, nos est¨¦ sacando secretos de cama. La isla m¨¢s entra?able del mundo exporta su g¨¦nero humano, y ello contribuye a su aire decadente de viejo nido de piratas. El viejo Fidel se desmorona sobre su discurso y por el mundo viaja su ej¨¦rcito del amor, convirtiendo a Cuba en la primera exportadora mundial de amantes. La revoluci¨®n ha dejado paso a un pa¨ªs cansado, a pesar de la sucesi¨®n asegurada de Fidel. Los emisarios de Cuba en el mundo, entre los cuales se hallan Dinio y sus hermanos, lo saben bien. Por eso aprovechan la tarea de espionaje de alcoba que les ha sido encomendada. Un oficio cuya pr¨¢ctica les ha revelado, a fin de cuentas, que la b¨²squeda de placer es la ¨²nica misi¨®n leg¨ªtima del agente secreto. Y a vivir, que son dos d¨ªas.
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