Tirar la piedra y esconder la mano
Quien tan s¨®lo haya le¨ªdo la Contrarr¨¦plica de Elorza (13 de julio de 2001) a mi R¨¦plica (11 de julio de 2001) a su columna Huir en Euskadi (6 de julio de 2001) habr¨¢ llegado sin duda a la conclusi¨®n de que soy un energ¨²meno intransigente que ha respondido con insultos a su comedida y respetuosa cr¨ªtica. Para lograr ese enga?oso efecto ret¨®rico, Elorza esconde la mano tras tirar la piedra; es decir, guarda escrupuloso silencio sobre el ¨²nico motivo de mi contestaci¨®n: su meridiana alusi¨®n a que, como supuestamente habr¨ªa hecho Tem¨ªstocles, yo he abandonado el campo democr¨¢tico para pasarme con armas y bagajes al enemigo totalitario, los nacionalistas vascos, y ponerme 'bajo la protecci¨®n del rey de Persia'.
Indignado por tama?a insidia, me exced¨ª quiz¨¢ en mi respuesta y, mimetizando su estilo, acus¨¦ a Elorza, sin justificaci¨®n alguna, de trabajar para el PP. Le pido por ello p¨²blicamente disculpas. Debo reconocer que hay una gran diferencia entre Aznar y Zapatero. El segundo es m¨¢s educado y mucho m¨¢s alto.
Tengo una peque?a objeci¨®n a la 'lecci¨®n magistral' de Elorza sobre Esquilo. En su apasionada defensa del dem¨®crata Eteocles, adem¨¢s de confundir la ideolog¨ªa del poeta con la de sus personajes y de profesar una visi¨®n un tanto simplista de las relaciones entre la tragedia y la democracia atenienses, oculta Elorza que, en la obra de Esquilo, el motivo del enfrentamiento b¨¦lico entre Eteocles y su hermano Polinices es tan poco democr¨¢tico como el rechazo del primero a cumplir el pacto entre ambos que les obliga a turnarse en el trono y que el desenlace de esa lucha fratricida que Elorza presenta como una defensa de la democracia por Eteocles es, en el ciclo tr¨¢gico sobre Tebas, el acceso al poder del tirano Creonte, que impide a Ant¨ªgona, en virtud de la ley del Estado, ejercer la piedad fraterna y enterrar a su hermano Polinices.
Pese a lo tentador que resulta, evitar¨¦, a diferencia de Elorza, establecer analog¨ªa alguna entre esos episodios de ficci¨®n y lo que ocurre en Espa?a y en Euskadi: las instituciones y valores de la democracia griega son tan radicalmente distintos de las instituciones y valores de la democracia moderna que cualquier comparaci¨®n pol¨ªtica entre la Grecia cl¨¢sica y nosotros necesita muchas matizaciones para no resultar m¨¢s confundente que aclaratoria.
Celebro, finalmente, que Elorza acepte que hay pa¨ªses con instituciones democr¨¢ticas en los que no impera la democracia (?s¨®lo Israel?) y que encuentre importantes semejanzas entre el nacionalismo vasco y el sionismo, entre Euskadi e Israel. Si se decide a leer El escudo de Arqu¨ªloco, quiz¨¢s encuentre que sobre esas cuestiones y sobre algunas otras hay entre nosotros m¨¢s puntos de acuerdo que de desacuerdo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.