Lo normal
Miguel Lorente Acosta, m¨¦dico forense y profesor de la Universidad de Granada, present¨® en La Hispalense un libro titulado Mi marido me pega lo normal, en el que descubre algunos puntos de vista sobre el maltrato muy interesantes, comenzando por el t¨ªtulo, sobre el que afirma que se trata de una frase muy repetida por las mujeres cuando, tras una denuncia, se las interroga sobre las posibles agresiones.
Sostiene Lorente que cuando lo anormal se convierte en normal, se debe a que estamos instalados en un orden del que no queremos prescindir y por el que estamos dispuestos a ocultar todo lo que pueda trastornarlo, como suceder¨ªa si lleg¨¢ramos a admitir que la violencia contra la mujer puede ser un mecanismo de control y poder -o sea, de naturaleza estructural- y no siempre fruto de unas circunstancias personales. Es por eso por lo que se la llama violencia dom¨¦stica o familiar, para convertirla en privada y oculta; lo que, a su vez, es el motivo de que pase desapercibida, negada o simulada como accidente en un 90% de los casos. Y es tambi¨¦n por eso por lo que s¨®lo se investiga cuando se lleva a cabo una denuncia, mientras que una agresi¨®n p¨²blica no la necesita.
En su art¨ªculo del jueves pasado, Javier Mar¨ªas escrib¨ªa sobre quienes gobiernan haciendo la Luz de gas de la pel¨ªcula de Cukor, esto es: persuadiendo a las personas 'de que su percepci¨®n de la realidad, de los hechos y de las relaciones personales est¨¢ equivocada'. Exactamente as¨ª dice Miguel Lorente que comienza el maltrato a la mujer, acompa?ado de peque?as violencias impositivas que menguan la resistencia de la v¨ªctima y que van ganando terreno, hasta desembocar en los casos graves que nos alarman.
La mujer as¨ª maltratada carecer¨¢ de autoestima, sentir¨¢ impotencia y abandono, temor, ansiedad y muchos otros s¨ªntomas de los que no ser¨¢ consciente porque el control venci¨® y ella se sentir¨¢ culpable. As¨ª, asegura el autor, se da por igual en todos los niveles socio-culturales, siendo el ¨²nico dato que influye directamente el que hayan sido testigos o v¨ªctimas de malos tratos. Debe ser, efectivamente, violencia estructural si, tal como dice el libro, el 64% de los j¨®venes y el 34% de las j¨®venes piensan que es inevitable.
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