Iluminada
Iluminada Garc¨ªa-Torres es, sin miedo a equivocarme, una pintora esencial; y, si me apuran mucho, dir¨¦ incluso que es una artista necesaria. El descubrimiento reciente de su obra ha despertado mi esp¨ªritu reivindicativo y hasta mi instinto de barricada para denunciar desde aqu¨ª el lugar que se merece en el podio de la pl¨¢stica contempor¨¢nea. Y no es un riesgo (en todo caso, s¨ª un deber) decir que la obra de esta ilicitana comprometida como pocos con el arte -al menos de ese modo tan untado de talento y de verdad- tiene ganado un espacio en la pintura espa?ola del ¨²ltimo cuarto de siglo. Ya s¨¦ que m¨¢s de veinte a?os en Madrid, una etapa en Londres y su reciente regreso a Alicante no dicen demasiado, pero vayamos por partes.
Garc¨ªa-Torres pertenece, por edad y por visi¨®n, a la generaci¨®n de los Nov¨ªsimos, la de F¨¦lix de Az¨²a, Carnero y Gimferrer, y aunque su disciplina no sea precisamente literaria, comparte con ellos la escocedura de lo cl¨¢sico, la sobriedad y una est¨¦tica de semejante factura. Disc¨ªpula destacada de Antonio L¨®pez en la Escuela Superior de BB AA de San Fernando, en Madrid, alberga una impecable formaci¨®n pict¨®rica que pronto se traduce en una obra figurativa de asombrosa madurez, de luz personal y pincelada precisa. La fascinaci¨®n lleg¨® despu¨¦s, tras descubrir en el Museo del Prado la escultura de Ariadna. El encuentro hizo que Iluminada se enfrentara al misterio de la estatua y m¨¢s all¨¢ de la piedra o su estructura, hallara en ella su m¨²sica secreta. El arte fue desde entonces la puerta misma de la vida, el vano que conduce al espacio callado, al territorio del silencio, a los objetos inorg¨¢nicos entre sombras que vibran y que pulsan la armon¨ªa. Despu¨¦s y desde hace diez a?os, el hilo de aquella Ariadna circula por la abstracci¨®n de sus Combinables y ese Trazado espacial continuo que es sustancia geom¨¦trica, orden matem¨¢tico, pero tambi¨¦n latido humano, trazo ¨²nico y raz¨®n po¨¦tica. Insisto. Descubrir a Iluminada Garc¨ªa-Torres es tan necesario como leer a Kavafis o a Mir¨®. Despu¨¦s de Eusebio Sempere y Juana Franc¨¦s, Alicante debe agradecer un hallazgo como ¨¦ste y tomar las oportunas medidas.
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