Mollet inaugura el Parc dels Colors, obra del fallecido Enric Miralles
La obra enlaza tres barrios de la localidad
El grupo La Fura dels Baus ofrecer¨¢ esta noche un espect¨¢culo con motivo de la inauguraci¨®n oficial del Parc dels Colors, obra realizada en Mollet por el fallecido arquitecto Enric Miralles (1955-2000). Se trata de 30.000 metros cuadrados que hilvanan tres barrios de la localidad: Plana Lled¨®, Can Borrell y Santa Rosa. En el espacio conviven las plantas con el agua y esculturas evocadoras de formas urban¨ªsticas.
Santa Rosa es un barrio residencial de siempre; Can Borell, una especie de ensanche donde han firmado obras algunos de los arquitectos catalanes contempor¨¢neos m¨¢s conocidos, y Plana Lled¨®, un barrio nacido con el desarrollismo. El l¨ªmite de la zona es la B-30, tras la que se halla el parque agr¨ªcola de Gallecs, donde en los estertores del franquismo se pretend¨ªa crear una segunda Ciutat Badia. Las protestas consiguieron parar el proyecto, pero no se detuvieron ah¨ª: exig¨ªan tambi¨¦n una zona verde. 'Plana Lled¨® era la segunda zona m¨¢s densa de Catalu?a', recuerda Bernab¨¦ Soto, dirigente vecinal que particip¨® en la simb¨®lica plantaci¨®n de 200 ¨¢lamos hecha por la poblaci¨®n.
Ha tardado m¨¢s de 20 a?os, pero el parque ya existe, convertido, adem¨¢s, en un elemento que hace de Mollet referencia de la arquitectura contempor¨¢nea.
Todo el parque es un conjunto de s¨ªmbolos. Arranca de una rambla que une los tres barrios con el centro de la ciudad. De ah¨ª que esa zona del recinto tenga el car¨¢cter de paseo que culmina en una zona de encuentro con banquitos, fuentes, varios campos para jugar a la petanca (el parque limita con un club de jubilados) y ¨¢rea de juegos para chavales. Tambi¨¦n se ha instalado un mosaico en el que Mollet evoca al autor del parque, reproduciendo su firma y los dibujos con los que se refer¨ªa a la ciudad: tres peces en el mar.
Todas las piezas son originales y creadas para la ocasi¨®n, explica la responsable de las obras, Laia Codinas, aunque en algunos casos sea dif¨ªcil saber cu¨¢l era el prop¨®sito exacto de Miralles. Por ejemplo, hay unas esculturas que reproducen, supuestamente, los nombres de los tres barrios en letras de est¨¦tica de graffiti. Pero lo cierto es que nadie ha sido capaz de descifrar las inscripciones.
Junto a ellas conviven ¨¢rboles (palmeras, eucaliptos, ¨¢rbol del amor y otras especies locales), arbustos (jardineras con tomillo y lavanda) y un segundo bloque escultural que rememora las ruinas del urbanismo de los sesenta, seg¨²n algunas interpretaciones, o un bosque f¨®sil, seg¨²n otras versiones.
El centro del parque lo forma un mirador escalonado que ofrece una perspectiva general de todo el recinto. Los l¨ªmites se hallan protegidos por una especie de enrejado que imita los de las peque?as casas de veraneo de los a?os sesenta.
Bajo el terreno hay una riera de la que se toma el agua para las tres fuentes. En los tres casos sale vaporizada, con la intenci¨®n de provocar un efecto de nebulosa. Los colores se reparten por el suelo: el ocre de la tierra mediterr¨¢nea, el verde de la hierba, el azul de las zonas de fuentes y grandes placas rojas, amarillas, anaranjadas. Tambi¨¦n gris cemento.
La iluminaci¨®n ha sido tambi¨¦n dise?ada especialmente para el recinto: hay dos tipos de farolas, bautizadas como b¨¢culo Mollet y b¨¢culo flor. Los primeros (26 en total) se hallan entrelazados y cuelgan en la zona central del parque. Los segundos semejan una especie de capullo (hay quien ve un silbato) y funcionan como farolas aut¨®nomas; en total hay 90. Finalmente est¨¢n los bancos, denominados Montserrat, en referencia a las sinuosas formas de la monta?a.
Algunos vecinos miran el parque con recelo. La alcaldesa, Montserrat Tura, en cambio, est¨¢ orgullosa. Con ella estar¨¢n hoy, en el acto con el que se homenajear¨¢ a Miralles, la viuda de ¨¦ste, Benedetta Tagliabue; el presidente del Parlament, Joan Rigol; el decano del Colegio de Arquitectos, Joan B. Mur, y sus amigos, los tambi¨¦n arquitectos Antoni Font y Enric Serra.
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