Una ciudad fantasma tomada por la polic¨ªa
El alcalde de G¨¦nova, Giuseppe Pericu, del partido de los Dem¨®cratas de Izquierda, ha expresado la preocupaci¨®n que comparten muchos habitantes del centro hist¨®rico de la ciudad, agobiados por el dispositivo policial que ha militarizado su barrio. 'La polic¨ªa debe de tener en cuenta que estos d¨ªas previos a la cumbre tiene enfrente a meros ciudadanos, no a enemigos'. Pericu no ha ocultado su disgusto por la anticipaci¨®n con la que se ha puesto en marcha el dispositivo de seguridad que deja a los habitantes de la llamada Zona roja -donde se alza el Palacio Ducal, sede de la cumbre del G-8- literalmente atrapados en una jaula.
El enjambre de calles y callejuelas del centro antiguo de G¨¦nova presenta un aspecto similar al de algunos barrios de Belfast en tiempos de marchas y disturbios. Las calles han quedado cortadas en 240 puntos por alt¨ªsimas vallas de metal tupido que quedar¨¢n selladas a partir de ma?ana.
El alcalde hubiera querido menos polic¨ªa y menos vallas, pero al final se ha impuesto un concepto global de seguridad. A ello se a?ade el cierre pr¨¢cticamente total de los comercios y dependencias oficiales, en algunos casos por temor a disturbios y en otros por decisi¨®n gubernamental, con lo que la ciudad quedar¨¢ vac¨ªa y silenciosa. Los d¨ªas previos a la cumbre han estado caracterizados por la psicosis terrorista, con falsas amenazas de bomba que, en dos casos al menos, han resultado reales. Un clima poco propicio para los genoveses, muchos de los cuales han optado por abandonar la ciudad.
A los que se quedan, el alcalde les ha sugerido, atendiendo a una petici¨®n del primer ministro, Silvio Berlusconi, que eviten tender la ropa en las fachadas. No por razones de seguridad, sino por una cuesti¨®n est¨¦tica. Il Cavaliere quiere que G¨¦nova, renovada y restaurada, resplandezca y que sus invitados se lleven una impresi¨®n perfecta de la ciudad, el pa¨ªs y su anfitri¨®n.
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