Jalabert, el inevitable
El franc¨¦s aprovecha una ca¨ªda de Basso en los ¨²ltimos kil¨®metros para conquistar su segunda 'Bastilla'
En el Tour de los veteranos (hasta ahora todos los ganadores de etapa tienen m¨¢s de 30 a?os) apareci¨® ayer un joven: Ivan Basso. En el Tour de los franceses, ayer, 14 de julio, apareci¨® un italiano. Ivan Basso. Fue una aparici¨®n fuerte y esperanzadora. Tambi¨¦n corta. Basso se cay¨® a 10 kil¨®metros de la llegada. Su ca¨ªda (en una curva su bicicleta patin¨® sobre una mojada l¨ªnea de pintura blanca de la carretera) fue el empuj¨®n definitivo para que un franc¨¦s, un veterano llamado Laurent Jalabert, ganara la etapa de los Vosgos. 'Allons enfants de la patrie...'. Un alem¨¢n, Jens Voigt, que iba de vigilante en la fuga definitiva, reemplaza a su colega australiano, Stuart O'Grady y es el nuevo maillot amarillo.
En 1965 un debutante italiano de 23 a?os llamado Felice Gimondi gan¨® el Tour. Fue una revoluci¨®n cultural que no volvi¨® a repetirse. Italia espera desde hace a?os, e in¨²tilmente, el advenimiento de un segundo Gimondi que aclare las aguas de su ciclismo. Basso (que no tiene nada que ver con Marino Basso, el sprinter de los a?os setenta) parec¨ªa el candidato m¨¢s claro de los ¨²ltimos tiempos. Es un s¨²per clase ilusionado, amante de su oficio y sensible, de 23 a?os, campe¨®n mundial amateur en 1998 y debutante en el Tour. Desde hace un par de a?os, la gente italiana le sigue atentamente. Su progresi¨®n es un asunto importante. Eligi¨® un buen d¨ªa para que se le viera en el Tour.
Algunos la llamaron la 'etapa anal¨ªtica'. Tres d¨ªas antes de los Alpes, he aqu¨ª una etapa alpina a escala reducida. Cinco puertos (tres terceras y dos segundas), pocos kil¨®metros y un continuo subir y bajar. D¨ªas de esos en los que los ciclistas miran las piernas de los rivales, los gestos, la situaci¨®n, la rapidez de respuesta. D¨ªas en que se sacan conclusiones interesantes (y, si se puede, se aprovechan para dejar fuera de competici¨®n a alguno). D¨ªas tambi¨¦n para ensayar estrategias. ?scar Sevilla, por ejemplo, observ¨® c¨®mo, a pesar de ser un ne¨®fito de 24 a?os, su fama le ha precedido. Un ensayo suyo forz¨® un corte de 15 en el segundo puerto, un tercera. Jan Ullrich, en persona, acab¨® con el intento. 'Cuando vi a Ullrich, me dije 'ad¨®nde voy yo con ¨¦ste', y lo dej¨¦', explicaba Sevilla. No fue un intento vano. Los atentos observadores apuntaron: Armstrong y Botero han tardado m¨¢s de la cuenta en reaccionar; Igor Gonz¨¢lez de Galdeano ha sufrido m¨¢s de la cuenta; Roberto Heras, no s¨¦, parece que le duele mucho la rodilla. Y Mancebo, que esper¨® para su 'a ver qu¨¦ pasa' al ¨²ltimo puerto y se vio estrechamente vigilado por su paisano Carlos Sastre, pudo decir: 'C¨®mo va Sevilla. Va muy bien'.
Todo esto ocurri¨® antes de que llegara Basso y en el escaso llano que preced¨ªa al primer puerto de segunda, antes del avituallamiento, se fuera por piernas. A su rueda, poco despu¨¦s, se form¨® la fuga del d¨ªa. ??igo Cuesta (el ex ONCE que encontr¨® hueco en el Cofidis tras la desaparici¨®n del Linda McCartney), Laurent Roux, Voigt y el peor cliente posible, el libre y desenfrenado Laurent Jalabert en busca de su segunda Bastilla tras el 14 de julio de Mende en 1995, se juntaron a Basso. Fuertes como eran, abrieron hueco. Por detr¨¢s, el US Postal en pleno aprovech¨® para ensayar, en posici¨®n de control, lo que deber¨¢n hacer en d¨ªas venideros (la impresi¨®n que causaron no fue extraordinaria), Todo el mundo lo sab¨ªa, todos lo dec¨ªan: ganar¨¢ Jalabert. Pero nadie esperaba que su triunfo, la del m¨¢s fuerte, quiz¨¢s, la del m¨¢s motivado, seguro, llegara tras la ca¨ªda de Basso. El franc¨¦s aprovech¨® para atacar el desconcierto que sigui¨®, y se hizo con unos segundos que aguant¨®, espl¨¦ndido, hasta el final.
Ivan Basso lleg¨® a m¨¢s de un minuto con la clav¨ªcula rota. Probablemente no salga hoy. Quiz¨¢s en 2002 llegue de verdad el nuevo Gimondi.
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